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Revista Adiós

Un nuevo programa de televisión noruego llamado "El ataúd" invita a celebridades a organizar su funeral

Publicado: domingo, 27 de abril de 2014

Un nuevo programa de televisión en el que varios famosos se encargan de preparar su propio entierro, llamado "El ataúd", provocó en los últimos días un debate acalorado en Noruega.
El programa se emite en el canal noruego NRK, y en el primer episodio se pudo ver como el músico de rock Bjarne Brøndbo, preparaba su funeral y entre otras cosas, decoraba un féretro elegido por él con un autorretrato y escogía la música para la ceremonia.
Según el director del novedoso formato televisivo, Nils Gelting Andresen, con este programa pretenden vencer el tabú cultural que hay establecido en torno a la muerte.
En total se producirán seis capítulos de media hora de duración en el que diversas personalidades, como el aventurero Jarle Andhøy o la diseñadora Fam Irvol, se encargaran de diseñar todos los detalles de sus propias exequias.
Normalmente, la muerte no es un tema que le interese a los programadores de Televisión, hasta que el primero se atreva. Como tuviera el mínimo éxito de audiencia, veríamos programas sobre la muerte en todas las cadenas y en todos los formatos. Así somos.
Al hilo de esto, se puede recordar la polémica que también se suiscitó en Francia con el documental “El Juego de la Muerte” que se presentó como un supuesto piloto para realizar un programa sobre los límites del ser humano al aguantar sufrimiento producido por otro ser humano.
La información sobre el “El juego de la muerte” se puede encontrar en diferentes sitios y tiene su propia entrada en la Wikipedia:
Es un documental coproducido en 2009 por la radio televisión suiza y France télévision. El documental describe un experimento realizado en Francia en 2009 para estudiar la autoridad de la televisión y su influencia sobre la obediencia. El experimento es una nueva versión del experimento de Milgram adaptado a las condiciones actuales y su objetivo es medir de manera significativa la interacción entre la autoridad de la televisión y los valores éticos de los sujetos. Se buscaba concretamente evaluar la capacidad de desobediencia del sujeto a órdenes dadas con la autoridad de la televisión cuando estas le hacían infligir daño a otra persona.
Los sujetos del experimento fueron voluntarios para evaluar la validez de un supuesto nuevo concurso televisivo. Se les hizo creer que participarían en el episodio piloto y que en consecuencia, no obtendrían ningún premio. El falso concurso se llamaría la zona Xtrema y consistiría en una prueba de memoria en que dos personas concursaban para repartirse un premio de un millón de euros. Uno de los concursantes (en el experimento un actor) habría de memorizar una lista de 27 asociaciones verbales en un minuto mientras que el otro concursante (el sujeto real del experimento) era quien debía comprobar la corrección de las respuestas y en caso de error, aplicar un castigo. El castigo consistiría en descargas eléctricas cada vez más fuertes a medida que avanzaba el concurso llegando hasta los 460 voltios. En realidad no había tal castigo. El falso concursante estaba fuera de la vista del sujeto del experimento y los gritos de dolor que este oía habían sido grabados con anterioridad. El experimento recrea pues un plató de televisión, en el que a diferencia del Experimento de Milgram, la autoridad no está representada por un científico, sino por el personal de la televisión; la presentadora, el productor y el público. Paralelamente se medían también las reacciones del público de estudio, que igualmente creía ser público de un episodio piloto. El experimento mostró 81% de obediencia en los sujetos (81% de ellos llegaron hasta el final) y un comportamiento del público sumiso a las exigencias del falso programa. Esto supone un 19% más de obediencia que en el Experimento de Milgram, donde se obtuvo un resultado del 62%, aunque las diferencias entre los dos experimentos hacen difícil establecer paralelismos exactos.
El experimento de Milgram fue una serie de experimentos de psicología social llevada a cabo por Stanley Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, y descrita en un artículo publicado en 1963 en la revista Journal of Abnormal and Social Psychology bajo el título Behavioral Study of Obedience (Estudio del comportamiento de la obediencia) y resumida en 1974 en su libro Obedience to authority. An experimental view (Obediencia a la autoridad. La perspectiva experimental). El fin de la prueba era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal.