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Revista Adiós

Hernán Santiago Vizzari


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| El señor de los cementerios de Buenos Aires

24 de junio de 2017

Cuando era chico siempre andábamos en bicicleta por el cementerio de la chacharita y mientras mis amigos pedaleaban rápidamente yo me quedaba tranquilamente mirando bóvedas, monumentos, estatuas y paisaje.

El señor de los cementerios de Buenos Aires

Me llamo Hernán Santiago Vizzari, nací un 6 de enero de 1977 en la Ciudad de Buenos Aires, desde hace 11 años investigo en forma especial e independiente el Cementerio de la Chacarita, como también otros cementerios y viejos enterratorios desaparecidos en Ciudad. Otras de las cosas que me apasionan son las costumbres funerarias porteñas, el cual poseo una importantísima colección de elementos funerarios.
Cuando era chico siempre andábamos en bicicleta por el cementerio de la chacharita y mientras mis amigos pedaleaban rápidamente yo me quedaba tranquilamente mirando bóvedas, monumentos, estatuas y paisaje. Me era totalmente normal y familiar. Nunca lo vi desde un ángulo de morbo, sino de comprender desde esta época actual, como hubo un tiempo no tan lejano donde la gente tenía un culto realmente importante a la muerte y a sus muertos, donde existían talleres de marmoleros, carpinteros, arquitectos, entre otros que vivían y se desarrollaban al mismo tiempo que el cementerio crecía en todo sentido. Tenerle miedo y escapar son dos opciones, las cuales no están en mi personalidad, por eso le doy un marco histórico y de rescatar del olvido esas costumbres funerarias que alguna vez fueron. Ese mi humilde aporte al Patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires.
Todo empezó en el año 2006 cuando fundé el sitio del Cementerio de la Chacarita www.cementeriochacarita.com.ar, una cosa lleva a la otra y de tanto leer textos e investigar empecé a ver que existía un amplio abanico de ítems y elementos que componen nuestro Patrimonio Funerario, fotos originales, postales, medallas, libros, antiguos documentos, mapas y artículos del mundo funerario. A partir de allí tuve la imperiosa necesidad de poder transmitirle a la gente de que se trata todo esto. 
Empecé tomando fotos, recolectando de donde pudiera fotocopias de libros, revista antiguas, y después ya invirtiendo un capital en la compra de fotos antiguas, postales, medallas, mapas y un sinfín de ítems que si bien me ayudan a conocer más la historia del cementerio van a para a mi Museo Funerario Virtual www.museofunerario.com.ar. La verdad que influencias no tengo, fui aprendiendo el arte de investigar y hacer valer mi perspicacia para la búsqueda de datos y material de todo tipo. Se podría decir que tengo un archivo con material único del cementerio. 
Aquí en Buenos Aires no está desarrollada la investigación del Patrimonio Funerario, ni su preservación. No se le destinan fondos a la preservación de sepulcros que derrochan historia y una belleza arquitectónica única, como el Panteón Español de Socorros Mutuos, obra del genial arquitecto Alejandro Christophersen en 1898, cuya similitud al templete del patio de los Evangelistas del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es asombrosa. Cabe resaltar que en este panteón, encontramos unas réplicas más que exquisitas en vitraux de gran tamaño pintadas por Feliciano Mary de dos cuadros, Santiago en Batalla de Clavijo de Jose Casado del Alisal en 1885, La Rendición de Granda de Francisco Padilla en 1882. 
 
Un poco de historia…
“…El 25 de Diciembre de 1896, día más que emotivo para colocar la piedra fundacional del Panteón Social en el Cementerio del Oeste. Estuvieron presentes el Presidente de la Republica en funciones don José Evaristo Uriburu y tres de sus antecesores Bartolomé Mitre, Julio Argentino Roca y Carlos Pellegrini, como padrinos de la Sociedad de Socorros Mutuos encontramos a los Reyes de España, Alfonso XIII y la Reina consorte Victoria Eugenia de Battenberg, dichos monarcas estuvieron alegóricamente presentes cuando se entregaron medallas alegóricas con la Fachada del Panteón…”
Otra magnífica construcción es el panteón Centro Gallego que empieza su edificación en 1929, según el proyecto de Alejandro V. Varangot, colocaron en su basamento dentro de cuatro cofres, la tierra de las cuatro provincias gallegas, La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra, siendo las mismas bendecidas en un actos más que solemne.
Sus primeras instalaciones se inauguran el 25 de Julio de 1932 misma fecha que dicha entidad comenzó a celebrar sus bodas de plata. Esta construcción representa simbólicamente la unión con Galicia, idea del regreso a su tierra natal. Su arquitectura corresponden al románico gallego; su claustro es una réplica en gran medida al de la Colegiata del Sar que se encuentra en Santiago de Compostela y cuenta en su capilla con una magnífica obra en su altar denominada “La Piedad”, obra del escultor Francisco Asorey, dónde retorna al romanticismo y los detalles primitivistas de sus primeras obras. Corre la leyenda que Asorey tuvo que hacer tres obras de La Piedad para dicho Panteón… dos de ellas descansarían en fondo del Atlántico, la última llegó a destino.
También encontramos en el exterior de la construcción, una gran cantidad de gárgolas sosteniendo en sus garras escudos, cada uno de ellos presentando las provincias gallegas como también la cruz de Santiago.
Estos dos historias que les cuento con algunos detalles, son unas de las cientas que fui investigando, por eso mi trabajo es poder rescatar del olvido nuestras costumbres funerarias, que se fueron perdiendo gradualmente a través de los años. En la antigüedad todo era un rito, desde que fallecía la persona, el velorio, la foto post mortem, hasta que se enterraba y después también para los familiares más allegados. El luto riguroso por un año, la pompa de las carrozas, el detalle en los elementos fúnebres, la cortesía de invitar y agradecer haber participado del doloroso momento,  hasta el silencio sepulcral en los hogares. Todo es por suerte lo tengo en fotos originales de época, las cuales siempre que sea viable las expongo en muestras, justamente de costumbres funerarias. Lo curioso es que vienen muchos interesados, muchos que les gusta el tema pero tienen vergüenza del “qué dirán” si lo comentan a su entorno.
Si bien aquí en Buenos Aires existen muy pocos libros sobre el tema, siempre agradezco esos escritos, ya que sin ellos no podría haber ampliado mis conocimientos o ser las puntas para investigar, cosa que hago de manera independiente y solitaria… suelo manejarme de esa manera, mi cabeza funciona de manera particular y asociando mucha información.
Me asombra y aprendo día a día la variedad de costumbres, ritos y elementos funerarios en el mundo, cada uno tuvo su momento, otras costumbres van y vuelven como la cremación, cosa que ya se hacía hace miles de años, pero lo que no cambia es el dolor cuando alguien parte, por eso mi frase de cabecera es "El duelo no es sólo para transformar el sufrimiento, sino para transformarse desde el sufrimiento".
Trato de abordar, aprender e investigar todo sobre este tema. Ahí es cuando marcas la diferencia y te haces un referente del tema. Mi portal fué declarado de “Interés Cultural por la Legislatura Porteña” en el 2010. Después edité “Angeles de Buenos Aires – Historia del Cementerio de la Chacarita, Alemán y Britanico” en el 2011, y en la actualidad escribo artículos para las prestigiosas revistas como Todo es Historia de Félix Luna e Historias de la Ciudad”.  Participando también en el 2012 y 2015 en los “Congresos de Historia de la Ciudad de Buenos Aires”, organizados por la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires.
Aquí en Argentina existe una necromanía política, repatriaciones de cadáveres, profanaciones de tumbas como el caso de las manos de Perón, concurrencia masiva a ciertos funerales y el culto de devoción popular a los muertos dándoles tintes milagrosos, todo esto hace que tengamos un vínculo estrechísimo con la muerte… aunque haya muchos que ven una carroza fúnebre y hagan los cuernos. Pensar que no hace tantos años atrás la concurrencia a los cementerios el 2 de noviembre era multitudinaria. Algunos ya se instalaban el primero a la tarde, para ser los primeros en recibir la bendición del obispo en el cementerio. Otras fechas muy concurridas eran el día de la madre, del padre, conmemoraciones a próceres, romerías y las fiestas de fin de año. Hoy se reduce al día de los difuntos y al aniversario de la muerte. 
Por suerte existen herramientas como internet, y dentro de ella, el uso de recursos sociales como Facebook y Twitter, donde uno puede exponer su historia, sus investigaciones y hasta poder conseguir más material para ampliar los trabajos. Esas son mis vías de comunicación habituales. Otras las entrevistas en los diarios relevantes Argentinos, como también y no por ello importantes, la difusión en revistas barriales o emisoras de radio locales.
También me contratan para trabajos de investigación histórica, como para brindar conocimientos y material de archivo para documentales o libros. El escritor me da datos para que le investigue en particular, si existen fotos antiguas, diarios o revistas de época, con ese material entregado puede iniciar o darle más contenido al libro o documental. Otros que se acercan para contratarme son profesionales de la salud, universitarios o estudiantes que necesitan material para presentar en congresos o trabajos. Tengo una particularidad que es que estoy acreditado como investigador en la Biblioteca Nacional donde puedo tener acceso a  distintas publicaciones y secciones donde el público en general no puede.
Ojalá en poco tiempo, exista una tendencia de proteger y valorar nuestro Patrimonio Funerario como muchos lugares del mundo, que los responsables de gobernar las ciudades sepan cómo integrar al ciudadano en los cementerios, ya que son museos a cielo abierto, sitios en donde descansa la historia de un país, de una ciudad, de un barrio…
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