viernes, 13 de junio de 2025
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Revista Adiós

El poeta cordobés Manuel Álvarez Ortega fue enterrado ayer en el cementerio “Civil” de Madrid

Publicado: lunes, 16 de junio de 2014

"Noche final y principio"
 
Voy por las calles de Córdoba, perdido en su oscuridad,
recordando tu nombre y el pálido ejemplo de tu vida,
viviendo en cada piedra, en cada rota esquina,
el amargo desierto que un día hiciste con tu muerte.
Vienes conmigo, me rodea la página sagrada de tu cuerpo,
me inunda una ola de voces que hablan de sacrificio,
una garganta abierta a la noche, el cántico de un ángel solo,
me destruye esa gracia que nace de tu roto universo.
 
Quiero retener lo que el amor engendra cuando muere,
las horas que se graban en la arena del más puro deseo,
esa dispersa orilla que se deshace en hilos y despedidas
cuando un cuerpo renuncia a ser víctima de otro cuerpo.
 
Moriré a tus pies, eternidad. Y sólo el duelo de la noche,
acompañado de sombras lúcidas y desdichas, dirá cuánto te amé
solitario por estas calles enlutadas de Córdoba.

 
Manuel Álvarez Ortega, considerado uno de los poetas españoles más europeos del siglo XX y cercano a las corrientes simbolistas y del surrealismo francés, murió el sábado en Madrid a los 92 años, en cuyo cementerio "Civil" ha sido enterrado.
Nacido en Córdoba el 4 de marzo de 1923, su candidatura al Premio Nobel de Literatura fue propuesta ante la academia sueca en 2001 por la universidad de Saint Gallen (Suiza), junto a una treintena de poetas y escritores españoles, iniciativa que repitió en 2003 el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Tras fundar y dirigir la revista "Aglae" entre 1949 y 1953, estuvo becado varias veces por la Fundación March en Francia para estudiar y traducir poesía francesa y escribió las antologías "Poesía francesa contemporánea" (1967), "Poesía simbolista" (1975) y "Veinte poetas franceses del siglo veinte" (2001).
Además, colaboró en otra antología de la poesía belga contemporánea y publicó traducciones de autores franceses como Lautréamont, Laforgue, Saint John-Perse, Eluard, Breton, Segalen, Jarry, Apollinaire, Patrice de la Tour du Pin, Péret, O.V. de L. Milosc entre otros.
Según el poeta y editor Juan Pastor, el fallecido fue "un hombre y una voz para el futuro" que estuvo siempre muy cerca de las vanguardias".
A pesar de estar muy vinculado a la vida literaria de España, "su coherencia y posición de firmeza" le llevaron a "mantenerse alejado de la cultura oficial, de los grandes acontecimientos y de la dictadura cultural de nuestro tiempo", ha recordado Juan Pastor.
Álvarez Ortega está considerado "un poeta clásico de las promociones de posguerra, por la profundidad de pensamiento, la belleza de sus imágenes y por la maestría en el uso del lenguaje", ha añadido Pastor, que ha definido al fallecido como "un poeta de culto que, ajeno a capillas o cenáculos, creó a lo largo de más de setenta años una corriente de vanguardia renovadora de los instrumentos líricos".
Desde su primera obra publicada, "La huella de las cosas" (1948), ha escrito más de una treintena de libros, como "Exilio" (1955) o "Invención de la muerte" (1964), "Oscura marea" y "Oficio de los días".
"Reino memorable", "Génesis", "Fiel infiel", "Carpe Diem", "Escrito en el Sur", "Templo de la mortalidad", "Vulnerable dominio" o "Corpora Terrae", son otras de sus obras.