Publicado: domingo, 18 de junio de 2023
El cementerio de San Rafael y San Roque de Santa Cruz de Tenerife, declarado Bien de Interés Cultural, reabrirá en septiembre tras finalizar las obras de rehabilitación del camposanto, que han supuesto una inversión de casi 800.000 euros.
El alcalde de Santa Cruz de Tenerife en funciones, José Manuel Bermúdez, ha visitado este viernes el cementerio, en el que han recibido sepultura personas "que han tenido que ver con la historia de la ciudad y de la isla y que forman parte de nuestro legado por ser protagonistas de muchos hechos importantes y trascendentales". Además de para el patrimonio histórico de la capital, el camposanto es relevante como "atractivo y reclamo para residentes, visitantes y turistas, ya que hay que recordar que en este mismo espacio cohabitan dos partes: la católica y la anglicana", ha subrayado Bermúdez en una nota.
Por su parte, Carlos Tarife, edil en funciones de Servicios Públicos, ha subrayado la apuesta por rehabilitar edificios de valor histórico como el Palacio de Carta, que ya está operativo para visitantes y turistas, y ha señalado que el cementerio será una instalación accesible donde se podrán desarrollar actividades guiadas. Dámaso Arteaga, concejal en funciones de Obras e Infraestructuras, ha argumentado que la rehabilitación "no ha sido una obra fácil, ya que nunca lo es en un edificio catalogado como BIC, de una actuación que ha rondado los 800.000 euros, lo que ahora nos permite, una vez finalizada la actuación, seguir sumando atractivos a la ciudad y continuar en la senda de recuperar el rico legado de patrimonio histórico que nos identifica como ciudad y nos destaca".
Las modificaciones llevadas a cabo con respecto al proyecto original y que han tenido que contar con el visto bueno de Patrimonio del Cabildo de Tenerife, han tenido que ver, entre otras, con las actuaciones previstas en el proyecto inicialmente aprobado para la Capilla del Calvario, en el que se recogía la reparación de su cubierta, aunque una vez comenzada la obra, se ha comprobado que el estado de la misma inviabiliza su preparación, lo que hizo necesario su demolición y reconstrucción posterior. Algo similar ha sucedido con los cuartos traseros del Portón Católico, donde se recogía la reparación de su cubierta, pero que al iniciarse la obra se comprobó que era inviable, por lo que se procedió a su demolición y reconstrucción.