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Revista Adiós

Los guerreros celtíberos de Numancia, tras morir, eran expuestos a los buitres

Publicado: sábado, 03 de agosto de 2013


Foto Efefuturo.
 
Alrededor de 1.500 habitantes poblaron la antigua ciudad celtíbera de Numancia, desde finales del siglo III a.C. hasta el año 153 a.C. en el que el general romano Emiliano Escipión la destruyó tras un asedio de once meses, según han puesto de manifiesto las excavaciones realizadas en su necrópolis.
El profesor de la Universidad Complutense de Madrid y responsable del Plan Director de las excavaciones de Numancia desde 1993 impartió el pasado jueves una conferencia sobre la necrópolis numantina, sus rituales, élites y género, dentro del ciclo organizado por la Fundación Duques de Soria de ciencia y cultura hispánica "Celtas y Celtíberos".
Jimeno aseguró a la Prensa que las excavaciones en la necrópolis de incineración, que se extiende por una hectárea en una ladera del cerro de la Muela (Garray), han permitido datar que en Numancia, en sus ocho hectáreas de extensión, vivieron tres generaciones.
Los análisis de oligoalimentos realizados en las excavaciones de la necrópolis numantina ha permitido llegar a la conclusión de que las mujeres comían peor que los hombres en la ciudad celtíbera, dominada por la figura del guerrero.
"El hombre comía mucho más cereales y carne mientras que las mujeres comían más bayas y frutos verdes", ha asegurado. Los análisis de los restos humanos señalan que la dieta de los numantinos era rica en componentes vegetales, con un peso importante de los frutos secos y pobre en proteínas animales.
Los estudios han corroborado que los numantinos molían el trigo y las bellotas en los molinos de mano para obtener la harina con la que hacían el pan y cocinaban las gachas, junto con grasa de animal. En cuanto a la carne y el pescado, en especial la trucha -representada en las cerámicas numantinas-, se conservaban secos por medio del ahumado y la salazón.
Las excavaciones en la necrópolis también han puesto de manifiesto que en la sociedad numantina existían oficiantes o sacerdotes para la celebración de sus rituales. Uno de los rituales consistía en exponer a los buitres los cuerpos de los guerreros muertos, porque los numantinos entendían que el buitre hacía de transmisor entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
"Al mismo tiempo que tira de la carne, el buitre coge el espíritu y lo eleva directamente a la deidad, sin intermediarios. Por tanto, los numantinos entendían que era un ritual más puro", ha explicado.
 
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