Jesús Pozo
Desde hace 25 años la tumba más ecléctica y tuneada del mundo está posiblemente en el cementerio de Pittsburg (Pensilvania, EEUU). Tan pronto están las latas al pie de la lápida, como acumuladas encima, en plan pirámide. A veces las sopas Campbell se alternan con Coca Colas. Hay una virgen y un cristo sueltos, que también andan moviéndose entre las latas de Coca Cola y las sopas. A veces ponen frascos de Chanel 5, y hasta ha aparecido la lápida forrada un par de veces con papel de regalo. Todo es muy divertido en la sepultura de Warhol. El artista dijo en una ocasión que su lápida debería estar en blanco y en mitad de ella solo escrita la palabra “producto”. Pero no lo ha cumplido nadie y a las pruebas fotográficas nos remitimos. Tiene hasta una cruz bizantina que no le pega nada.
Andy Warhol murió muy joven, con 58 años a consecuencia de unas piedras en la vesícula. Tras su muerte, los amigos y su legión de admiradores intentaron que fuera enterrado en Nueva York, pero solo consiguieron variados homenajes y que las galerías de arte colocaran su retrato con crespones en los escaparates, porque, tal y como era el deseo de sus hermanos, acabo en Pittsburg, al lado de la sepultura de sus padres.
Su funeral también tuvo lo suyo y lo relató con pelos y señales Ultra Violet, una de las estrellas que crecieron a la sombra de Warhol y que asistió a su funeral.
Escribió Ultra Violet, según ha contado Nieves Concostrina en alguna de sus piezas radiofónicas, “que el cardenal de Saint Patrick, John O’Connor, se negó a celebrar la misa y hubo que buscar a un sustituto. Al cardenal no le parecía bien rogar por el alma de un homosexual desenfrenado y de un organizador de orgías. Estaba en su derecho, y al menos se libró de ver lo que tuvo que ver su sustituto: cómo corría la cocaína por los bancos de la catedral. El entierro fue un poco más calmado. Enterraron a Warhol con un traje negro, una peluca platino y unas gafas de sol. Y en el ataúd se metió un perfume de Estèe Lauder, una camiseta y un ejemplar de la revista ‘The Interview’. Mientras el féretro bajaba a la fosa, los amigos fueron echando monedas”.