Aznalcóllar, a poco más de 30 kilómetros de Sevilla capital, guarda en su cementerio un tesoro arquitectónico con siglos de antigüedad que intenta volver a su esplendor, una zawiya heredada de los árabes única en Andalucía y una de las pocas que se conservan en toda Europa.
Un edificio que desde el siglo XVIII es la capilla del cementerio de San Sebastián, y que forma parte un camposanto que es en sí un rareza, ya que no es un lugar de enterramientos "plano", sino que su ubicación en una antigua colina desde la que se divisa todo el pueblo hace que haya tenido que crecer a tres alturas, pegado además a las casas que se han ido acercando a él con el paso de los años, según una información de Fermín Cabanillas para Efe.
Nada más entrar en ese cementerio, a la derecha, se vislumbra la majestuosa silueta de una de las pocas capillas de un cementerio católico en Europa que fue construida por los árabes, una zawiya "que queremos poner en valor, arreglarla, que la gente venga a verla y la aprecie en toda su belleza", explica a Efe el alcalde del municipio, Juan José Fernández, que actúa de improvisado guía turístico para dar a conocer algo que "es único, y que queremos compartir con toda la gente que podamos".
Nada más entrar en la zawiya lo primero que llama la atención es el deterioro del suelo de madera colocado en una restauración hace casi 14 años, que tapa el original: "la idea que tenemos es cambiar este suelo por uno transparente, de forma que la gente no pise el primero que tuvo, pero sí lo pueda ver todo el que entre", destaca el alcalde. A media altura, una escalera conduce a la cúpula, y desde allí se divisa todo el pueblo, y todo simplemente porque algún árabe de clase alta decidió que se levantase este monumento en torno a su tumba hace casi un milenio, porque la fecha exacta de su construcción no está clara.
Sí se sabe que su origen puede estar en torno al 1248, cuando Sevilla se rindió a los árabes, pero comenzó entonces una convivencia de lenguas y religiones, y se cree que algunos de aquellos mudéjares fueron los encargados de la construcción, un edificio misterioso, del que sí se sabe que lo que hoy día queda en pie es solo una parte de la zawiya original.
Envuelta en todo ese halo de misterio, ha conseguido sobrevivir en pie como una de las obras más destacadas del gótico-mudéjar en la provincia de Sevilla, y tal es su belleza que incluso la Reconquista la mantuvo en pie, y en torno a ella se construyó la nueva iglesia de Aznalcóllar, que se derribó cuando se construyó la actual, pero la zawiya siempre siguió en su sitio.
Mientras el alcalde consigue la ayuda que reclama para ponerla en valor, la Diputación de Sevilla la ha incluido en la guía que, a través de Prodetur, recoge el impacto cultural, artístico y arquitectónico del gótico-mudéjar, con edificios que se conservan en pie y que hablan por sí solos del paso de los siglos entre el XIII y el XVI en los cuatro puntos cardinales de la provincia.
La propia guía explica que el mudéjar "puede interpretarse como un complejo fenómeno artístico bifronte: el derivado de los contactos, interrelaciones y conflictos entre el arte hispanomusulmán y los sucesivos estilos cristianos acogidos y desarrollados en la Península Ibérica", y es tal el impacto que 58 de los pueblos de la provincia sevillana tienen resquicios de ese estilo en sus calles. De esta forma, aunque parezca imposible, algunos de los edificios que son vistos cada día por miles de personas en calles y pueblos de la provincia salieron de la mente de un arquitecto hace casi un milenio, y han sobrevivido para ser testimonio indeleble del paso de la cultura árabe por suelo andaluz, y con ganas de estar en pie varios milenios más.