jueves, 28 de marzo de 2024
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Revista Adiós

Castro Urdiales

Cementerio municipal de Ballena

El cementerio de Castro-Urdiales está declarado BIEN DE INTERÉS CULTURAL, con la categoría de MONUMENTO por Decreto 55/1994, de 7 de diciembre (BOC núm. 38 de 14-02-1994).

 

El cementerio municipal de Ballena está ubicado en un lugar espectacular, ya que se trata de un enclave elevado sobre el mar, como una pequeña península, donde al Norte se encuentra franqueado por la costa del Mar Cantábrico y al Sur por   la gran rasa litoral con verdes campos, que le hacen ser el protagonista en la atalaya conocida como Ballena.

 

Su estampa bucólica se da al entrar al Cementerio, ya que su zona alta está corona por la vista de la Iglesia Santa María, monumento y estandarte del gótico en Cantabria, que le otorga ese halo de retiro espiritual y eternidad al espacio.

 

El paisaje y entorno natural hace que el cementerio proyectado por Alfredo de la Escalera y Amblard, arquitecto diocesano y provincial en 1885-1888, es uno de los principales monumentos y preservación del patrimonio material de Castro-Urdiales. Catalogado como uno de los ejemplos más notables de la arquitectura funeraria española y representa un modélico ejemplo de actuación urbanizadora.

Reúne un conjunto de monumentos funerarios de excepcional calidad, en diferentes estilos como el neóclasico, eclecticismo, neomedievalismo, modernismo, gótico, art decó…

 

Es un “cementerio-museo”, encuadrado dentro de la tipología típica del denominado “cementerio marítimo” que forma un grupo especial, concebido como “un elemento pintoresco del paisaje natural que parece asomado al mar”. Formó parte del ensanche urbanístico local de fines de siglo XIX, con una estructura urbana que se distribuye en manzanas y calles, “mímesis” de la ciudad de los vivos.

 

En su paisaje se acumulan perspectivas de elementos verticales como pináculos, chapiteles, torres, cruces etc, de pequeños cuerpos arquitectónicos que son los panteones, y el recurso de las distintas calles arquitectónicas que se dirigen a los cipreses y a la vegetación en general. Son referentes característicos de esa innata arquitectura del final de siglo, que envuelve la imagen del cementerio decimonónico enclavado en la corriente del romanticismo.

Este “museo a cielo abierto” se distribuye en forma de cruz de tres brazos, donde el centro es la cabeza de la cruz, que se destina a osario; el que forma uno de los brazos a niños sin bautizar y suicidas; y otro de los brazos para los enterramientos de los que estaban fuera de la religión católica, con entrada desde el exterior.

 

La visión desde el aire, es un cementerio organizado en una serie de calles paralelas formadas por panteones que van descendiendo hacia el mar. Su planta parece inspirarse en el estilo neoclásico, relacionado también con la nueva sociedad burguesa que se instala en Casto Urdiales a finales del siglo XIX.

 

En la parte alta y con las mejores vistas, están los panteones principales y más monumentales de la clase social más pudiente, donde comienzan a discurrir los enterramientos en sendas calles que descienden de oeste a este, en suave pendiente hacia el mar.

 

Hay una gran profusión de panteones, que son pequeños monumentos, que se combinan con zonas verdes, conviven panteones de estilo neogótico inspirados en la cercana iglesia de Santa María (estilo gótico), con otros de estilo modernista o neoclásico.

 

En estos pequeños monumentos entran en escena todo el mobiliario de las capillas funerarias, así aparecerán candelabros, estatuas, relieves, vidrieras, frescos, mosaicos, obeliscos, antorchas, cruces etc.. aparecen así la imagen del panteón familiar como tumba-capilla, como mini iglesias particulares, sin altar ni presbiterio, que encontrará en el neogótico su mejores lenguajes.

La escultura también encontrará su lugar en este bosque de imágenes y en especial las representaciones de ángeles, como la del “ángel de la muerte”.

En la actualidad son más frecuentes las criptas y nichos para acoger a la creciente explosión demográfica en Castro Urdiales.

 

Entre las paredes del Cementerio de Ballena descansan los restos de personajes ilustres de la historia local, regional y nacional, como el arquitecto regionalista Leonardo Rucabado y el gran músico y compositor Arturo Dúo Vital, o el General Barandica. También hay marcas de la postguerra española, donde hasta 1979 , D. Francisco de Bedoya, último guerrillero antifranquista de Cantabria, estuvo enterrado en los extramuros del Cementerio, pero ante las numerosas reclamaciones de la familia, fue trasladado a Santander. Es de resaltar que mientras estuvo enterrado en Castro, siempre tuvo flores naturales en su tumba.

 

El cementerio hoy en día forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de Castro-Urdiales y hay un fuerte arraigo de la población castreña ante el respeto y uso del Cementerio, demostrando el orgullo de tener uno de los mejores cementerios de España.

El ayuntamiento ha tenido especial sensibilidad en conservar en las mejores condiciones este conjunto arquitectónico que forma parte del paisaje urbano de la ciudad y crear un espacio singular en un entorno privilegiado.

 

Queremos poner en valor este Bien Cultural y que sea una parada obligatoria no solo para el turismo que visite Castro-Urdiales, sino proyectando su valor arquitectónico, su patrimonio material e inmaterial a través de la simbología funeraria que colma los panteones y enterramientos primitivos, de agrandar su historia y divulgación de su importante conservación a través de la participación en la red ASCE , estando dentro de los Cementerios Culturales de Europa.

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