Alberto Ortiz, consejero delegado de Funespaña, durante la entrega de los premios ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid: “El Concurso de Cementerios ya es el evento de mayor repercusión social del sector funerario en España”.
José Vicente Aparicio, subdirector general de Funespaña: “Nuestra misión es normalizar el concepto de la muerte como parte del ciclo de la vida y ayudar a las familias a superar la crisis emocional producida por un fallecimiento”.
Nieves Concostrina, redactora jefa de “Adiós Cultural”, presentó el acto: “Este concurso busca reivindicar el derecho de los cementerios a ser tratados como monumentos y también concienciar a la ciudadanía para que cambien su mirada hacia ellos”.
Jesús Pozo
Ayer miércoles 26 de octubre, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (en la fotografía todos los premiados junto a los miembros del jurado y directivos de Funespaña), el naturalista y escritor Joaquín Araújo lo resumió perfectamente: “Estamos trabajando en una faceta muy peculiar; nada más y nada menos que en vivificar a la muerte”. Se refería a los objetivos de todas las personas que colaboran en el proceso del Concurso de Cementerios de España que anualmente entrega la revista “Adiós Cultural”, editada por Funespaña.
En una intervención previa a la entrega de los premios a la mejor iniciativa medioambiental en un cementerio, Araújo comenzó con un alegato sobre la necesidad de trabajar por la mejora del entorno natural como hecho esencial para mantener una vida de calidad en el planeta. Se centró posteriormente en la importancia del acto que se estaba desarrollando: “Fíjense qué portentosa y feliz circunstancia: los muertos ayudando a los vivos. Eso es lo que estamos intentando hacer con estos premios y con esa búsqueda de que los cementerios sean algo cada vez más vivaz. Un lugar en donde sea cada vez menos mortal la muerte”, afirmó el responsable de esta categoría del jurado.
Joaquín de Araújo argumentó después el porqué del galardón al pueblo de la serranía valenciana de Aras de los Olmos. “Es una alegría dar este premio a Aras de los Olmos, un lugar en el que pasa algo que debería ser también norma: recuperar cosas abandonadas para introducirlas en el circuito de lo social, de lo cultural, de lo pedagógico y de lo medioambientalmente coherente y sano. Han convertido un cementerio abandonado en un lugar al que van los escolares. Y han hecho un vivero. Un lugar cuajado de proyectos y de la mejor ocurrencia de la historia de la vida, que son los árboles. Un lugar en el que estar en contacto en la más importante faceta entre el hombre y naturaleza que es la etnobotánica. Porque la vegetación es la fábrica de las transparencias que emanan nuestros pulmones; la vegetación es la base de nuestra alimentación; es la base de la hermosura de nuestro mundo cuando no la hemos destruido antes. Por todo esto es por lo que hemos de darles la enhorabuena a los vecinos de Aras de los Olmos. Es una bocanada de aire fresco. Es la conversión del adiós a un familiar en un hola a la vida”.
En su agradecimiento, el alcalde del municipio premiado, Rafael Giménez Chicharro, dijo que para ellos, para un pueblo de 400 habitantes, el galardón había supuesto un gran reconocimiento y por partida doble, “porque fue un proyecto que nació de la corporación municipal para dar una utilidad diferente a un cementerio obsoleto desde el año 1955, y también por el trabajo de un grupo de voluntarios de nuestro pueblo que son los encargados de su mantenimiento y de su divulgación”.
El alcalde explicó también que “en el jardín del que disfrutamos hoy hemos recuperado parte de la flora autóctona de la zona” y que “el diseño definitivo del espacio contó también con el asesoramiento del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia”. Una vez realizado este esfuerzo, “el siguiente objetivo es convertirlo en un centro cultural, donde la gente pueda venir a disfrutar de nuestras riquezas naturales”.
Nuevo premio literario en 2017
El acto de entrega de premios ante una sala repleta, lo abrió el subdirector general de Funespaña, José Vicente Aparicio, diciendo que el concurso de cementerios “forma parte de una serie de acciones que, a través de la revista ‘Adiós Cultural’, Funespaña pretende llevar a cabo para normalizar el concepto de la muerte como parte del ciclo de la vida que es, y en paralelo con la misión de la empresa: ayudar a las familias a superar la crisis emocional producida por un fallecimiento”.
Aparicio traslado posteriormente a los asistentes que, desde la propia revista, Funespaña pretende ampliar esa misión empresarial implicando a la sociedad entera para derribar muros conceptuales y, como bien resume Joaquín Araújo, hacer menos mortal la muerte”.
Continuó informando de otras iniciativas de la revista, como el concurso de Tanatocuentos, que en la pasada edición recibió más de 600 trabajos y cuyo ganador, el escritor argentino Roberto Villar, estaba presente en la sala.
José Vicente Aparición también aprovechó el acto para anunciar que en 2017 se convocará una nueva categoría destinada a promocionar el mejor cuento infantil. “Queremos que este nuevo premio ayude a entender y/o explicar la muerte a los niños, los grandes olvidados en los efectos de una pérdida. Con su posterior publicación, queremos poner en manos de las familias una herramienta eficaz para la educación en este delicado tema”.
Tomó luego la palabra la conductora del acto. Nieves Concostrina, redactora jefa de la revista “Adiós Cultural”, que dio comienzo al acto de entrega con la presentación de los premios, explicando la filosofía del concurso y el porqué de su puesta en marcha hace tres años. “El concurso busca dar visibilidad a esos recintos absolutamente sorprendentes que son los cementerios. Busca reconocer su arte, su historia, su patrimonio y a sus ilustres. Busca reivindicar el derecho de los cementerios a ser tratados como monumentos. Y busca también concienciar a la ciudadanía para que cambien su mirada hacia ellos. Un cementerio ni muerde ni mata. Solo acoge a los que queremos y nos acoge cuando así lo decidimos. Se acabó esconderlos como si fueran un patrimonio apestado. A los cementerios hay que sacudirles el polvo del olvido, enseñarlos, reivindicarlos y sentirse orgullosos de ellos”.
Concostrina, además, explicó a los presentes que desde “Adiós Cultural” también hemos defendido permanentemente que “los cementerios, con las historias que guardan, son un importante recurso nada desdeñable si se sabe potenciar. Porque los cementerios llaman a la curiosidad y llaman a la emoción. Para unos, los cementerios serán objeto de turismo patrimonial y para otros se añadirá un turismo emocional. No olvidemos que cada lugar, cada aldea, cada pueblo, tiene un museo al aire libre con su cementerio y mucha historia encerrada en él”.
Paco Lobatón
Por su parte, el periodista y presidente de la Fundación QSD Global, Paco Lobatón, miembro del jurado y presente en el acto para entregar los premios a la mejor historia documentada, aseguró durante su intervención que ser jurado de este premio “me ha trastocado muchas ideas preconcebidas. Soy de los que piensan que el ritual religioso, omnipresente, lo domina todo; y ahí tenemos lo que el martes mismo dijo el papa respecto al tema de las cenizas. Vaya por dios… parece que nos expropian hasta los restos de nuestros seres queridos; y, la verdad, yo creí que íbamos por otro camino. Por todo esto creo que esto merece un debate social. Necesitamos un ritual laico dónde despedir a nuestros seres queridos. Por eso son importantes estos espacios que concilian el concepto de vida y de muerte y de respeto a la naturaleza. Dicho esto, la parte más impresionante para mí como miembro del jurado, ha tenido que ver con el descubrimiento de que hay elementos en los cementerios que atrapan historias y que ahí mismo las conservan”. Se refería Paco Lobatón a los premiados como mejor historia documentada en un cementerio.
Este año la votación popular decidió que fuera en tercer lugar la historia de Gumersindo Aguirre del cementerio de Vitoria. En segundo lugar, la del antiguo cementerio que se conserva como recurso turístico en la Fortaleza de la Mota en Alcalá la Real (Jaén). Recogió el premio Custodio Valverde Pérez, concejal de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Alcalá la Real. El primer premio recayó en la historia de los soldados de la Guerra de Cuba que fallecieron en Cádiz y que se encuentran todavía hoy en una fosa común sin identificar. Recogieron el premio Martín Vila Pérez, presidente de Cemabasa, y Manuel Jesús Izco Reina, autor de la redacción de la historia premiada sobre el cementerio de Puerto Real (Cádiz). “Para nosotros es un orgullo recibir el premio por dos cuestiones. La primera, por todos nuestros trabajadores y la labor que realizan diariamente con los familiares de los fallecidos. Y, sobre todo, porque hemos comprobado a través de este concurso cómo se puede devolver vida y recuperar la memoria histórica”, dijo Martín Vila. Por su parte, el autor del texto agradeció la divulgación que hace la revista “Adiós Cultural” y explicó el interés en rescatar del olvido la historia de los 104 soldados que volvieron de la Guerra de Cuba.
Ana Valtierra y el arte en su contexto
Tomó después la palabra la doctora en Historia del Arte y también miembro del jurado Ana Valtierra para explicar y presentar a los premiados en la categoría de Mejor monumento.
Valtierra expresó la importancia del arte funerario, sobre todo, en su contexto original: “A mí me resulta paradójico, cuando se habla del síndrome de Stendhal, que haya que estar en un museo para que esa emoción por la belleza ocurra. Lo digo porque casi todas las obras que visito en museos son provenientes de tumbas o cementerios o urnas funerarias”. Valtierra puso como ejemplos claros “las maravillosas damas de Elche o de Baza que están en el Museo Arqueológico Nacional”.
La doctora en Arte explicó posteriormente que “casi todas las grandes obras de arte tienen alguna relación con la muerte. En este sentido es muy importante que aprendamos a revalorizar este patrimonio funerario en su lugar original, como por ejemplo ocurre con la espléndida obra de arte que ha ganado en la categoría de mejor monumento: el panteón de la Familia del Sel en el cementerio de Castro Urdiales, que no necesita estar en un museo para ser admirada. Esto es muy importante, porque no solo los vivos necesitan un lugar para llevar flores a sus muertos, sino que los muertos necesitan ser recordados y por eso se erigen toda esta serie de monumentos”. Finalizó su intervención Valtierra invitando a los ciudadanos a acudir a los cementerios para ver esos “magníficos conjuntos en su contexto, al aire libre, antes de que los metan en un museo”.
Intervino posteriormente Juan Fernández Gutiérrez, alcalde de Linares (Jaén), para dar una rápida descripción del tercer clasificado, el panteón de los Marqueses de Linares, situado el antiguo Hospital de los Marqueses, así como su capilla, su cripta.
Le tocó el turno a Federico Martín Blanco, alcalde de Piedrahita (Ávila), segundo clasificado en esta categoría. Recordó que representa a un pueblo de poco más de 2.000 habitantes y que por eso estaban muy agradablemente sorprendidos por los votos obtenidos, ya que les habían votado de fuera de su comarca. Posteriormente invitó a visitar este pueblo tan entroncado históricamente con la casa de los Alba.
Finalmente habló la concejala de Castro Urdiales, ganadora de esta categoría. Patricia Camino Terán, concejala de Turismo y Patrimonio Histórico, explicó que “nos pareció algo apasionante la posibilidad de participar en este concurso y nos pusimos a investigar y documentar en el archivo municipal. Se ha volcado el pueblo en las votaciones porque, de verdad, tenemos un cementerio que es para morirse. Está claro que este concurso para nosotros ha tenido una gran repercusión social y mediática para que se conozca el cementerio de Ballena; un museo a cielo abierto que alberga magníficos ejemplos artísticos del culto a la muerte del siglo XIX, como lo demuestra el panteón de la Familia del Sel”.
Finalmente, y para terminar el acto, se entregaron los premios al mejor cementerio en su conjunto. Resultaron premiados, en tercer lugar, el de Alcaudete (Jaén), cuyo premio fue recogido por Francisco Buenaño, concejal de Patrimonio; en segundo lugar el de Castro Urdiales, recogido también por Patricia Camino, y en primer lugar el de Parque de la Paz en Chiva (Valencia), cuyo representante, Andrés Pérez Cuesta, consejero delegado de Inversora del Plata, empresa propietaria, señaló la importancia que para ellos había supuesto el reconocimiento con este galardón: “Consideramos que estos premios se corresponden con la misión y los valores que debemos tener en el sector funerario. Creo que es fundamental acercar la muerte a la vida; y las familias a los lugares en los que han querido ser recordados sus seres queridos fallecidos. Queremos agradecer también a ‘Adiós Cultural’ lo que nos han hecho vivir, aunque somos un cementerio joven con solo 26 años. Nosotros somos una iniciativa privada, un proyecto de mi abuelo que significó su regreso a España después de muchos años trabajando fuera, cuando se fue a hacer las Américas. En nuestro cementerio, cada una de las familias tiene allí una historia guardada. Y nosotros somos los que tenemos que cuidarla y, sobre todo, mantenerla viva”.
El Concurso de Cementerios, además de los miembros del jurado ya nombrados, contó este año con la doctora en Antropoligía y escritora, Mercedes Fernández-Martorell y Esther Celma, en representación del grupo de Facebook, "Apoyamos la Ruta Europea de Cementerios".
El evento de mayor repercusión del sector funerario
Cerró el acto Alberto Ortiz, consejero delegado de Funespaña, quién antes de la proyección del cortometraje “Sin tu latido” protagonizado por Guillermo Montesinos y Luis Eduardo Aute, ganador del Premio Funespaña en el concurso ‘Visualízame’ de Fundación Inquietarte, reflexionó sobre el trabajo y el servicio funerario:
“Me gustaría que todos trabajáramos para cambiar determinadas costumbres. Tenemos que ir buscando que los cementerios puedan ser visitados, y en ese sentido las iniciativas medioambientales son muy importantes, como los nuevos cementerios como el premiado aquí hoy o el Cementerio Jardín, que gestionamos nosotros junto al Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Todas estas iniciativas demuestras un concepto totalmente diferente de lo que es la muerte”
Alberto Ortiz se refirió posteriormente al Concurso de Cementerios: “Queremos agradecer a todos los miembros del jurado y, especialmente, a los medios de comunicación por su difusión y delicadeza con la que han tratado este tema en las tres ediciones que hemos realizado. El Concurso de Cementerios de España ya es el evento de mayor repercusión social del sector funerario. Desde Funespaña y, a través de Adiós Cultural, seguiremos impulsando acciones y mensajes que vayan en paralelo con nuestra misión: ayudar a las familias a moderar la angustia por la pérdida de un ser querido. De ahí que nos esforcemos por incluir nuevas fórmulas de servicios y artículos en las prestaciones que puedan desdramatizar la muerte. Nos gustaría adelantarnos a la sociedad y colaborar en la transformación que se necesite”.
Finalizó su intervención el consejero delegado de Funespaña agradeciendo a todos los premiados “el esfuerzo que estáis realizando por abrir esto espacios a la sociedad. Estáis siendo los precursores y protagonistas de un cambio conceptual y cultural y por esto, queremos animar a todos los ayuntamientos y corporaciones para que cada vez seamos más protagonistas de este cambio con la participación en el próximo concurso de cementerios que será en 2017”.
Imágenes del acto
Representantes del premio a la Mejor Iniciativa medioambiental: Aras de los Olmos.

José Vicente Aparicio, subdirector general de Funespaña, durante su intervención.

Alberto Ortiz, consejero delegado de Funespaña entregando el pemio al mejor cementerio.

Paco Lobatón entregó el premio a la Mejor historia documentada.

Ana Valtierra entregó el premio al Mejor monumento.

Nieves Concostrina, presentadora del acto y redactora jefe de Adiós Cultural.
Jesús Pozo, director de Adiós Cultural, revista organizadora del concurso.