El escritor José Mª Castillo-Navarro, falleció, víctima del Covid, en la tarde de ayer a la edad de 92 años. El 18 de julio de 1928, Castillo-Navarro nació en Lorca, en la calle Redón de esta ciudad, en el barrio de San José, lugar en el que, en una de sus plazas, se erige la escultura de “El niño de la flor en la boca”, uno de sus relatos más conocidos. Durante su infancia, se sintió atraído por creencias que le hicieron ingresar en conventos e instituciones religiosas, para convertirse en fraile o sacerdote, pero tras pasar una grave crisis, internado a causa de la tuberculosis, decidió dedicar su vida a la literatura. Su obra se inscribe en la corriente realista de los años cincuenta del siglo pasado, aunque su estilo, muy pronto, desbancó tendencias y se hizo con un lugar destacado como creador de mundos propios que le hicieron ser merecedor de multitud de reconocimientos. Consiguió el premio Ciudad de Barcelona, fue finalista del premio Planeta, ha sido traducido al francés, al rumano y al italiano, adaptado al cine y representado en la Comedie Française, Pero cuando su carrera parecía alcanzar cimas extraordinarias, a finales de los años setenta, abandonó aparentemente la creación literaria, y se refugió en su Lorca natal, donde dedicó gran parte de su quehacer a la militancia en una cofradía religiosa. El Ayuntamiento de Lorca le otorgó en su momento la Medalla de Oro de esta ciudad murciana, celebró un congreso sobre su vida y obra, y reeditó gran parte de su obra literaria, en la que podemos hallar títulos como “La sal viste luto”, “Con la lengua fuera”, “Las uñas del miedo”, “Manos cruzadas sobre el halda”, “El niño de la flor en la boca”, “Caridad la Negra” y “El cansado sol de septiembre”.
Ginés García Agüera