Publicado: martes, 06 de noviembre de 2012
Probablemente son las palabras que más le ha costado pronunciar en su vida. El día en que su marido murió, Belén sentó a sus hijas de dos y tres años en el salón del recién quebrado hogar y les habló con toda la franqueza y el dolor con los que sólo en una situación extrema una madre puede hablarles a sus hijas: “Papá ha muerto. Los médicos no han podido salvarlo, tenía una enfermedad muy mala y papá no va a volver”. Por duro y desgarrador que pueda sonar, Belén hizo lo correcto.“El niño tiene que aprender lo que es la muerte”.
Silvia Álava es directora del área infantil del centro de Psicología Álava-Reyes. A su consulta llegan muchos niños huérfanos. A ella le preguntamos qué pautas se deben seguir para evitar que los menores queden traumatizados de por vida, cuando la muerte irrumpe en sus familias.
Un reportaje de Eva Luna.
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