viernes, 19 de abril de 2024
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Revista Adiós

Las cenizas de Ernesto Cardenal ya están bajo una piedra de la isla Mancarrón junto a siete exguerrilleros

Publicado: martes, 10 de marzo de 2020

Las cenizas de Ernesto Cardenal ya están bajo una piedra de la isla Mancarrón junto a siete exguerrilleros

Las cenizas del poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal fueron enterradas el viernes pasado, un día antes de lo previsto, en la isla Mancarrón del archipiélago de Solentiname. Al parecer había algún temor a actuaciones de partidarios de sus adversarios políticos y del Gobierno de Nicaragua.
Según una información que fue difundida ayer por la agencia AFP sus cenizas fueron enterradas debajo de una piedra junto otros siete exguerrilleros que lucharon junto al poeta contra la dictadura de Somoza en los años 70. La ceremonia fue privada.
Cardenal murió el 1 de marzo, a los 95 años, en un hospital de Managua por un fallo cardíaco. Según informa la misma agencia de noticias, el sacerdote pidió expresamente que no fuera intubado si le fallaba la respiración. El miércoles sus restos fueron incinerados en una funeraria de la capital y el viernes fueron trasladados a la isla Mancarrón.
La descripción de la tumba de Ernesto Cardenal que hace la agencia AFP es la siguiente:
“Las cenizas de Cardenal fueron depositadas debajo de una enorme piedra en la isla, rodeada de árboles, flores y pájaros, muy cerca de la iglesia de Mancarrón, la más grande de los más de 30 islotes que integran el archipiélago de Solentiname del lago Cocibolca, uno de los más grandes de América Latina. A varios metros de su tumba, permanece vacía la humilde casa de madera que habitó el poeta, y la hamaca desde donde contemplaba el lago, que inspiró muchas de sus obras. En esta pequeña isla, de un poco más de 1.000 habitantes, Cardenal fundó en 1966, con aval del Vaticano, una comunidad de la orden trapense para enseñar a campesinos a leer, escribir y estudiar con ellos la biblia, en diálogos abiertos que luego fueron recogidos en su obra "El Evangelio de Solentiname". "Había escogido este lugar por su belleza y su aislamiento, y por la atracción que desde hacía años sentía por esa zona del lago", contó en una de sus memorias el autor de "Hora Cero", "Epigramas" y "Oración por Marilyn Monroe y otros poemas".