El incalculable valor histórico del Cementerio San Rafael de Monturque, desde su origen hasta su clausura.
Hay que buscar los orígenes del cementerio de Monturque en la antigua y arraigada costumbre de dar sepultura a los difuntos en suelo sagrado, esto es, el interior de las iglesias, ermitas y conventos o en los terrenos aledaños a estos edificios, esperando con ello garantías para la salvación de sus almas. Rueda Aguilar, Francisco J. (2018). Las Cisternas Romanas de Monturque y el Cementerio Municipal de San Rafael, 35.
La parroquia de San Mateo, iglesia mayor de la localidad, es el motivo por el que el cementerio San Rafael se encuentra en este lugar, en la cima del promontorio en el que se asienta el municipio y en el corazón del casco histórico.
Las primeras inhumaciones que se realizan en la parroquia datan de 1605. Para ello también se utilizaría el cementerio colindante que, según exigía la normativa eclesiástica, todas las parroquias debían tener perfectamente delimitado y protegido. Probablemente por la falta de espacio suficiente en la parroquia y sobre todo por el temor al contacto con los cadáveres fallecidos por epidemias, en 1787, se prohíben las sepulturas en la iglesia y se impone que los cementerios sean construidos fuera de las poblaciones y alejados de las casas de los vecinos.
Los reyes Carlos III y Carlos IV insistieron en la necesidad de suspender los enterramientos en las iglesias y que se construyeran cementerios retirados de la población, de hecho la Real Orden de 19 de mayo de 1882 determinó que se debía cambiar la situación de los cementerios a medio kilómetro de la población. El cementerio de Monturque no cumplía estos requisitos y, a pesar de las diferentes prohibiciones, las autoridades locales consideraban que ese era el lugar adecuado para situar el camposanto, es por ello que hasta el día de hoy sigue ocupando ese mismo espacio.
Tres años después, 1885, se planteó la ampliación del cementerio con el fin de que la construcción tuviera mejores condiciones higiénicas. En este mismo año se detectan los primeros casos de cólera en Monturque que obliga a habilitar en el cementerio una fosa para enterramiento, descubriendo los operarios, en el momento de la excavación, unos cimientos en el suelo que captaron su atención.
Hubo que esperar un año para descubrir la totalidad de aquella construcción. Durante años se acometieron trabajos de desescombro y limpieza del interior del edificio que fue identificado, tras años de investigación, como las Cisternas Romanas más grandes de España. Muchos visitantes eruditos, curiosos y viajeros pasaron por este camposanto, entre ellos Rafael Romero Barros (padre del pintor cordobés Julio Romero de Torres), el escultor Mateo Inurria, el poeta Luis Herrera Robles y el arqueólogo George Edward Bonsor, además de infinitas personas ilustres de los pueblos de alrededor.
La falta de espacio en este pequeño recinto funerario impidió llevar a cabo más enterramientos en él, por ello se decide construir un nuevo cementerio enclavado en las afueras de la localidad. En el año 2007 finalizarían las obras del cementerio de San José que daría clausura al viejo cementerio de San Rafael.
En la actualidad este cementerio sigue atrayendo a miles de visitantes cada año, especialmente durante la Festividad del Día de Todos Los Santos. Este día una de las imágenes con más devoción del municipio, Nuestro Padre Jesús Nazareno, sale en procesión desde la parroquia hasta el cementerio para bendecir a los difuntos.