Este cementerio de Ciriego, al borde del mar Cantábrico, cuyas olas salpican las tumbas costeras y el rumor del mar parece arrullar el suelo eterno de los muertos…, y cuyos cipreses se destacan sobre el azul pálido o el gris del mar, no tiene el deprimente aspecto de los otros.
Gerardo de Alvear (1887-1964)
El cementerio de Ciriego ubicado en un espacio privilegiado que mira al mar Cantábrico fue inaugurado en el último tercio del XIX para sustituir al antiguo Cementerio de San Fernando que, ante el alto crecimiento de población, veía mermada su capacidad. El proyecto fue realizado por el arquitecto municipal de la ciudad Casimiro Pérez de la Riva (1851-1934) en 1881. El cementerio presenta planta de cruz que organiza el espacio funerario con un entramado de calle y entrecalles en las que se configuran las diferentes manzanas, en cuyo interior se delimita el terreno de cada propietario. Además, una de las características que hace único a este cementerio es que alberga algunos panteones fruto de los traslados de la antigua necrópolis.
Hoy día cuando visitamos el recinto de Ciriego, que ocupa una superficie de 18 hectáreas, nos encontramos con una producción artística ecléctica de los últimos tres siglos que crea un conjunto histórico único, como únicos son muchos de sus monumentos funerarios