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Revista Adiós

Las nuevas generaciones chinas celebran cada vez menos el Festival Qinming o "Día de barrer las tumbas"

Publicado: domingo, 05 de abril de 2015



Quemar dinero falso, o incluso fotografías de coches de lujo y iPhones, es una de las tradiciones que se celebran durante el festival "Qingming", fecha en la que las familias chinas "barren las tumbas" y ofrecen regalos como esos en los cementerios para rendir homenaje a sus antepasados. El día en el que se celebra este festival depende, al igual que el Año Nuevo chino, del calendario lunar, por lo que este año coincide con el Domingo de Resurrección, la celebración religiosa más importante entre la comunidad cristiana.
Unos 120 millones de chinos, según cifras barajadas  por el Ministerio de Asuntos Civiles chino durante la celebración del pasado año, suelen acudir a los cementerios en todo el país, para rendir culto a sus antepasados en la festividad del Qingming, el día de los muertos,.
El Qingming, que significa "claridad pura", aunque también es traducido como el "día de barrer las tumbas", se celebra durate la primera semana de abril coincidiendo con el décimo quinto día posterior al equinoccio de primavera. Solo las 150 principales necrópolis de China reciben un total de 6,8 millones de visitantes y suele incrementarse año tras año.
Durante esta festividad, los chinos dejan en las sepulturas alimentos, tabaco y otros enseres con los que alegrar la vida de los muertos en el más allá, pero la tradición más arraigada es la de quemar billetes y varillas de incienso. Esta es una costumbre contra la que el Ministerio trata de disuadir al pueblo chino, ya que la quema de billetes produce cada año numerosos incendios. Sólo en la ex colonia británica de Hong Kong se se pueden llegar a registrar cerca de cien incendios durante estos días debido a la quema de billetes y varillas para homenajear a los muertos, según información documentada por la agencia de noticias Xinhua.
En el año 2008, por primera vez en 2.500 años, el gobierno decidió declarar el Qingming como una jornada festiva, después de que hubiera estado prohibido desde 1949 por el fundador de la República Popular, Mao Zedong, por considerarlo una "superstición feudal".
 Como nota curiosa, más de 300 descendientes de Confucio (551 a.C-479 a.C.), el sabio chino que más ha influido en el pensamiento del país asiático, suelen acudir cada año a Qufu (provincia oriental de Shandong), la ciudad natal del filósofo, para rendirle culto. Según Xinhua, los descendientes de Confucio (Kong Zi, en mandarín), cuyo apellido es Kong, acuden a la tumba del sabio para celebrar una ceremonia conmemorativa.
Sólo un color resplandece en los escaparates de la turística calle que rodea al famoso Templo de los Lamas en Pekín, hogar de los monjes budistas: el dorado, símbolo de la riqueza en la milenaria cultura china, según escribe Sara Díaz desde Pekín para la agencia Efe.
Varios turistas observan atónitos cómo numerosos chinos queman cerca del templo o en las puertas de sus casas cientos de billetes dorados y, para su sorpresa, también lo que parecen billetes reales de 100 yuanes.
"Todo está hecho de papel y es falso. Creemos que los muertos usarán el dinero para comprar algo y lo hacemos por ellos", explicó Chen Hui Ting, una mujer de 32 años. El tirón del consumismo en el mundo terrenal parece superar las fronteras del Más Allá, porque hoy en día los chinos también queman imágenes de todo tipo de productos, desde coches de lujo y Iphones a microondas y ordenadores.
No obstante, la escena más característica de este día, que coincide este año con el 5 de abril, es la tradicional visita de las familias a los cementerios para "barrer las tumbas" de sus seres queridos y depositar platos de comida en las lápidas. Y todo para que sus antepasados puedan recibirlo en el otro mundo y disfruten de los últimos productos en tecnología y auténticos manjares de comida, para descansar el resto de sus días como "auténticos emperadores".
El Festival Qinming, el equivalente en España al "Día de todos los Santos", es una tradición especialmente extendida entre la gente de mediana y tercera edad en el gigante asiático.
La nueva generación de chinos, cada vez más ajenos a las viejas tradiciones culturales, prefiere invertir este día festivo en actividades de ocio. "Nosotros no celebramos el Festival Qingming, ya que es una ceremonia antigua en honor a los ancestros pasada de moda", dijo a Efe un informático de 30 años que aprovechará el fin de semana y el lunes, festivo, para ver a sus padres en Xian, su ciudad natal. De la misma opinión es Liu Lu, una periodista de 27 años: "Yo normalmente no celebro este día, aunque mi madre y mi abuela van al cementerio para limpiar las tumbas de nuestros familiares".
En lo que sí coinciden varios de los jóvenes entrevistados es que los miembros más ancianos de sus familiares muestran un gran respeto y devoción hacia esta tradición. "En mi provincia (Fujian), muchas personas asisten al cementerio para limpiar las tumbas y poner incienso. También es tradición encender petardos en casa o en la calle para celebrar este día", relató Huang Yu, estudiante de postgrado, de 27 años.
Los creyentes chinos no celebrarán el Qingming y darán prioridad a la fiesta de la Semana Santa, según explicó a Efe Lin Li, una cristiana china.
También los hay que intentan sacar provecho de esta festividad. "Por 300 yuanes (46 euros) al minuto puedes contratar a una persona para llorar delante de la tumba", rezaba un anuncio en un periódico local. Aunque no es la única extravagancia que acompaña a esta efeméride. Entre el sector más conservador destaca la creencia de que las mujeres embarazadas no pueden limpiar las lápidas y de que el pelo no puede rozar la frente durante este día.