Publicado: lunes, 28 de diciembre de 2015
La Fundación Española del Corazón (FEC) ha advertido de los riesgos de la contaminación atmosférica para la salud como son las enfermedades cardiovasculares -arteriosclerosis, infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, arritmias cardiacas-, además de las respiratorias y del cáncer de pulmón. Ante las restricciones de tráfico decididas por el Ayuntamiento de Madrid por la polución ambiental, la FEC recuerda que está considerada como el noveno factor de "riesgo modificable" de las enfermedades crónicas, según un comunicado.
Las micropartículas que se encuentran en el aire, especialmente las denominadas "PM2,5", también influyen en la salud cardiovascular, indica el doctor Ángel Sánchez-Recalde, editor asociado de Revista Española de Cardiología. La mayoría de ellas provienen de elementos no naturales como las emisiones de los vehículos de motor diesel. "El aumento agudo de las mismas en días determinados de alta contaminación -explica- favorece el desarrollo de trombos y coágulos, provoca un incremento de la presión arterial, además de producir vasoconstricción de las arterias coronarias, que son las que aportan sangre al corazón y al cerebro." Todos estos factores pueden causar infartos y accidentes cerebrovasculares, así como arritmias, que "pueden poner en riesgo la vida de pacientes con antecedentes de enfermedad cardiaca".
La exposición permanente a la contaminación del aire favorece la progresión rápida de la enfermedad arteriosclerótica con un mayor cúmulo de grasa en las arterias coronarias, señala este experto médico, que es vocal de la sección de Cardiopatía Isquémica de Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
La población más vulnerable es la de pacientes de edad avanzada, con enfermedad cardiaca previa o factores de riesgo de enfermedad coronaria como la diabetes, precisa.
La nota cita varias investigaciones sobre este asunto, como "Long-term air pollution exposure and cardio- respiratory mortality: a review", publicado en Enviromental Health Journal hace dos años. Muestra un aumento del 11 % de la mortalidad por causa cardiovascular por cada 10 microgramos por metro cúbico de "PM2,5", que son las partículas respirables más pequeñas y más peligrosas por la alta capacidad de penetración en las vías respiratorias.
La importancia del desfibrilador
Coincidiendo con estos nuevos datos, la empresa B+Safe, experta en desfribiladores, explica que en nuestro país, tras una enfermedad cardíaca, el índice de salvación se sitúa en un 4 por 100, en EEUU alcanza el 50 por 100 gracias a la implantación masiva de desfibriladores semiautomáticos (DESA) en espacios públicos, según una nota de prensa distribuida por la empresa B+Safe, filia española del Grupo BST que ostenta la patente del DOC® (Desfibrilador Operacional Conectado).
La compañía ha informado en un comunicado que sus equipos “son capaces de revertir una situación de parada cardiorespiratoria, también llamada muerte súbita, ya que si esta se produce disponemos de un plazo máximo de 5 minutos para asistir a la víctima con garantías de éxito”. En la nota se insiste en que para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, “se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador hasta la llegada de los servicios de emergencia”.
El Desfibrilador Operacional Conectado se vende como “el único del mercado que ofrece todas las soluciones integradas en el equipo, que puede estar conectado y permanecer operativo las 24 horas del día”.
B+Safe hace un análisis de la situación en España con respecto a otros países europeos y asegura que “estamos muy alejados de los niveles de vecinos europeos como Francia, donde la implantación de estos equipos supera ocho veces la de España, una diferencia que aumenta respecto a Alemania y los países nórdicos y que crece exponencialmente respecto a Estados Unidos o Japón”. También asegura que “España carece de una normativa homogénea que regule que espacios deben disponer de desfibrilador fuera del ámbito sanitario ni los requisitos para su uso o registro. Mientras Comunidades Autónomas como País Vasco, Cataluña, Andalucía y Canarias sí han desarrollado legislaciones al respecto, otras como Madrid carecen de ella”.
Un espacio cardioprotegido, según la compañía, “debe contar al menos con un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.
Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, denominados Cadena de Supervivencia: Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia; una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP); desfibrilación temprana; SVA y cuidados post-resucitación.
+INFO
http://fundaciondelcorazon.com/
http://www.b-safe.es/es