martes, 16 de abril de 2024
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Revista Adiós

La excavación en una cueva de Gran Canaria muestra más detalles sobre los hábitos funerarios aborígenes

Publicado: jueves, 12 de mayo de 2022

La excavación en una cueva de Gran Canaria muestra más detalles sobre los hábitos funerarios aborígenes

La excavación arqueológica en la cueva sepulcral aborigen de El Carrizal de Tejeda (Gran Canaria) ha localizado restos de tres individuos, dos niños y un adulto joven, y una probable sepultura de otra persona más mayor, que arrojan luz sobre prácticas funerarias aborígenes.

Los datos recogidos en esta investigación, con 249 piezas óseas, contribuyen a saber más sobre las antiguas poblaciones y su desarrollo en el ámbito del Patrimonio Mundial del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, especialmente en lo relativo a sus rituales funerarios, ha informado el Cabildo en un comunicado.

Este depósito adquiere especial relevancia por los niños, muy poco representados y en consecuencia escasamente estudiados en contextos funerarios de la isla.

La cavidad es una oquedad de apenas medio metro de alto, dos de ancho y tres de fondo, con una acumulación de piedras que, presumiblemente, formaron parte del cerramiento original y que ofrece otra visión de las prácticas funerarias de la antigua población canaria para proteger a los restos mortales de los seres perdidos.

La práctica totalidad de las piezas óseas localizadas en las inmediaciones y en el interior de la cueva, incluidas las halladas en estratos inferiores a la capa superficial, presentan un grave deterioro debido a múltiples factores que abarcan la exposición al sol y otras causas meteorológicas, la intrusión de cabras, perros, aves y roedores, la acción de las raíces o la filtración de aguas, además de las intrusiones humanas a lo largo de las décadas de los 80 y los 90, con el consiguiente expolio.

La investigación impulsada por el Instituto del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera del Cabildo se realizó a raíz de la entrega por parte de particulares de restos humanos procedentes de la cueva, que fueron puestos a disposición de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

A partir de ese momento, se rastreó la posible presencia de más individuos, y se trató de determinar el estado de conservación del enclave patrimonial, así como obtener dataciones radiocarbónicas y plantear medidas de conservación y protección para prevenir nuevos expolios.

Además, el enclave ha sido topografiado y georreferenciado con técnicas de fotogrametrías en 3D.

Los resultados de esta intervención arqueológica, guiada por las nuevas técnicas y sistemas de documentación, certifican el enterramiento en el lugar de dos cuerpos infantiles, uno de ellos con una edad estimada entre los 4 y los 5 años, y otro entre los 9 y los 10, además de dos adultos.

El de aparente mayor edad es consignado por el hallazgo de piezas dentales desgastadas, aunque su avanzado deterioro podría guardar relación con otras causas.

La campaña también ha recuperado envolturas vegetales, como trozos de esteras, así como hoja de pino sin carbonizar, que se suman a los encontrados en otras intervenciones de contextos funerarios de la isla con este tipo de arropamientos en individuos infantiles, así como la introducción en los fardos funerarios de acículas de pino para rellenar y dar consistencia al conjunto, sin descartar sus propiedades aromáticas, desecantes y antisépticas.

Asimismo, el análisis de la localización de los restos humanos y orgánicos ha permitido establecer la posición original en la que fueron depositados los cuerpos, con el tronco y la cabeza orientados de norte a sur, es decir, hacia el fondo de la cavidad, y las extremidades inferiores hacia el acceso.

Los investigadores analizan la posibilidad de que el bloque encontrado en mitad de la covacha operara como elemento de división del espacio para la colocación de los cuerpos.

Igualmente, se han extraído muestras para su datación en laboratorio para establecer la cronología de las sepulturas, así como para saber si se produjeron próximos en el tiempo o se trató de una recurrencia, o incluso si existe un grado parental cercano, y para someterlas a análisis de ADN e isotopos estables.

La cumbre de Gran Canaria cuenta con un número escaso de dataciones que abarcan desde el siglo III al XV, en el momento de la conquista castellana, mientras que la datación de uno de los individuos de esta cueva aporta una fecha que corresponde a un periodo estimado entre los siglos VIII y IX, lo que establece una continuidad en el ritual funerario en cueva en esta parte de la isla. Efe.