La Cueva Tiznada, ubicada en el municipio de El Paso (La Palma), constituye el primer yacimiento arqueológico con pinturas rupestres conocido en la isla, un hallazgo "histórico" no expoliado, descubierto por casualidad, con el que se podrá abrir nuevas líneas de investigación sobre pinturas rupestres y la cultura benahoarita.
La Cueva Tiznada es un tubo volcánico pintado, jalonado de carbones usados para pintar o tiznar las paredes y que, se encuentra en buen estado de conservación y no presenta ningún indicio o señal de saqueo, según informó el miércoles en rueda de prensa la arqueóloga Nuria Álvarez.
"Cuando los expoliadores visitan un yacimiento, suelen dejar marcas de pisadas, latas de conservas, colillas u otros elementos que ayudan a pensar que ya era conocido con anterioridad. En este caso, no se ha observado ningún indicio de entradas clandestinas, y tampoco se aprecian agujeros de expoliadores", ha explicado la directora del proyecto.
Este descubrimiento resulta un "hecho histórico" para la arqueología benahoarita, pues se trata de la primera cueva "pintada" en la isla de La Palma y, además, fue descubierta de manera fortuita, lo que invita a pensar que no sea la única con estas características, según Álvarez.
También ha considerado "interesante" el hecho de que la Cueva Tiznada se sitúe en el área equivalente al entonces cantón de Aridane, donde se ganó la conquista de La Palma.
Nuria Álvarez dirige este nuevo proyecto de investigación, en el que colaborarán el espeleólogo Eduardo Díaz, la antracóloga Paloma Vidal y el restaurador Jorge Afonso, quienes hasta ahora solo han entrado en la cavidad dos veces tras su redescubrimiento para corroborar la existencia de las pinturas rupestres.
La investigación en torno a la cueva consiste en un muestreo antracológico con la recogida de los carbones situados próximos a las pinturas para evitar su deterioro y un sondeo de la entrada de la cueva para determinar los posibles usos de la cavidad.
Todo ello conlleva un cribado de la tierra extraída para la obtención de los materiales superficiales, un estudio de los materiales arqueológicos y el análisis de los carbones mediante estudios antracológicos para obtener las dataciones del yacimiento.
El mayor cúmulo de carbones se sitúa junto a las pinturas, sobre un suelo pétreo que apenas conserva sedimento, y en otros rincones se han detectado manchas de cenizas con pequeños fragmentos de carbones que indican la presencia de hogares simples.
Unas manchas tan sensibles que se recogerán por completo y sin tamizar para garantizar la supervivencia de los pequeños carbones.
El equipo investigador realizará un sondeo en la boca de la cavidad y en el primer tramo de la misma, zonas "preferidas" para ello dado que reúnen aparentemente paquete sedimentario, que será en parte recogido para posibles análisis, y cuyo material será tamizado en seco con vistas a recoger los posibles materiales arqueológicos.
Las pinturas consisten en trazos verticales no identificados, aunque en algunos casos la morfología de las líneas simula lo que podrían ser antropomorfos, una primera interpretación que, en cualquier caso, hay que abordar con "mucha cautela", según ha informado Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.
La directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Antonia Perera, ha asegurado que la investigación en torno al hallazgo iniciará el estudio de las pinturas aborígenes de La Palma como expresión artística o utilitaria, y permitirá conocer mejor la etología de la población aborigen.
"Con estas muestras pintadas accedemos a la personalidad de la gente aborigen que graba en piedra motivos geométricos, escribe en las pareces de una cueva, moldea con sus manos el barro que ese endurece con fuego y, con todo ello, (los benahoaritas) narran su propia historia, que ahora resulta más completa con los trazos pintados de Cueva Tiznada", ha celebrado.
"Prospección arqueológica en cuevas colgadas de la isla de La Palma" es un proyecto que desde 2017 inspecciona cavidades de difícil acceso ubicadas en barrancos, acantilados o riscos que tuvieron un uso habitacional, funerario o económico por parte de los benahoaritas y que fueron probablemente abandonadas tras la conquista, hace unos 500 años.
A través de la progresión vertical y el uso de un dron, Nuria Álvarez y Eduardo Díaz pueden acceder a aquellas cavidades susceptibles de ser estudiadas, e identificar así los yacimientos arqueológicos con presencia de industria lítica, malacológica, fauna terrestre, restos de cerámica o restos humanos.
Hasta ahora, el equipo ha prospectado más de 30 cavidades en los municipios de El Paso, Puntagorda, Mazo, Puntallana y San Andrés y Sauces, y especialmente aquellas cuevas en las que todavía se pueden encontrar restos arqueológicos prácticamente intactos, sin saqueos o expolios.
Imagen cedida por el Gobierno de Canarias del interior de la Cueva Tiznada, ubicada en el municipio de El Paso (La Palma).