domingo, 08 de junio de 2025
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Revista Adiós

Por fin se verá en España “La despedida”, la película del viaje de una urna para esparcir sus cenizas en lugares emblemáticos de Europa

Publicado: viernes, 02 de mayo de 2014




"La despedida" es la última película dirigida por Álvaro Díaz Lorenzo (1977) que obtuvo con su primer largometraje, "Café solo o con ellas", el premio del público del festival de Málaga y consiguió entrar en las listas de las películas españolas más taquilleras en 2007. Sin embargo, desde entonces le ha costado encontrar una productora para dar vida a los guiones que acumula. El director se formó en Inglaterra y Estados Unidos, y actualmente combina trabajos para televisión y clases como profesor de inglés.
Esta comedia cuenta la historia de tres treintañeros que emprenden el viaje que ideó su amigo Jose antes de morir de cáncer y cuyos restos llevan en una urna para esparcir sus cenizas en rincones tan emblemáticos como el Coliseo romano o la Torre Eiffel.
Díaz Lorenzo ha realizado una película de bajo coste (ha invertido unos 10.000 euros) con cuatro actores (Joaquín Abad, Diego París y Bart Santana y Marta Nieto) que ya se ha proyectado en dos festivales norteamericanos y uno británico antes de que se estrene en España en el Festival de Cine de Alicante a finales del mes de este mes de mayo. "La despedida" se ha proyectado en el certamen internacional de Las Américas en Austin (Texas) y en el festival de Newport Beach (California), donde fue la única cinta seleccionada de nacionalidad española. Ya en enero el largometraje participó en el certamen de cine independiente London Film Awards, donde se hizo con el premio a la mejor película.
El rodaje duró dos semanas y se ejecutó con una cámara, un micrófono, un "walkie-talkie" y poco más, según ha confirmado el propio director. Entre las anécdotas que cuenta Díaz Lorenzo está la de cómo consiguieron rodar en la Tore Eiffel de París sin pagar ni solicitar permisos municipales: convencieron a los vigilantes del emblemático monumento francés de que la urna que llevaban era realmente la de un amigo suyo recién fallecido.