lunes, 02 de junio de 2025
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Revista Adiós

Los embalsamadores de Puerto Rico se superan: velatorio de un joven como si jugara una partida de póquer

Publicado: martes, 26 de enero de 2016


 
Jesús Pozo
La Funeraria Marín de Puerto Rico lo ha vuelto a hacer. Esta vez ha sido en el norte de la isla a dónde sus expertos en embalsamamiento se han desplazado para atender el encargo de una familia que quería velar a su hijo jugando una partida de póquer.
Funeraria Marín comenzó esta serie de novedosos embalsamamiento cuando se le encargó el funeral de Ángel Luis Pantojas, Pedrito, en 2008, quien dejó dicho que si moría no deseaba que lo velaran en un ataúd. Sabía que podía ser asesinado y su madre cumplió con su deseo: el cadáver de Pedrito fuera colocado de pie en una esquina de la sala de casa. “El muerto parao” fue el primero de una serie de trabajos que rompieron los esquemas y crearon escuela entre los funerarios. Para unos es correcto y para otros una payasada. Pero el caso es que después de Pedrito vinieron más peticiones.
En 2010 David Morales, El Matatán, fue velado sobre su moto, y el cuerpo del paramédico Edgardo Velázquez fue colocado al volante de la ambulancia que conducía para el Tato’s Heart Ambulance.
El caso conocido más reciente de "muerto parao" (como se llama popularmente a esta costumbre) tuvo lugar en octubre pasado, cundo el cadáver de Jomar Aguayo Collazo fue presentado sentado jugando dominó y tomando una cerveza en un bar del barrio de Río Piedras, en San Juan.
Como la situación se empezaba a salir de madre y la noticia recorría el mundo entero, la Junta de Examinadores de Embalsamadores de Puerto Rico denunció a la Funeraria Marín, acusándola de atentar contra la salud de los vecinos y alegando que los cadáveres tenían que permanecer dentro de un féretro durante sus velatorios. Pero la comisión presidida por el senador Luis Daniel Muñiz no encontró ninguna jurisprudencia al respecto y la querella fue archivada.
Entonces apareció Julián  López, Beetle Juice, velado sobre una moto en Filadelfia y en 2011 el cadáver de Carlos Cabrera fue embalsamado y caracterizado como el Che Guevara para su velatorio en el distrito boricua de Hato del Rey. El gremio de embalsamadores quiso recurrir al menos el puro encendido que humeaba en la mano del difunto, pero aquel recurso tampoco prosperó porque nadie estaba fumando. Ni siquiera el muerto. Otro vacío legal.
Hoy se ha conocido el último, por ahora, de estos velatorios en Puerto Rico. Según informa la agencia Efe, se ha llevado a cabo en Puerto Rico, donde el cadáver de un hombre de 31 años fue embalsamado y colocado en torno a una mesa como si estuviera jugando al póquer.
Según detalló a Efe José Meléndez, propietario de la Funeraria Eterna Luz de Barceloneta -municipio al norte de la isla-, los embalsamadores atendieron así las indicaciones del padre de Henry Rosario Martínez, que quiso homenajear de esta manera a su hijo, muy aficionado a ese juego de cartas. "Es la primera vez que hacemos esto acá, pero lo tomamos como algo normal, porque ya han hecho estas cosas en otras partes de la isla", dijo Meléndez respecto a esta costumbre de embalsamar y colocar los cuerpos como si estuvieran realizando alguna actividad cotidiana.
Rosario Martínez, quien también disfrutaba de apostar en las peleas de gallos y jugar a las tragamonedas, falleció "intoxicado por unos medicamentos", según explicó el empresario, que descartó que se tratara de un suicidio. Meléndez admitió que muchas personas acudieron al velatorio por la curiosidad de ver cómo había sido embalsamando el joven, que estaba previsto que fuera enterrado a las 15.00 hora local (19.00 GMT).