La tasa de mortalidad en Francia se situó en 2015 en su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, un aumento que se explica por el mayor número de personas de más de 65 años y unas condiciones epidemiológicas y meteorológicas poco favorables, según un estudio publicado la pasada semana.
El Instituto Nacional francés de Estadística (INSEE) detalló que en 2015 murieron en el país 600.000 personas, un 7,3 % más que el año anterior. Un episodio gripal largo y de fuerte intensidad, la canícula registrada en julio y una ola de frío en el mes de octubre son algunas de las razones de ese incremento.
El número de nacimientos se cerró en 800.000, un 2,3 % menos que el año anterior, lo que hace que el saldo natural, que mide la diferencia entre nacimientos y defunciones, se quede en 200.000 y sea el más bajo desde 1976.
Francia cuenta, a fecha del 1 de enero, con 66,6 millones de habitantes, un 0,4 % más que un año antes, de los cuales 64,5 millones viven en la zona metropolitana y el resto en los cinco departamentos de ultramar.
Esa cifra hace que se mantenga como el segundo país más poblado de Europa, tras Alemania (81,2 millones) y el Reino Unido (64,8).
La tasa de fecundidad francesa, según ese análisis, se mantiene elevada respecto a otros países europeos, pero se sitúa por debajo de los dos niños (1,96), un nivel similar al que había en 2005, mientras que la edad media para tener el primer hijo, "en constante aumento", llega a los 30,4 años.
Otro de los aspectos más destacados de este informe, según Marie Reynaud, responsable de estudios demográficos y sociales del INSEE, es que la esperanza de vida ha retrocedido tanto para los hombres (en 0,3 años) como para las mujeres (0,4), y se sitúa en 78,9 años para los primeros y 85 para las segundas.
El INSEE añadió que aunque el número de matrimonios entre personas de distinto sexo sigue estable en un año, con 231.000, ha descendido ligeramente el de parejas homosexuales, hasta los 8.000.