El Cementerio Municipal de Sant Sebastià se encuentra en Sitges, una bella población de orígenes pesqueros situada en la costa del Garraf, a pocos kilómetros de Barcelona.
Con una ubicación privilegiada en uno de los extremos de la playa de Sant Sebastià, el cementerio toma su nombre de la ermita junto a la que se construyó, hace más de dos siglos. Actualmente, es el camposanto en uso más antiguo de la población, de ahí que popularmente se le conozca como “viejo”, para diferenciarse del otro cementerio municipal de construcción más reciente, Les Pruelles.
A pesar de sus reducidas dimensiones, el camposanto acoge uno de los patrimonios funerarios más ricos e importantes del territorio, relacionado principalmente con la época del novecentismo y el modernismo catalán. En este sentido, alberga una veintena de obras funerarias de los mejores arquitectos y escultores de mediados del siglo XIX y primeros del XX.
La mayoría de sepulturas monumentales pertenecen a empresarios de aquella época, conocidos como indianos o americanos, originarios en muchos casos de municipios costeros, como Sitges.
Los indianos partieron a América a emprender negocios y hacer fortuna para años más tarde regresar a sus tierras. De vuelta, y acorde con su nueva situación económica, erigieron majestuosas casas, pero también suntuosas tumbas, como las que se hallan en Sant Sebastià.
Para estos comerciantes, construir en vida su propia sepultura era de crucial importancia, fruto de su fe cristiana. En Sitges, su ejecución se encargó a los arquitectos y escultores más prestigiosos de la época , como Josep Llimona, Pere Jou, Manuel Fuxà, Frederic Marès, Josep Reynés o Agapit Vallmitjana, entre otros.
MÁS DE DOS SIGLOS DE HISTORIA Y ARTE FUNERARIO
El Cementerio de Sant Sebastià de Sitges (Barcelona) recibió su bendición el año 1814. Situado en la playa de Sant Sebastià, al inicio del paseo Balmins, se erige sobre un terreno unido a la ermita de Sant Sebastià, una capilla cuyos orígenes se remontan al siglo VII, fácilmente reconocible por su torre-campanario de tejado piramidal, cubierta con cerámica vidriada.
La puesta en funcionamiento del camposanto de Sant Sebastià se debe a las presiones de la burguesía de primeros del siglo XIX, de acuerdo con las ideas racionalistas e higienistas que invadían Europa tras la Revolución Francesa. El objetivo era que la nueva ubicación estuviera en las afueras del municipio para evitar posibles propagaciones de brotes epidémicos.
De este modo, el primitivo cementerio que se hallaba en el centro del municipio, en el Baluard, junto a la iglesia parroquial de Sant Bertomeu y Santa Tecla, se trasladó hasta el nuevo recinto de Sant Sebastià.
Con una extensión de unos 4.600 m2, planta claustral, capilla y unos elevados muros blancos para evitar profanaciones, Sant Sebastià se concibió siguiendo el modelo mediterráneo de cementerio, típicamente marinero, en el que las sepulturas se rodean de jardines románticos, propios de la época, con vegetación frondosa y caminos sinuosos.
Tras cruzar la puerta de acceso de la entrada, decorada con un ángel, el símbolo de Jesucristo a ambos lados, coronas de laurel y una inscripción que reza en latín “Mortui resurgent” (“los muertos resucitarán”), el visitante se encuentra ante las más espectaculares sepulturas del camposanto, situadas a muy poca distancia unas de otras.
Una riqueza patrimonial de distintas épocas, aunque la historia del cementerio está vinculada fundamentalmente a los americanos, que fueron los primeros en edificar sepulturas monumentales entre finales del siglo XIX y principios del XX.
En Sant Sebastià destacan obras de los escultores Josep Reynés (1850 – 1926), Josep Llimona (1863-1934), Frederic Marès (1893-1991), Manuel Fuxà (1850 – 1927), Agapit Vallmitjana(1833 – 1905), Alessandro Mariotti, Joan Rebull (1899 – 1981) o Pere Jou (1891 – 1964), que comparten protagonismo con arquitectos de gran renombre, conformando el conjunto artístico donde fueron enterrados los americanos de Sitges, pero también artistas y personajes ilustres de la villa.
A raíz del crecimiento de la población, principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, el cementerio de Sant Sebastià fue quedándose rodeado de viviendas y, más de 200 años después de su construcción, se encuentra en pleno casco urbano, enclavado entre el núcleo viejo de Sitges y el mar.
Esta situación hace que hoy sea un lugar de fácil acceso tanto para sitgetanos como para turistas.
SIMBOLOGÍA Y SUNTUOSIDAD
El motivo que llevó a construir estos valiosos mausoleos es un ejemplo de que a finales del siglo XIX imperaba no solo la idea de construir un lugar digno para acoger los restos del ser querido, sino, además, que esa sepultura fuera esplendorosa y suntuosa, como demostración del poder económico y social de la familia. Por este motivo, diversos americanos y otros personajes del ámbito político y social de Sitges encargaron a arquitectos de prestigio sus panteones. A menudo, eran los mismos que habían proyectado sus casas.
La simbología más usada en la época muestra cierta tradición pagana, ya que la muerte tenía un significado heroico, aunque con matices distintos a la vieja aristocracia de origen cortesano o militar.
En los casos de las sepulturas de Sitges aparecen símbolos vinculados al comercio y a la industria, a la beneficencia pública, al buen gobierno o a la profesionalidad. Éstos sustituían a los antiguos esquemas de la victoria –caballos, retratos- pero tenían el mismo fin: ensalzar un monumento para la posteridad.
Los mausoleos de Sant Sebastià también incorporan simbología referente al mundo egipcio (pirámides), a la época medieval (historicismo neogótico), al eclecticismo o a la masonería. Pero, el estilo predominante es el modernista, con el escultor Josep Reynés como máximo representante. Las figuraciones del dolor, la alegoría de la esperanza y los ángeles, junto con la tradicional iconografía de Cristo son las más habituales en este camposanto.