Publicado: lunes, 28 de enero de 2013
La celda en la que murió Francisco de Quevedo se volvió a abrir al público el pasado viernes, día 25, tras un año y medio de litigio entre el Ayuntamiento y Hosterías Reales, empresa que explotaba la Hospedería Real El Buscón de Quevedo, en cuyo interior está la celda del escritor.
La última morada de Quevedo, quien murió el 8 de septiembre de 1645, consta de dos austeras dependencias, la primera coronada por la mesa-escritorio en la que el autor del Buscón "guardaba celosamente" en unos cajones secretos aquello que no quería que nadie viera.
Descansa sobre esa mesa el tintero que le sirvió para mojar la pluma y despedirse de sus escasos amigos con el último soneto en el que advierte de su inminente muerte y que termina con los siguientes versos: "Cinco años le vieron quebrantado,/ y en la villa de Infantes recogido,/ al fin la muerte fue por su recado".
La segunda estancia es el dormitorio en cuyo centro se encuentra la cama en la que estuvo postrado por disentería, según algunos estudiosos o, como sostienen otros, por un cáncer de pulmón que acabó con su vida a punto de cumplir los 65 años, ha explicado a Efe el historiador y guía turístico de Infantes, Gonzalo Fernández de Sevilla.
Los primeros en acceder hoy a los aposentos en los que vivió Quevedo durante los últimos ocho meses y medio de su vida han sido el alcalde de Villanueva de los Infantes, Gabino Marco, y el director general de Cultura de Castilla-La Mancha, Javier Morales, encargado de abrir uno de los portones del Convento de los Dominicos del siglo XVI en el que se encuentra la celda.
Quevedo llegó a esas dependencias, situadas en el claustro del convento, de manos del prior en febrero de 1645 procedente de Torre de Juan Abad, localidad manchega de la que llegó a ser Señor. Desde ellas, podía acceder, a través de una puerta del dormitorio, al coro de la Iglesia desde donde oía misa.
Sus malas relaciones con la Corte le impidieron ser enterrado en el convento, ya que los hidalgos de Infantes se opusieron a ello para congraciarse con el poder y forzaron a todos los conventos a que le negaran la sepultura, lo que obligó a enterrarlo finalmente en la Iglesia Parroquial de San Andrés, perteneciente a la Orden de Santiago de la que Quevedo era caballero militar.
Los supuestos restos óseos fueron hallados en una cripta del templo en abril de 2007 gracias al trabajo de once investigadores de la Escuela de Medicina legal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que en concreto hallaron los dos fémures, una clavícula, un húmero y seis vértebras.
La celda en la que falleció Quevedo es uno de los atractivos turísticos más importantes con los que cuenta Villanueva de los Infantes, municipio que forma parte de la ruta turística de la palabra, una nueva oferta promovida por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
El Convento de Santo Domingo fue fundado en 1526 aunque desapareció en 1844, tras la desamortización, y el edificio, excepto la iglesia y la sacristía, fue vendido al Estado que lo utilizó para Escuelas Públicas hasta 1979.
La recuperación de la Hospedería ha sido posible una vez que la Justicia ha desestimado el recurso de nulidad interpuesto por la empresa Hosterías Reales, que fue denunciada por el Consistorio por incumplimiento de contrato, según ha explicado a Efe el alcalde infanteño.
(Elisa Laderas).