Publicado: sábado, 22 de junio de 2013
La editorial malagueña Confluencia ha publicado en España "He derrotado a Hitler", el libro de Rubino Romeo Salmonì en el que se basó la película “la vida es bella” de Roberto Benigni. Según resume la propia editorial “Salmoni fue deportado a Auschwitz en abril de 1944. El 16 de octubre de 1943, consiguió escapar a la violencia que sufrieron las más de mil personas capturadas y deportadas en el gueto de Roma. Seis meses después acabó en manos de los camisas negras de Mussolini y su vida se transformó en un calvario. ‘Un largo viaje hacia la muerte’, lo definió. Tenía veinticuatro años y dejó de ser Rubino Romeo Salmonì para ser el número A15810, un objeto, un animal que tenía que ser eliminado”.
El italiano Rubino Romeo Salmonì, uno de los últimos judíos romanos supervivientes a la persecución nazi falleció el 9 de julio de 2011 en Roma a los 91 años.
Según informaron entonces los medios italianos, Romeo Salmonì (Roma, 1920), identificado en el campo de concentración nazi de Auschwitz con el código A15810, había contribuido a que se conociera en Italia la realidad del Holocausto al que fueron sometidos los judíos por parte del régimen de Adolf Hitler.
Romeo Salmonì llegó a Auschwitz tras ser detenido en abril de 1944 por la Policía fascista en Roma y pasar por el campo de concentración de Fossoli (norte de Italia), con lo que comenzó ese "largo viaje hacia la muerte" al que consiguió sobrevivir.
Volvió a su ciudad natal, Roma, en agosto de 1945 para reencontrarse con sus padres, pero no así como sus hermanos Angelo y Davide, quienes habían sido asesinados por los nazis.
"Todas las mañanas se veían pobres seres pegados a las redes con los cables de alta tensión eléctrica. Estaban cansados de sufrir y se abandonaban a la piedad de Dios para poner fin al infierno de todos los días, al hambre, al frío", había explicado el italiano de su experiencia en los campos de concentración.
Tras conocerse su muerte, la familia de Romeo Salmonì recibió numerosos mensajes de condolencias de parte de las autoridades italianas, sobre todo de las de Roma, cuyo alcalde, Gianni Alemanno, lo definió como un "gran hombre con su valentía y su fuerza".
Por su parte, el presidente de la Cámara Baja italiana, Gianfranco Fini, destacó el hecho de que Romeo Salmonì dedicara "toda su vida a mantener vivo el recuerdo, consciente de que solo la memoria puede representar un eficaz y potente antídoto capaz de impedir la vuelta de los monstruos del pasado".
Carlos Pranger, uno de los editores de Confluencias, sello malagueño que ha publicado en España "He derrotado a Hitler", ha declarado a Efe que "aunque tiene partes crueles, el libro lanza un mensaje de esperanza; el hombre siempre luchará, pase lo que pase, por la vida y la libertad", y que "no sólo los grandes hombres, también las personas corrientes son héroes".
Se trata, según Pranger, de "un relato escrito por una persona normal, no por un escritor, pero funciona y atrapa" porque Salmoni "describe a sus compañeros, a los carceleros, camina entre los cadáveres de Auschwitz-Birkenau, un ejemplo de industrialización de la muerte", y "en ese orden eugenésico, frío, implacable, se aferra a lo que queda de humanidad y sobrevive; es un ejemplo de dignidad".
Frente a los autores clásicos sobre el Holocausto, como Primo Levi y Kerstéz, la lectura del libro de Salmoni "sorprende gratamente por su espontaneidad, sencillez y falta de pretensiones literarias; el autor recoge unos 'fragmentos de memoria' que al final encajan en un puzzle enternecedor", ha añadido el editor.
Ha sido el interés por la obra de Benigni, quien según Pranger "no es sólo un cómico, sino también un hombre culto, leído y un gran escritor", lo que llevó a la editorial andaluza a interesarse por "He derrotado a Hitler".
A manera de epílogo, el libro acaba con una carta de los cuatro hijos de Salmoni --"Querido padre, es cierto que has sido un hombre afortunado..."-- y otra de sus catorce nietos --"Querido abuelo, tú no eres un hombre cualquiera..."--, quienes exhiben el orgullo de ser descendientes suyos y que termina de dotar a esta narración del aire enternecedor que Benigni imprimió a "La vida es bella".