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Revista Adiós

Expertos y familias exigen en el Congreso un plan nacional de prevención del suicidio

Publicado: domingo, 24 de febrero de 2019

Expertos y familias exigen en el Congreso un plan nacional de prevención del suicidio

Profesionales sanitarios, expertos y familiares unieron sus voces el pasado viernes, 22 de febrero, en el Congreso para exigir una vez más un plan nacional integral de prevención del suicidio como única forma de acabar con unas cifras "absolutamente devastadoras": diez personas ponen fin a su vida cada día en España. Lo han hecho durante una jornada reivindicativa para "dar voz al dolor", ha señalado su organizador, el diputado de UPN Íñigo Ali, quien ha subrayado que la prevención del suicidio es una "cuestión de Estado".
Un encuentro que no ha contado con la presencia de algún representante del Gobierno, a pesar de que habían sido invitados la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, y altos cargos del ministerio, ni tampoco con alguno de los portavoces de la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del Congreso. Sí ha acudido el portavoz del PP en la Comisión para las Políticas Integrales de la Discapacidad, Ignacio Tremiño, quien ha admitido que "los responsables políticos tenemos que tomar cartas en el asunto".
El presidente de la Sociedad Española de Suicidología, Andoni Anseán , advirtió que durante las cinco horas que debía durar la jornada en el Congreso, dos personas se habrán quitado la vida, otras cinco habrán sido atendidas por los servicios de urgencia y unas cuarenta habrán tenido intención de suicidarse sin que quede constancia porque no habrán necesitado atención sanitaria.
Anseán, psicólogo, lamentó que se haya perdido la oportunidad de contar con un plan nacional como tenía previsto la exministra de Sanidad Carmen Montón, que "por avatares políticos tuvo que abandonar su cargo", y su sucesora, María Luisa Carcedo, decidió que el tema se iba a articular a través de la Estrategia de Salud Mental. Aseguró que España tiene tasas de suicidio más elevadas que otros países que cuentan con "estrategias avanzadas" y ha dicho que, aunque las comunidades autónomas han tomado nota, el Gobierno debe hacerlo también "y ser consciente de que solo se puede afrontar previniendo o llorando".
"¿Cuántas muertes hay que poner sobre la mesa para actuar?,¿no creen que diez al día son suficientes?", preguntó a los responsables políticos el presidente de la Asociación para la Investigación, Prevención e Intervención frente al Suicidio (AIPIS), Javier Jiménez.
Este experto consideró el suicidio un "problema de emergencia social" y destacó las carencias de profesionales preparados, por lo que queda en manos del voluntariado. Tras recordar que en 2012 todos los partidos se pusieron de acuerdo en sacar adelante una propuesta, denunció que siete años después "no se ha hecho absolutamente nada y, mientras tanto, se han suicidado 25.000 personas". Jiménez criticó el desconocimiento de los datos reales y, para solucionarlo y abogó por implantar la "autopsia psicológica" indagando en las causas que llevan a una persona a acabar con su vida.
Para el psiquiatra José Luis Carrasco, jefe de la Unidad de Trastornos de la Personalidad del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el suicidio "es un acto enfermo". Aunque la enfermedad mental no mata, produce un gran sufrimiento y entre éste y el suicidio hay "un gran mediador que es la soledad", que conlleva "incomprensión y desesperanza", y esto es lo que, a su juicio, se debe "abordar" en el plan.
Desde la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), su presidente, Máximo Enríquez, apuntó que la tasa de suicidios de los adictos al juego es seis veces superior a la de la población general y ha alertado frente al aumento "exponencial" de los chavales de entre 12 y 17 años que se inician en las apuestas.
En 2018, el Teléfono de la Esperanza atendió 2.764 llamadas de temática suicida, un 40 % más que en el año anterior, y en el 85 % de ellas el que llamó dijo que el "acto suicida estaba en curso", explicó su presidente, Miguel Ángel Terrero.
Esta asociación va a poner en marcha en "pocos meses" un teléfono de emergencia contra el suicidio atendido por personal voluntario especializado para lo cual se va a suscribir un contrato con un proveedor de comunicaciones que permitirá implantar herramientas tecnológicas que permitan ofrecer un servicio más eficaz. Efe.

El certificado de defunción inesperado
 
Pocos días después del sábado 13 de mayo de 2014, Elena Aisa recibió el certificado de defunción de su hijo, un papel donde está representada la vida que se quitó y en el que no se refleja la causa de esta muerte, que fue inesperada y demoledora para una familia para la que no existía la realidad del suicidio.
"Una familia normal", que el propio hijo, de 20 años, definía como un "santuario", tal y como ha contado su madre ante un auditorio en donde nunca había narrado su historia, el Congreso de los Diputados.
"Todos los que estamos aquí tenemos un certificado de defunción en nuestra casa, inesperado en general, aunque la mayoría hubieran estado en tratamiento", ha dicho Elena ante los familiares, supervivientes al suicidio de un ser querido, que han asistido a una jornada reivindicativa por la prevención junto a profesionales de la salud y de emergencias.
Elena preside la asociación "Besar cada abrazo", que agrupa a personas afectadas por el suicidio de un ser querido en Navarra, después de que su hijo, "sin esperarlo, increíblemente, falleció". "Fue una bomba nuclear. Directamente me rompió y te das cuenta después hasta qué punto te ha roto", cuenta a Efe esta madre, que reconoce que su hijo no estaba bien en ese momento, aunque no tenía ningún tipo de trastorno mental.
Estaba en crisis personal, pero nada hacía pensar en su final, porque se relacionaba muy bien, era estudiante, tenía muchas actividades y muchos amigos. "Su mantenimiento cotidiano de la vida no estaba mermado", cuenta.
¿Por qué entonces? Esa es la pregunta que se hacen una y mil veces los familiares, aunque Elena tiene claro que "no hay una sola causa, por mucho que la busques, lo que puedes encontrar es la gotita que hace que el vaso, que está ya lleno, se sobrepase, pero es muy pequeña".
Con el paso del tiempo ha sabido que su hijo "llevaba cuatro años sufriendo mucho en silencio", sin embargo, no lo aparentaba en su casa, ni con los amigos. El entorno sufre la pérdida y lo hace en unas cifras terribles: por cada persona que se suicida, seis familiares, conocidos y profesionales sanitarios lo sufren.
Cecilia Borras, presidenta de la Asociación de supervivientes después del suicidio, la primera de este tipo que se creó y quien también sufrió muchos años el duelo por la muerte de su hijo, sabe que "no hay un solo por qué", que es complejo. "Para el entorno es difícil hablar del suicidio porque no lo entiende, no hay comprensión y te queda el por qué. Aquí no ocurre como en un accidente de tráfico que un juez abre diligencias y determina cuál es la causa. Aquí está la decisión de una persona y eso te deja con esa sensación de por qué y pensando sobre qué influencia he tenido yo en esa decisión", relata Cecilia.
Esta situación te arrastra durante meses en un proceso larguísimo de duelo, que Cecilia ha podido superar tras diez años. "Hay una cicatriz, pero puedo seguir adelante", dice.
Carmen De la Fuente trabaja para hacer frente a la vida. Lo hace después de haberse intentado suicidar. Y lo hizo porque las fuerzas le abandonaron tras los cinco intentos de suicidio de su hija que padece un trastorno mental, sufrió acoso, ha sido ingresada en varios hospitales y ha visitado en más de ochenta ocasiones urgencias por autolesiones e intentos de suicidio.
Esto ocasiona un sufrimiento en la familia "brutal", pero además una frustración al ver que la joven "no se levanta". Eso es lo que sintió Carmen, a quien las fuerzas le abandonaron. "De repente, en un par de segundos casi sin pensar ni planificar, tu mente decide acabar ya, como sea; solo quieres dejar de sufrir, y lo haces sin pensar en las consecuencias ni en el dolor que va a suponer para tu familia", ha contado Carmen ante un auditorio en silencio sepulcral.
Pero afortunadamente no lo consiguió y vino la recuperación y se volvió a levantar, por ella y para que su hija tenga la vida que se perdió en los laberintos de su mente y sea como es, "una persona dulce y cariñosa". Y por eso este viernes su madre ha querido lanzar un mensaje de esperanza, "porque la vida merece ser vivida".
Belén Escudero y Teresa Díaz (Efe).
 
+INFO
La imagen de la información pertenece a la web de la Red Aipis, organización independiente y sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, sensibilización, prevención, apoyo a supervivientes, formación y elaboración de materiales de autoayuda sobre conducta suicida.
https://www.redaipis.org/
https://suicidologia.jimdo.com/