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Revista Adiós

‘Que me dejen donde caiga’ fue la voluntad de Azaña y por eso sus restos permanecen en el cementerio francés de Montauban

Publicado: miércoles, 17 de marzo de 2021

‘Que me dejen donde caiga’ fue la voluntad de Azaña y por eso sus restos permanecen en el cementerio francés de Montauban

Montauban es una ciudad del sur francés en cuyo cementerio está enterrado el último presidente de la II República, Manuel Azaña. Por eso se ha convertido en un símbolo para los republicanos españoles y para los descendientes de los que se exiliaron tras el golpe de estado de Franco.
Manuel Azaña llegó a finales de junio de 1940 y falleció el 3 de noviembre de ese año. Había dimitido el 27 de febrero de 1939, cuando la Guerra Civil rozaba el ocaso y la caída de Cataluña le hizo comprender que la contienda, para ellos, estaba perdida.
Montauban fue el punto final de un periplo que le llevó a cruzar a pie la frontera y le hizo pasar primero por Pyla-sur-mer. El avance del Ejército alemán en Francia en 1940 provocó su traslado a la zona no ocupada y, tras pasar dos días en la también francesa Périgueux, los contactos de un médico amigo le hallaron refugio allí. "Tuvo la ayuda de la embajada mexicana, pero incluso ahí fue perseguido por policías franquistas", explica a EFE Alain Miranda, cofundador de Caminar, una coordinadora que agrupa a 16 asociaciones republicanas españolas en Francia.
Su salud ya estaba muy deteriorada y pasó sus últimos días junto a su mujer en el actual Hotel Mercure, antiguo Hôtel du Midi, protegido por tres miembros de la legación diplomática de México, país que había apoyado la República y con cuya bandera se cubrió su féretro.
Montauban no fue solo destino de exiliados políticos españoles. La industria de la zona, con fábricas metalúrgicas, entre otras, había atraído desde los años 20 la emigración económica, y a solo 30 kilómetros se instaló el 39 el campo de trabajo y concentración de Septfonds, que internó a miles de refugiados.
De los 500.000 republicanos que cruzaron la frontera tras la pérdida de Barcelona en 1939, dos tercios se acabaron asentando en Francia, país por el que murieron cerca de 35.000 luchando contra la invasión de la Alemania nazi entre ese año y 1945.
No fue de extrañar por tanto la participación de cientos de españoles el 5 de noviembre en el entierro de Azaña. "La noticia había circulado entre los refugiados que estaban no solo en Montauban, sino en la región y más lejos", cuenta a EFE Jean-Pierre Amalric, presidente de la asociación Presencia de Manuel Azaña. "Que me dejen donde caiga", había dicho el también escritor y periodista, y esa voluntad hace que sus restos sigan en el cementerio de esa ciudad, que un presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, visitó por primera vez en febrero de 2019, en el 80 aniversario de la Retirada.
Por eso, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha considerado que los restos del último presidente de la II República española, Manuel Azaña, deben continuar "donde fueron enterrados", en la ciudad francesa de Montauban.
El pasado lunes durante la rueda de prensa junto al presidente de Francia, Emmanuel Macron, al término de la cumbre hispano-francesa en esta localidad gala, Sánchez dijo que el presidente Manuel Azaña forma parte de la historia "compartida entre España y Francia" y que también los familiares coinciden que sus restos "estén donde fueron enterrados".
La Plaza Manuel Azaña o el colegio español homónimo forman parte de la huella actual del político español en esa ciudad, cercana a Toulouse y de unos 62.000 habitantes.
El colectivo republicano en Francia, compuesto en su mayoría por nietos e hijos de aquellos exiliados, como Llamas y Miranda, respectivamente, no se contenta solo con la importancia de la visita de Macron a la tumba.

Con información de Marta Garde.
 
En la fotografía de Alberto Estéves de la agencia Efe, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez y el presidente francés, Emmanuel Macron, en una ofrenda floral en la tumba del expresidente de la República Manuel Azaña en Montauban durante una cumbre bilateral con España programada para, entre otros asuntos, impulsar las relaciones económicas.