El Cementerio de El Masnou es, sin duda, el conjunto arquitectónico y escultórico más relevante del municipio. Acoge obras de arte diseñadas y esculpidas por artistas de renombre internacional y panteones proyectados por destacados arquitectos modernistas.
El panteón que se presenta ha sido diseñado por el arquitecto Bonaventura Bassegoda i Amigó, y el grupo escultórico por el escultor Rafel Atché i Farré, figuras destacadas del modernismo catalán. Su construcción está muy bien documentada a través de dos monografías sobre el Cementerio y el arquitecto.
La historia del panteón está ligada intrínsecamente a la historia del municipio ya que habla de la actividad marinera i comercial de su propietario, que fue la principal actividad económica de El Masnou durante el siglo XIX. Además, su residencia de veraneo, la impresionante Villa Rosa, fue donada al Ayuntamiento por sus descendientes y actualmente es sede de la Casa de Cultura y Oficina de Turismo del Masnou.
El Cementerio ha sido escogido finalista en las últimas tres ediciones del concurso de Cementerios de España 2019 en las categorías de mejor monumento (ediciones 2016 y 2017) y mejor cementerio (2018).
Actualmente el Ayuntamiento de El Masnou tiene programadas dos visitas guiadas gratuitas durante el 2019 que cuentan con un gran número de asistentes. Desde el Museu Municipal de Náutica de El Masnou también se ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas en diferentes idiomas de una hora y media de duración por un precio de 46 € por grupo (máximo 30 personas).
Información histórico-artística del monumento
Panteón 4-5, cuarta isla. Jaume Sensat i Sanjuan y Rosa Pagès i Orta, i los suyos
Autor: Bonaventura Bassegoda i Amigó
Escultor: Rafael Atché i Farré
Data: 1916
Biografía:
De origen marinero, Jaume Sensat i Sanjuan (El Masnou, 1856–1914) quedó huérfano de padre a la edad de 7 años. Una de las herencias recibidas fue el su barco, razón por la que cursó estudios de Pilotaje al cumplir la mayoría de edad. Obtenida la titulación, comandó el su propio barco, lo que le permitió hacer numerosos viajes a América, Hasta que decidió venderlo. Fue en este momento cuando optó por reorientar su carrera y por este motivo se instaló en la capital argentina para convertirse en agente de bolsa. Durante quince años disfrutó de gran renombre y una importante influencia en el desarrollo económico de Argentina y en las relaciones entre este país y Europa, sobre todo Cataluña. Aparte de su oficio, Jaume Sensat fue miembro de la Junta Consultiva de la Asociación Patriótica en Buenos Aires y jefe superior honorario de la Administración Civil.
Casado con Rosa Pagès i Orta (El Masnou, 1858–1937) y sin descendencia directa, pasó dos años en Egipto, donde conoció de primera mano el arte islámico. Al volver a su pueblo natal, adquirió una casa en el Masnou que pertenecía a Amalia Amat i Lluch y encargó la reforma al maestro de obras Pere Andreu. Esta casa, de estilo neoárabe, se convirtió en la casa de veraneo del matrimonio y fue conocida como la Villa Rosa. El resto del año, el matrimonio vivía en un piso del palacio Malagrida situado en el paseo de Gracia de Barcelona, propiedad del olotino Manel Malagrida, con quien Jaume Sensat había establecido una muy buena amistad durante su estancia en Buenos Aires.
Descripción histórico-artística:
Los fuertes vínculos entre Jaume Sensat y el capitán Salvador Maristany i Sensat, comportó que los dos se plantearan la compra de dos solares en el cementerio de El Masnou para construir dos panteones gemelos. Desgraciadamente, la muerte de Jaume Sensat en noviembre de 1914 interrumpió este propósito, y su viuda no continuó con el proyecto.
Dos años después de la muerte del su marido, Rosa Pagès decidió iniciar la construcción de un panteón familiar, aunque sin cumplir la voluntad del difunto. Por este motivo, encargó el proyecto al arquitecto Bonaventura Bassegoda que, en un principio, trazó el diseño de un panteón de planta cuadrada con una fachada presidida por la puerta de entrada, que era idéntica a la que en 1903 había creado en el panteón de Gerard Sensat Maristany. Sin embargo, este proyecto no convenció a la viuda y en 1916 adquirió un solar circular situado en el ángulo de la isla del cementerio y anexo al que años atrás había comprado su marido, y encargó un segundo proyecto a Bassegoda. En agosto del mismo año se dirigía al Ayuntamiento para pedir los permisos correspondientes para unificar ambos solares para construir el panteón.
En esta ocasión, Bassegoda planteó una capilla-panteón semisubterránea, que ocupaba completamente los dos solares. Debido a la forma circular del solar, el arquitecto creó un conjunto de forma irregular. Aún así, el arquitecto solucionó este inconveniente situando en este espacio del altar, a modo de ábside.
Esta irregularidad de la planta se hace más evidente aún en el exterior, tal como lo evidencia la asimetría del volumen. La puerta, la caja de escalera y la escultura del coronamiento están dispuestas a un lado, mientras que en el otro extremo sólo se colocó la escalera de acceso a la cubierta de la edificación. La puerta presenta un arco apuntado y queda insertada dentro el volumen de la propia caja de escalera. Esta parte del panteón se convierte así en un componente muy decorativo, ya que se prescinde totalmente de la línea recta y se transforma el volumen en una gran curva ornamentada con unas molduras rematadas por unas volutas en la parte superior. La ornamentación del volumen es complementada con la propia puerta, de trazo modernista y formada por barrotes retorcidos, flores y coups de fouet, y en la parte inferior, por unos anagramas creados a partir de la unión de las iniciales de los apellidos del matrimonio.
El resto del paramento exterior casi no consta de ningún elemento decorativo, exceptuando el zócalo y la moldura en la parte superior que actúa de cornisa. Aparte de eso, se colocó una placa junto a la puerta con la inscripción en relieve del nombre del matrimonio y se abrieron algunas ventanas circulares protegidas por unas rejas formadas por cruces, florituras y las iniciales de los apellidos enlazadas.
Para acceder a la parte superior, se dispusieron unas escaleras precedidas por un candado para impedir el paso, actualmente desaparecido. Todo este coronamiento está delimitado por unos pilares unidos entre sí por unos barrotes de sección circular. Junto a la caja de escalera fue emplazada una escultura creada por Rafael Atché i Farré, que recibió 4.000 pesetas por su realización. Esta representa una mujer que se apoya acostada sobre un túmulo funerario en una actitud de sereno desconsuelo, propia de la escultura modernista catalana. La figura presenta unas líneas muy suaves que refuerzan esta idea. La mujer se representa descalza, vestida con una ropa de drapeado sinuoso, con los ojos cerrados y sosteniendo con la mano izquierda un ramo de rosas mientras con la derecha se apropia una para captar su fragancia en una clara actitud melancólica. La elección de las flores no fue casual, ya que se decidió crear un juego con el nombre de la comitente del panteón.
La suavidad del conjunto se potencia aún más con la cubierta del sarcófago con una tela, que aligera las formas. De este sólo se observa el frontal, decorado con un relieve del Ouroboros o serpiente que se muerde la cola, símbolo relacionado con la resurrección cristiana. Además, la imagen está acompañada por unas alas incisas en la superficie del túmulo que hacen referencia al tempus fugit. Otros elementos que aparecen en la escultura son una cruz y un cráter con la llama de la sabiduría divina y la Ascensión. La cruz fue dispuesta detrás y decorada con un relieve de Cristo crucificado.
En 1918 Bonaventura Bassegoda construyó un panteón en el cementerio de Montjuïc donde debía ser enterrado Jaume Puncernau i Pintó. Al morir este dos años antes, fue su albacea Jesús María Barraque i Adueque quien encargó el proyecto. Seguramente gran admirador de la obra de Bassegoda y Rafael Atché, Barraque solicitó que el proyecto tuviera una escultura idéntica a la realizada por el escultor Atché en el panteón de Rosa Pagès.
Bonaventura Bassegoda i Amigó (Barcelona 1862–1940). Obtuvo el título profesional de arquitecto en 1886. Entre sus obras destacan el Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, de Barcelona, que fue premiado en 1906 por el Ayuntamiento y la Casa Noviciado de Premià de Mar. En la Ciudad Condal también hizo el edificio para la Biblioteca Arús e intervino como asesor de las obras de la llamada Reforma. Fue llamado arquitecto municipal de El Masnou, donde construyó las Escuelas Públicas Municipales, reformó la iglesia parroquial, construyó el edificio del Casino y la capilla del cementerio. Además, elaboró numerosos planos para casas del pueblo, entre ellas la suya. Fue el presidente del II Salón Internacional de Arquitectura celebrado en Barcelona en 1916. Además, también destacó como escritor, con la monografía de La iglesia de Santa María del Mar, publicada en 1925 y en 1927. Fue académico de la Reial Acadèmia de les Bones Lletres de Barcelona y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
Rafael Atché i Farré (Barcelona 1855 a 1923). Estudió en la Escuela de La Llotja y en el taller de los hermanos Agapit y Venencia Vallmitjana. Viajó a Italia, Francia e Inglaterra, donde pudo estudiar las obras de los grandes maestros. A lo largo de su carrera obtuvo numerosas menciones e hizo de jurado en varias exposiciones. Entre sus obras, destacan las esculturas que decoran las fachadas del Hospital Clínico y del Palacio de Justicia de Barcelona. De todas sus obras, las más conocidas fueron el Colón y la matrona que representa el reino de León del popular monumento barcelonés. También trabajó en la cascada de la Ciutadella y en la fachada de la catedral.
El cementerio de El Masnou, un museo al aire libre:
El Cementerio Municipal de El Masnou es un auténtico museo al aire libre. A través de su visita se puede contemplar la cruz de término de 1.500 recientemente restaurada; obras de arte diseñadas y esculpidas por artistas de renombre internacional como Frederic Marès, Rafael Atché, Josep Llimona o Josep Maria Subirachs; y panteones proyectados por destacados arquitectos modernistas.
Diseñado el año 1860 por el arquitecto municipal Miquel Garriga i Roca, reemplazaba el antiguo cementerio ubicado detrás de la Iglesia de San Pedro.
El Cementerio de El Masnou, aunque desconocido por muchos ciudadanos, se puede vincular con otros cementerios destacados de Catalunya, como los de Arenys de Mar, Lloret de Mar, Poblenou o Sitges, de gran mérito artístico. Se puede crear un nexo entre todos estos espacios, que fueron transformados en la misma época por la presencia de una burguesía enriquecida que quería contar con los artistas mejor considerados del momento.
Actualmente el Ayuntamiento de El Masnou tiene programadas dos visitas guiadas gratuitas durante el 2019 que cuentan con un gran número de asistentes. Desde el Museu Municipal de Náutica de El Masnou también se ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas en diferentes idiomas de una hora y media de duración por un precio de 46 € por grupo (máximo 30 personas).
Además, el Cementerio de El Masnou ha sido objeto de estudio sistemático. La propuesta de Miquel Rico Vázquez y Marta Roig Lerones fue la ganadora de la tercera edición de la Beca de Investigación Local de El Masnou del año 2006. Fruto de este estudio se editó el año 2008 la publicación El cementiri del Masnou, un museu a l’aire lliure (segles XVIII-XXI), La Roca de Xeix, núm. 27.
También el número 30 de la misma revista L’obra arquitectónica de Bonaventura Bassegoda i Amigó a la vila del Masnou y de los mismos autores, ganadora de la sexta edición de la Beca de Investigación Local de El Masnou del año 2016, actualiza la información sobre la arquitectura funeraria proyectada por el arquitecto en el Cementerio, un total de nueve panteones