miércoles, 28 de mayo de 2025
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Revista Adiós

El triste y solitario velatorio de Leopoldo María Panero

Publicado: domingo, 09 de marzo de 2014


 
Jesús Pozo
“La personalidad singular de que hizo gala en vida Leopoldo María Panero”, dice el periodista César Marrero para la agencia Efe, marcó también el funeral del poeta celebrado el pasado viernes en Las Palmas de Gran Canaria, en el que cajetillas de tabaco y latas del refresco de la “chispa de la vida”, se convirtieron en las casi únicas ofrendas funerarias para honrar al fallecido. Como una última metáfora de su vida.
Cuenta el periodista, que fue testigo del duelo, que los cigarrillos y los botes de “coca colas” fueron llevados hasta el tanatorio por los pocos amigos que desde el jueves por la mañana velaron sus restos antes de su incineración. Los cigarrillos y las latas de refresco como sustitutos y sustitutas de las coronas de flores. Pudo ser el último poema de Leopoldo María Panero. Habría que saber que opinan los expertos en su obra de este último gesto del tan mentado estos últimos días como “poeta maldito”. Y también si conocían esa afición compulsiva por beber el refresco colorao tl y como contaban sus amigos.
Solo tres coronas vio el testigo de la agencia de noticias: una enviada por el Hospital Rey Juan Carlos I de las Palmas, donde residió los últimos 16 años; otra del Ayuntamiento, y una tercera que llevaron familiares de una amiga suya que ahora reside en el extranjero.
Dos únicos amigos estaban allí al mediodía antes de salir el cadáver del tanatorio, Adolfo García y Francisco "Ruso" Rodríguez, a pesar de ser una de las muertes que más papel prensa y pantalla digital ha consumido entre el viernes y el sábado en España. Otra metáfora.
"Habrán pasado por aquí cuatro o cinco, no más", le decía Adolfo García a César Marrero que debió pensar que menos mal que había ido a cubrir la noticia, así serían al menos seis o siete.
Y Adolfo García, que dice Marrero que fue una de las personas que mayor relación tuvo durante su estancia en Las Palmas de Gran Canaria con Panero y al que acogió durante casi una década en la cafetería y librería Esdrújulo, "una segunda casa" para el escritor, y llegó a publicarle siete libros bajo su sello, Ángel Caído Ediciones, tampoco se muerde la lengua:
“Su muerte se ha parecido a su vida, porque tampoco en vida se le prestó a Leopoldo María Panero la atención que se merecía, hasta el punto de que le echaban de los bancos de la calle cuando se quedaba dormido en ellos”. Terrible.
Y Ruso Rodríguez le dice a Marrero: "Como suele ocurrir en este país, después de muerto es cuando será reconocido y pasará a la historia como lo que ha sido: uno de los grandes de la poesía que ha habido en toda la historia de España".
 
No te suicidaste
Joaquín Araújo, amigo íntimo del poeta en los años legendarios del Liceo Italiano, explica la 'construcción' del mito Panero en El Mundo
http://www.elmundo.es/cultura/2014/03/07/53198965e2704e2a248b456b.html