miércoles, 29 de noviembre de 2023
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Revista Adiós

Millones de chinos celebraron ayer el "Día de barrer las tumbas"

Publicado: viernes, 05 de abril de 2013

 

Millones de chinos celebraron ayer con visitas a los cementerios y quemas simbólicas de riquezas -incluidos coches o casas de cartón- el "Día de Barrer las Tumbas", la fiesta oriental en la que es preceptivo honrar a los seres queridos fallecidos. La festividad, conocida como "qingmingjie" y que este año ha coincidido con la Pascua occidental, llena los camposantos del país de visitantes que rinden homenaje a sus parientes, limpian su tumba, y le ofrecen comida y té para demostrar su amor a los antepasados, algo esencial en la cultura oriental.
Los visitantes "hablan" en voz alta con los que se han ido delante de su tumba, contándole los acontecimientos del último año y poniéndole al día de la situación de la familia, mientras dejan fruta, galletas e incienso junto a la lápida.
Después llega el momento de quemar dinero -billetes falsos imitando los reales, pero que pueden tener denominaciones de hasta billones de yuanes cada uno- porque persiste la creencia de que aquello que quemen llegará al difunto en el otro mundo, donde, por lo visto, también hay dificultades económicas.
En cementerios como el de Babaoshan, en el oeste de Pekín, estas escenas se repiten una y otra vez, mientras que en el sur de China, el ritual se hace cada año más sofisticado, sobre todo en lo que a la quema de riquezas se refiere, ya que no sólo se encienden billetes sino también falsas casas, automóviles, televisiones y otros muchos bienes confeccionados con cartón.
Elaborados con un arte exquisito, estos objetos, a veces más caros incluso que los originales a los que imitan, arden hoy en los cementerios y también en las calles y plazas de China, hasta tal punto de que en esta jornada los bomberos de todo el país extreman las alertas.
Cada año aumenta la sofisticación y extravagancia de estas "riquezas de ultramundo", y este año, por ejemplo, se ha descubierto en Wuhan, ciudad del centro de China, que se han llegado a quemar falsos certificados de matrimonio con actrices famosas del país e incluso mujeres de cartón para que sean "amantes" del difunto.
La aparición en Wuhan de esta costumbre, según contaba recientemente el diario "South China Morning Post", no ha gustado demasiado a las autoridades de la ciudad, que consideraron amoral la práctica y confiscaron algunas "amantes de cartón" en los últimos días.
En otros lugares de China, la principal preocupación parece ser sin embargo el cada vez más elevado precio de las tumbas, algo en parte lógico en un país tan densamente poblado pero que obliga a endeudarse a muchas familias cuando pierden a sus seres queridos.
La agencia oficial Xinhua reconocía ayer que en muchas ciudades un metro cuadrado de tumba para los muertos es incluso más caro que el de una vivienda para los vivos, incluso en ciudades como Pekín, donde los fallecidos sólo están en sus tumbas "de alquiler".
En la capital china, el lugar donde se encuentran ha de volver a pagarse cada 20 años si los parientes no quieren que sea reutilizado por otros.
La preocupación, no obstante, ha sido oída por algunas autoridades, y en Pekín, por ejemplo, se ha anunciado que van a bajarse los precios de esos alquileres.
Cada año mueren en China unos 10 millones de personas y, al menos en las ciudades, debido a los problemas de espacio, es obligatoria la incineración, pese a que no sea un método muy apreciado por los chinos más tradicionales.
En el mundo rural chino ocurre a veces que los parientes entierran a sus seres queridos sin incinerar, aunque tengan que hacerlo de forma clandestina, e incluso se han producido estos años escándalos de familias que entregaban a los hornos funerarios cadáveres "comprados" que no eran el de su pariente finado.
En algunos lugares de China la festividad es especialmente emotiva, caso por ejemplo de las localidades de Sichuan (provincia del suroeste) donde 90.000 personas fallecieron por el seísmo de 2008.
Las ruinas de la ciudad de Beichuan, una de las que quedó completamente destruida por el terremoto y que están rodeadas de alambres de espino, abrieron ayer sus puertas para que los parientes rindieran homenaje a los difuntos, quemando incienso y rezando frente a los edificios donde murieron.
También se encendieron artefactos pirotécnicos, para alejar a los malos espíritus que, piensan, todavía podrían estar entre los escombros de la ciudad fantasma.
Se dice que en las jornadas previas al día de esta fiesta siempre llueve, un fenómeno que los chinos denominan "lágrimas de los muertos". (Agencias)