Publicado: miércoles, 23 de agosto de 2023
Miguel Mateo. Efe
Hace 6.000 años, tanto en la Península Ibérica como en la zona de Bretaña, se localizaba la cultura megalítica. Menhires y túmulos junto a los famosos dólmenes forman parte de lo que se conoce como la cultura del mega (grande) y lito (piedra).
El Dolmen de Santa Inés se ubica el lugar de enterramientos fúnebres de las civilizaciones de la zona segoviana y va a "marcar un hito de cara a este fenómeno en la provincia", ha detallado el grupo Eresma Arqueológica sobre la importancia de este descubrimiento y el estudio del área en la que se encuentra.
En la provincia de Burgos hay más de 250 y en Salamanca un centenar de construcciones megalíticas, mientras en Segovia, en cambio, apenas hay dos documentadas, una en Castroserna y otra en Bernardos. "Son los primeros que se encuentran, pero no quiere decir que sean los únicos, el problema es que no se han estudiado antes. Por esa razón tiene tanta importancia el yacimiento de Bernardos", donde se ubica el dolmen de Santa Inés, según ha explicado Raúl Martín Vela, arqueólogo del yacimiento. Este experto, junto al equipo de Eresma Arqueológica, han sido los encargados de poder llevar a cabo las excavaciones en el dolmen de Santa Inés desde 2018.
¿Qué es un dolmen?
Se trata del esqueleto de un túmulo; el que se encuentra en Bernardos mide unos 30 metros de diámetro y se halla rodeado de grandes piedras y losas que hacen de la estructura una gran edificación con posibilidad de ser vista desde lejos. Gracias a la colocación de grandes megalitos forman lo que supone la cámara central recubierta por una cripta circular con un corredor o pasillo, mediante la que se entraba a la zona central y se depositaban los cadáveres.
Hablar de dolmen no sólo significa lo que forma parte de la zona central de edificación, sino que todo el conjunto es importante, ya que en un rito funerario pueden dejar huellas por todo el terreno que se está descubriendo. "El yacimiento nos descubre su conocimiento en arquitectura, van apeando piedras y tierra de forma perimetral para contrarrestar los empujes", han afirmado fuentes del yacimiento.
Visto desde fuera sería como una joroba horadada donde los antiguos seres humanos enterraban a sus muertos. Visto hoy, es como si todo el tejado de grandes piedras del túmulo se hubiera venido abajo y que realmente fue así.
Carácter colectivo
Los primeros datos recogidos han descubierto que los enterramientos se realizaban de manera conjunta. Colectivos de personas fallecidas que se enterraban de igual manera. Pese a que "todavía no había jerarquías porque todos estaban enterrados de manera colectiva", se pueden evidenciar "ciertos rasgos de importancia en los ajuares que empleaban con cada uno", según ha detallado el arqueólogo.
De manera sorprendente alrededor del 3.500 AC esta cultura del megalítico tumular se dejó de lado, de forma que se intuye que la interrupción de las jerarquías guerreras, posesión de mejores materiales y dominio de armas rompieron con 2.000 años de enterramientos colectivos. Esta etapa pasó a formar parte de lo que se denominaría sepulturas individuales propias a la Edad del Cobre y Edad de Hierro, asociados a nuevas necesidades defensivas/ofensivas.
Monumento muy completo
Se trata de una construcción de hace más de 6.000 años pero que ha seguido en épocas posteriores siendo importante para el descubrimiento de nuevos enterramientos. "Las fases posteriores se siguen visitando pese a que haya finalizado como lugar de culto al fallecimiento", ha explicado Raúl Martín, quien ha puesto como ejemplo la ermita de Santa Inés, donde se sigue llevando flores pese a que su construcción data de la Edad Media.
Se trata de un lugar de especial visibilidad, el túmulo no se hacía en cualquier parte, se levantaba en una zona que fuera visible desde muy lejos. Junto con la altura, el uso de la piedra de cuarzo combinada con la pizarra (predominante en la zona de Bernardos) hace que la construcción pueda ser vista mejor gracias a la iluminación del sol en este mineral. Posee una orientación especial. La entrada en las galerías hasta el centro de la edificación estaba orientada al sureste, por donde sale el sol durante el solsticio de invierno.
Nuevos descubrimientos
Desde el pasado viernes un nuevo descubrimiento en la zona ha permitido a los investigadores arqueólogos tener esperanzas en que sea ese el principio de un gran trabajo. "El descubrimiento viene a confirmar las sospechas que poseíamos sobre el dolmen" , ha explicado el grupo de arqueología en la zona. Según las investigaciones y hallazgos, en épocas posteriores al Neolítico, periodo en que se construye este dolmen, se revisita como elemento de rituales funerarios.
Esta villa de Segovia localizada en la cabeza del Sexmo de Santa Eulalia, posee una de las fuentes culturales de arqueología más importantes, lo que corrobora el descubrimiento de los restos de un niño de unos 8 años que podría corresponder a la Edad del Cobre y que poseía un ajuar pequeño y se encontraba solo.
En 2018 el Ayuntamiento de Bernardos financió la primera campaña. Ese año se decapó apenas el promontorio, confirmándose las sospechas, ya que había indicios de galería, de cámara. Durante los últimos años se han podido obtener recursos del consistorio, de empresas privadas y una gran labor vecinal de la que se ha podido obtener un patrocinio importante para la continuación de las labores.
Según Raúl Martín Vela, la financiación de las instituciones comunitarias y nacionales son de esperar después del hallazgo en el día de ayer y de la gran labor que se está llevando en la zona.
Miguel Mateo
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https://www.bernardos.es/2021/11/17/articulo-cientifico-sobre-el-dolmen-de-santa-ines/