Publicado: jueves, 08 de mayo de 2014
El autor del artículo, experto en la obra de Robert Allen Zimmerman (Bob Dylan), nos demuestra que el artista ha tratado con inusitada frecuencia en sus escritos y canciones la cuestión de la muerte, aproximándose a la misma en toda su cromática variedad fenomenológica y desde ángulos de visión también variopintos. José Conde, autor del artículo, es uno de los mayores especialistas en la vida y la obra de Bob Dylan. Así comienza el texto portada del número 106 de la Revista Adiós Cultural.
Que Robert Allen Zimmerman (alias Bob Dylan) es, más allá de los estrechos limites de la música en general o del rock & roll en particular, uno de los grandes mitos de la cultura popular del siglo XX, parece estar ya fuera de toda duda. Que además sea un sobresaliente escritor, un gran poeta, ya no es tan del dominio público. Y, sin embargo, Bob Dylan ha escrito canciones y frases memorables por las que ha sido frecuentemente asociado a Shelley, Keats, Burroughs o simbolistas franceses como Verlaine, Villon o Apollinaire, y es también reseñable que haya sido propuesto varias veces por escritores “serios” y diversas universidades para el premio Nobel de Literatura.
Situados en este punto, el Dylan poeta del que hablamos ha tratado con inusitada frecuencia en sus escritos y canciones la cuestión de la muerte, aproximándose a la misma en toda su cromática variedad fenomenológica y desde ángulos de visión también variopintos. La lista de canciones con referencias, alusiones, metáforas o incluso citas bíblicas sobre la proximidad, la realidad, o el transito hacia el final o el principio que la muerte significa sería inabarcable en este artículo. Comentaremos brevemente las que más explícitamente tratan la cuestión que nos ocupa, agrupadas en 3 categorías nacidas del puro arbitrio de quien esto escribe. (…)
Cuando no haya una mano amiga
Que te sirva de consuelo
Recuerda que la muerte no es el fin
No es el fin, no es el fin
(Death is Not the End-Bob Dylan)
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