Publicado: martes, 26 de noviembre de 2013
Las Catacumbas de Priscilia de Roma se abrieron el pasado martes al público, el mismo día en el que se inauguró el Museo situado en la Basílica de San Silvestre de Roma para presentar los nuevos descubrimientos después de cinco intensos años de trabajos arqueológicos que han permitido la recuperación de más de 700 fragmentos de sarcófagos que testimonian la escultura funeraria de la época tardo-imperial, la interacción entre el mundo pagano y el cristiano y la evolución cultural entre el III y el V siglo, periodo en el que a las catacumbas se les empezó a dar un uso cristiano.
El cementerio está excavado en piedra volcánica suave y sus túneles tienen una longitud de 13 kilómetros en varios niveles de profundidad. En la primera planta, la más antigua, hay un corredor de galerías en las que se encuentran las fosas comunes en las que se colocaba el cuerpo envuelto en una sábana directamente sobre el terreno.
Las inscripciones en las tumbas estaban en griego o latín, o había pequeños detalles para permitir el reconocimiento de la identidad de las tumbas. Sólo en este primer piso, donde estaban enterrados los mártires, nos encontramos con habitaciones pequeñas, los "cubículos", o tumbas de las familias ricas de mártires, y otra tumba noble, a menudo decorada con pinturas de temas religiosos.
Se muestran, en su mayor parte, las historias bíblicas del Antiguo o del Nuevo Testamento, que son para expresar la creencia en la salvación por Jesús y la resurrección.
En las lápidas aparecen también símbolos frecuentes, significativos para los cristianos e incomprensible para los gentiles: entre los más conocidos está el pescado, que oculta las cinco palabras "Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador" por las iniciales de las cinco letras griegas que componen la palabra fish.
A partir del próximo mes un programa en Google Maps, llamado "Views Priscilla" permitirá a todos los curiosos realizar una visita virtual por el subsuelo romano y se podrá apreciar la Capilla Griega, que aloja pinturas muy elegantes y por eso se le conoce también como la Capilla Sixtina paleocristiana o el arenario central cuyas paredes acogen el fresco del Buen Pastor y el de la Virgen María.
Roma acoge una amplia red de catacumbas, en total incluye más de 60 catacumbas diferentes, con cerca de 750.000 tumbas y la mayoría se encuentran en la vía Apia. Sin embargo, las Catacumbas de Priscila se encuentran en la calle Salaria, y es uno de los cementerios romanos más antiguos. En el cementerio hay una inscripción a una Priscila, que podría pertenecer a la clase senatorial y esto podría explicar el nombre de este cementerio.
Durante las persecuciones de cristianos, las catacumbas servían de refugios donde celebrar misa y tras el edicto de Constatino, del año 313, por el cual se estableció la libertad de religión en el Imperio romano, se convirtieron en santuarios de mártires y centros de devoción o peregrinaje para los cristianos de todo el Imperio Romano.
Otro importante descubrimiento realizado durante este pasado lustro y que se ha presentado ahora es el lugar en el que se ha hallado un fresco que representa la resurrección de Lázaro.
El láser ha sido la técnica utilizada para redescubrir estos antiguos frescos que ahora vuelven a ver la luz y aumentan más si cabe el valor de las Catacumbas de Priscila, que cuentan con obras de arte paleocristiano de gran interés como la primera imagen de la Virgen.
El nuevo fresco , que data del siglo IV d.C, describe el milagro de la resurrección de Lázaro y.se observa un Jesús muy joven, ataviado al estilo imperial, que toca con una varita la momia de Lázaro, todavía en la tumba.
También ha sido resaltado por los especialistas el hallazgo de una "imago clipeata", un particular retrato envuelto por un marco circular típico de la República Romana, que representa a una difunta escoltada por los apóstoles Pedro y Pablo que conducen al paraíso a dos jóvenes que se encuentran rezando. En el retrato se puede admirar también a los mártires Félix y Felipe, considerados dos de los siete hijos de Santa Felicidad y que permanecen sepultados en la Basílica de San Silvestre.
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