El 10 de septiembre es el Día Internacional para la Prevención del Suicidio. La Guardia Civil evitó el jueves pasado el suicidio de un joven desaparecido. El Teléfono de la Esperanza de Baleares atendió en 2018 más del doble de llamadas suicidio. El Sergas y la USC realizarán un estudio sobre el suicidio en Galicia. Un curso universitario en Toledo concienciará sobre suicidio y su prevención.
Hablar del suicidio no solo no lo fomenta, sino que puede ayudar a prevenirlo, pues permite a la persona que sufre liberar su angustia y le hace expresar aquello que le preocupa, y esto ayuda la mayoría de las veces a vencer el deseo suicida. Así lo asegura el psicólogo clínico y profesional de emergencias Mariano Navarro Serer en una entrevista con la agencia EFE en coincidencia con el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, que se celebra el 10 de septiembre con el objetivo de reducir las altas tasas de suicidios existentes en el mundo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se producen 800.000 muertes por suicidio al año (un suicidio cada 40 segundos), lo que convierte esta cuestión en un grave problema de salud pública.
En España, durante 2017 fallecieron por suicidio 3.679 personas (diez al día y una cada dos horas y media), según las cifras recogidas por el Observatorio del Suicidio, basados en los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en diciembre de 2018.
Según estas cifras, los suicidios son la principal causa de muerte no natural en España y producen el doble de muertes que los accidentes de tráfico, once veces más que los homicidios y 72 veces más que la violencia de género. Después de los tumores, son la principal causa de muerte en la juventud española (15 a 34 años).
Para Navarro, psicólogo clínico de la Unidad de Salud Mental del Hospital General de Valencia y responsable de la asociación Psicoemergencias CV, que asiste a víctimas de grandes catástrofes, "algo está fallando" para que las tasas de suicidio sean tan altas y continúen aumentando. Asegura que este tipo de muertes se pueden prevenir, pero para ello es necesario que este asunto deje de ser un tabú en la sociedad, que se hable de él y aumenten los recursos profesionales en la sanidad pública; de lo contrario, lamenta, "poco se puede hacer". "Si el sistema sanitario estuviera dotado de más profesionales de la psicología, que empezaran a funcionar desde la misma atención primaria y pudieran atender las necesidades inmediatas de aquellos que por primera vez buscan ayuda, bajaría con total seguridad el número de suicidios", defiende Navarro.
Navarro también niega que hablar del suicidio lo fomente, más bien al contrario: defiende que hablar de él puede prevenir muchas muertes, pues permite ofrecer a la persona que sufre en soledad una vía para liberar su angustia. "No hay que tener miedo" a hablar de esto, insiste este profesional, especialista en duelo, pérdidas e intervención psicológica en catástrofes y emergencias, que participó en el operativo durante los atentados del 11-M de 2004 en Madrid y asistió a las víctimas del accidente de metro de Valencia de 2006.
Ocultar el problema y no hablar de él hace que la persona que piensa en quitarse la vida sienta que "no tiene permiso para poder hablar de aquello que le preocupa, enquistado un sufrimiento que crece en el interior de quien lo experimenta sin que existan recursos suficientes que le ayuden a elaborarlo".
En su opinión hay que trabajar a tres niveles: la prevención (o lo que es lo mismo, hablar del tema); la intervención, donde juegan un papel clave los psicólogos emergencistas, y la postvención, el seguimiento que se hace a los pacientes y, en el peor de los casos, a los familiares del suicida en su proceso de duelo. Y también rechaza otros "mitos" de la sociedad en torno al suicidio, como que solo lo protagonizan los enfermos mentales, que quien habla del suicidio no lo lleva a cabo, que la conducta suicida se hereda o que la mayoría de los suicidas no avisa.
Carla Aliño (Efe)
La Guardia Civil evita el suicidio de un joven desaparecido
La Guardia Civil de Ciudad Real consiguió el pasado 6 de septiembre la muerte de un joven que intentó suicidarse en la noche del jueves al viernes en el término municipal de Piedrabuena (Ciudad Real).
Según ha informado la Guardia Civil este viernes en un comunicado, los hechos se desencadenaron el jueves, cuando la Guardia Civil del Puesto de Piedrabuena recibió una comunicación por parte de un familiar de este joven alertando de que el chico había desaparecido y que después había manifestado por vía telefónica la intención de suicidarse. Inmediatamente se montó un dispositivo de búsqueda por las inmediaciones de la población y se realizó una batida por la localidad y extrarradios. Poco después, los agentes localizaron un vehículo con el motor encendido, en una zona de baño, extensa y arbolada.
Rápidamente, cuando los agentes llegaron a la altura del vehículo, retiraron una manguera que se había introducido en el interior del habitáculo desde el tubo de escape y hallaron a un varón que se encontraba en el asiento del conductor plenamente inconsciente dado el ambiente tóxico que se respiraba. Tras realizarle unas maniobras de reanimación cardio pulmonar, comenzó a retomar la conciencia lentamente, momento en el que se solicitó asistencia médica urgente, se le proporcionó oxígeno en primera instancia y fue trasladado en una UVI móvil al Hospital General de Ciudad Real.
El Teléfono de la Esperanza de Baleares atendió en 2018 más del doble de llamadas suicidio
El Teléfono de la Esperanza en Baleares registró el año pasado 1.114 llamadas de ayuda, 51 de las cuales fueron por ideas, crisis o actos suicidas, mientras que las llamadas recibidas por estos motivos en 2017 fueron 20, cuando se registraron un total de 1.266 llamadas por diversos motivos. El voluntario del Teléfono de la Esperanza en Baleares y uno de los colaboradores de Proyecto Hombre, Lino Salas, explicó el pasado 4 de septiembre en una rueda de prensa que entre enero y julio de 2019 la entidad sin ánimo de lucro ha atendido 647 llamadas de las cuales 21 han sido por crisis o actos suicidas, siendo 14 de ellas realizadas por mujeres.
Entre 2010 y 2018, el Teléfono de la Esperanza atendió 16.078 llamadas con intenciones de suicidio en toda España y 315 de ellas se registraron en las islas, prácticamente con el mismo porcentaje de mujeres y hombres. Salas ha hecho hincapié en la importancia de la formación de los voluntarios y orientadores que atienden estas llamadas y ha lamentado que este servicio no cuente con subvención pública.
La Obra Social "La Caixa" y la Fundación Barceló financiaron en 2018 el 32 % de los gastos derivados del Teléfono de la Esperanza, que fueron de 27.000 euros, ha señalado.
Ha recalcado que el Teléfono de la Esperanza pretende dar "respuesta inmediata a un problema de salud pública", ya que la conducta suicida se puede prevenir, por lo que "hay que aprender a detectarla y saber interpretarla". Salas ha añadido que "si uno se queda como un simple espectador, el problema seguirá creciendo" y ha lamentado que las muertes por suicidios superen las muertes por accidentes de tráfico en España. Por su parte, la psiquiatra Alicia González y voluntaria del Teléfono de la Esperanza ha subrayado el enfoque humanista que llevan a cabo los orientadores y profesionales que están al otro lado del teléfono, ya que "una de las cosas más importantes es saber escuchar".
González ha declarado que el 90 % de las personas que muestran conductas suicidas a través del Teléfono de la Esperanza tienen antecedentes por problemas de salud mental y ha agradecido la implicación de los más de 1.000 voluntarios en el país que han formado parte de los cursos y talleres de formación.
Ha explicado que el Teléfono de la Esperanza trata múltiples casos, como son las llamadas de familiares que piden información para detectar las ideas suicidas de una persona y las llamadas de personas que confiesan que van a tomar una sobredosis de pastillas por la presión social que sufren.
El Sergas y la USC realizarán un estudio sobre el suicidio en Galicia
El Servicio Gallego de Salud y la Universidad de Santiago de Compostela (USC) firmaron el pasado 5 de septiembre un convenio para la realización de un estudio sobre la epidemiología del suicido en Galicia. Para la realización de este estudio, el Sergas invertirá 21.500 euros entre los años 2019-2020 con una actuación que permitirá contar con una información idónea sobre la prevalencia del suicidio y la conducta suicida. De este modo, el Sergas podrá desarrollar programas preventivos y asistenciales dirigidos tanto a la promoción de la salud mental como a la detección e intervención precoz.
El objetivo es reducir las tasas de suicidio y establecer medidas para disminuir el sufrimiento de las personas que presentan un intento de suicidio y de sus familias. De hecho, el Sergas considera el suicidio como un problema de salud pública prioritario, tal y como reconoce en las Estrategias Sergas 2014 y 2020 y en el Plan de Prevención del Suicidio en Galicia, entre otras iniciativas.
Desde la consellería destacan que los primeros datos tras la puesta en marcha del citado plan en septiembre de 2017, reflejan que en 2018 el número de fallecimientos por suicidio es el más bajo desde que existe el registro del Instituto de Medicina Legal de Galicia Imelga). Según estos datos, en el 2018 fallecieron en Galicia 288 personas, lo que supone un descenso del 11,11 por ciento respecto a 2017 y de 100 fallecimientos menos respecto a 2014.
Un curso universitario en Toledo concienciará sobre suicidio y su prevención
El curso 'Prevención e intervención en conducta suicida' organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) para los días 18 y 19 de septiembre en Toledo, tendrá como objetivo concienciar para la prevención del suicidio y la intervención ante tentativas autolíticas que existen actualmente en el conjunto del país.
La Consejería de Sanidad ha informado en un comunicado de que el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) participará en este curso, que se celebrará en el campus de la Fábrica de Armas y que está dirigido por la psicóloga clínica Beatriz Vallejo, del equipo de Salud Mental y por el profesor Jorge Javier Ricarte, del departamento de Psicología de la UCLM.
El curso se centrará en la magnitud de este problema de salud, y de los mitos y estigma asociados; conocer algunas de las principales estrategias de prevención, incluyendo el tratamiento adecuado en medios de comunicación; adquirir conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para la detección, evaluación y el manejo de las conductas suicidas, y en general, crear un espacio de reflexión, comunicación e información rigurosa y eficaz sobre la conducta suicida.
En concreto, el Vicerrectorado de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria será el encargado de llevarlo a cabo y está orientado a estudiantes de grado y postgrado, profesionales de Medicina, Enfermería, Psicología, Trabajo Social, Educación o Periodismo, con la participación como docentes de profesionales del Sescam e integrantes del Grupo de Trabajo responsable de la elaboración de la estrategia.