En la sala de vela y en las estancias y accesos comunes al edificio se evitará la confluencia de más de diez personas y se respetará una distancia mínima de dos metros.
 
Familiares y allegados que hayan tenido contacto con la persona fallecida con diagnóstico de infección por coronavirus y que presenten síntomas de infección respiratoria permanecerán en aislamiento domiciliario y no asistirán al duelo y funeral.
 
Las personas que no presenten síntomas de infección respiratoria pueden asistir al duelo, pero con mascarilla quirúrgica. En el caso de fallecimientos por otras causas, no asistirán al funeral las personas que presenten síntomas respiratorios de cualquier clase.
 
Respecto a cualquier causa de defunción, es necesario lavarse las manos con solución desinfectante previamente al acceso a las instalaciones funerarias, así como antes y después de usar el libro de pésame y los servicios o baños.
 
También debe evitarse la manifestación de condolencias a familiares a través de abrazos, besos y estrechamiento de manos.
 
Los velatorios y tanatorios pondrán a disposición de los usuarios solución alcohólica desinfectante o hidrogel; agua, jabón y toallas desechables en los aseos públicos de las instalaciones y un libro destinado a la expresión por escrito del pésame.
 
Las empresas de servicios funerarios adoptarán las medidas necesarias para garantizar que no se reúnen grupos de más de diez personas en las salas de vela de cada túmulo o en las zonas comunes de acceso a las mismas.
 
En cuanto a los servicios religiosos, los familiares del fallecido valorarán la posibilidad de retrasar las misas y actos de culto religioso a fechas en que se haya superado el riesgo de transmisión de la infección por COVID-19.

Si el tanatorio dispone de dependencias destinadas a la realización de ceremonias y los familiares deciden realizarlas, se tendrán en cuenta las medidas de distanciamiento social establecidas, es decir, una distancia mínima entre personas de dos metros, evitar dar la paz y no formar filas de pésame.