La Sociedad Española de Medicina Interna ha puesto en marcha un registro nacional, con el objetivo de identificar los factores de riesgo para la enfermedad grave provocada por el COVID-19 y desarrollar un modelo de riesgo predictivo.
La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) acaba de publicar los resultados preliminares que contienen datos de 12.213 pacientes hospitalizados con COVID-19 confirmado (dados de alta o fallecidos) y en el que participan, actualmente, 604 investigadores de 146 centros hospitalarios de todas las comunidades.
Este registro permitirá obtener conocimiento sobre aspectos clínicos, diagnósticos, terapéuticos y pronósticos de la enfermedad por SARS-CoV-2 en España, dentro del contexto mundial, y poner en marcha otros múltiples estudios e investigaciones sobre la enfermedad a corto y medio plazo.
En él se han incluido datos epidemiológicos y clínicos, pruebas adicionales al ingreso y a los siete días, tratamientos administrados e información sobre el progreso del paciente con COVID-19, a los 30 días de hospitalización. De los resultados se deduce que la media de edad de los pacientes participantes ha sido de 69,1 años. De ellos, el 56,9 % eran hombres.
Las comorbilidades más frecuentemente detectadas han sido hipertensión (50,2 %), dislipidemia (39,7 %) y diabetes mellitus (18,7 %), similares a las descritas en otras series occidentales, pero todas fueron más frecuentes entre los pacientes españoles.
Respecto a los principales síntomas a la llegada de los pacientes al hospital fueron, predominantemente, fiebre (86,2 %) y tos (76,5 %), mientras que la mialgia (dolor muscular) y la anosmia (pérdida del sentido del olfato) fueron menos comunes que en otros países.
La mortalidad por coronavirus fue similar a la observada en algunas series de datos de China y de Estados Unidos, pero fue mayor que la descrita en Italia e inferior a la observada en el Reino Unido.
Factores demográficos como la edad o las comorbilidades pueden explicar parcialmente las diferencias en la mortalidad por el virus. En España, la mortalidad fue del 21,1 %, con un marcado aumento en función de la edad, y en el tramo 80-89 años, la mortalidad llegó al 42,5 %.
El 31,5 % de pacientes españoles desarrolló dificultad respiratoria, y un alto porcentaje tenía valores de laboratorio anormales al ingreso, con un perfil “inmunoinflamatorio” deteriorado. Fundamentalmente, la linfopenia (52,6 %) y los niveles elevados de dímero D (61,5 %), lactato-deshidrogenasa (70,2 %) y ferritina (72,4 %) fueron los hallazgos más frecuentes. Además, la mayoría de los pacientes recibió tratamiento supuestamente efectivo contra el SARS-CoV-2. Los fármacos antivirales más utilizados fueron la hidroxicloroquina (85,7 %) y el lopinavir/ ritonavir (62,4 %).
El Servicio de Medicina Interna del Hospital García Orcoyen de Estella, por ejemplo, ha registrado 142 ingresos hospitalarios con sospecha de infección por el coronavirus (48 casos resultaron PCR negativos y 94 positivos), de los cuales 66 fueron diagnosticados de neumonía por COVID-19. Además, 10 de los pacientes positivos mostraron signos de coinfección por neumococo. Del total de pacientes ingresados, 20 fueron tratados en régimen de hospitalización a domicilio y 4 fueron trasladados a Cuidados Intensivos, de los cuales 1 falleció y 3 fueron datos de alta tras tratamiento con Tocilizumab y esteroides.
En cuanto al tratamiento, 44 pacientes fueron tratados con hidroxicloroquina y 104 recibieron tratamiento con antimicrobianos.
Fallecieron 19 pacientes a causa del virus, 12 de ellos procedentes de centros sociosanitarios y con una media aproximada de 85 años. Tan solo falleció un paciente de menos de 30 años.
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