martes, 27 de mayo de 2025
Enalta
Revista Adiós

Ginés García Agüera


Periodista especializado en cine. Colaborador de "Adiós Cultural" desde el número 1.

CINE | “Rita”, el desvarío de una sociedad enferma

21 de octubre de 2024

Paz Vega, presenta en Valladolid su debut en la dirección cinematográfica

“Rita”, el desvarío de una sociedad enferma

Cuando pasaba por ahí el verano de 1984, en Sevilla, la actriz (y ahora directora), Paz Vega, contaba con ocho o nueve años, como la protagonista de su primera y estupenda película tras la cámara, “Rita”, que después de su paso por Locarno, compite en la sección oficial de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), uno de los festivales más honestos y coherentes de cuantos uno conoce hasta ahora. Paz Vega tiene, claro, su infancia adherida los recuerdos, las sensaciones, el calor, los olores, la luz, las percepciones tantas veces felices, placenteras, como tantas veces inhóspitas, incomprensibles, dolorosas, de ese entorno físico y humano que llamamos vida. Y Paz Vega, también, después de una concurrida carrera como intérprete, ha visto y se ha empapado del trabajo en la dirección de gentes como Vicente Aranda, Julio Medem, Pedro Almodóvar, Michelle Placido, Mateo Gil o los hermanos Paolo y Vittorio Taviani, por nombrar a algunos de cuantos la han adoptado como actriz.

Llega la hora de abordar la ventura y la aventura de dirigir. Le toca a ella. Y entonces, escribe y elabora una obra que se mueve dentro de la mirada de una niña, en la Sevilla del calor de 1984, con eurocopas de fútbol que gritan por la tele, abuelas de ternura, primeros amores, juegos compartidos, deseos de ver el mar, aviones de papel, olor de azúcar y también, también, sordidez, gritos, incomprensión, sinrazón. Paz Vega sabe situar la cámara para transmitir esas sensaciones que ahora las hace compartir con el público, se adentra en ese mundo detestable del machismo arraigado, el maltrato, la violencia hacia la mujer, el asesinato, y la muerte. Y su trabajo se convierte en una película tan bella como desasosegante. Y si eso no fuera poco, ella misma nos regala su trabajo como actriz, probablemente el mejor de su carrera, dando vida a esa madre que cose un vestido, que olvida poner las cervezas en el frigorífico, que se plantea el divorcio recién estrenado en esa España de mediados de los ochenta, que mira, ama, se resiente, y nos hace partícipes de su vida en el desamparo. Sus ojos, los ojos de Paz, el deterioro que habita en la resignación, su espera al lado de una paella que se enfría, el amor a sus pequeños y una esperanza que pronto se truncará.

La primera película que dirige Paz Vega, “Rita”, se ha convertido en un hallazgo lleno de luz. Ha escrito un guion repleto de inteligencia, en el que vuelca miradas, voces y presencias que huelen a verdad. Ha dirigido a actrices y actores como probablemente sólo sabe hacerlo una más del gremio. Roberto Álamo está, como siempre, en ese gesto de medida y precisión que le caracteriza, Paz de Alarcón, Amada Santos y Margarita Asquerino, componen una lección de secundarias de lujo, y los niños Alejandro Escamilla, y los ojos inolvidables de nuestra Rita, Sofía Allepuz, se encargan de aportar la inquietud y todas las incertidumbres de la infancia, en una obra que se cierra con la violencia. No la vemos, no aparece en el rectángulo de la pantalla. Paz Vega nos la hace sentir. Y narra la muerte certeramente, con un sonido a lo lejos, un cuchillo que cae al suelo, el desvarío de una sociedad enferma que aún pervive.