Si Ana se asomó a la muerte en “El espíritu de la colmena” hace ahora cincuenta años, Lucía, en “20.000 especies de abejas”, película triunfadora en el recién clausurado Festival de Cine de Málaga, decide precipitarse a un abismo incierto. Dos niñas se pierden en los montes. Ana, lo hace porque a los seis o siete años, no termina de comprender las razones que se entremezclan con las sinrazones de contemplar el desamparo en torno a la muerte. Lucía, que primero es Aitor y observa cómo a su alrededor, en su familia, juegos, baños en la piscina y amigos, la adaptación a una nueva e incontestable condición es compleja, dura, difícil, lo hace porque le aguarda una misión que le ha encomendado la colmena: tiene que golpear cada uno de los panales y comunicar a las abejas que Aitor ya se ha marchado, y que Lucía llega para quedarse. Y para siempre.

Es inevitable para cualquier amante de este milagro que es el cine, entrever vestigios de “El espíritu de la colmena”, de Víctor Erice, en la bellísima cinta de Estíbaliz Urresola, “20.000 especies de abejas”, ganadora de la Biznaga de Oro, como mejor película en el Festival de Málaga, clausurado el pasado domingo en su vigésimo sexta edición. Es como si Urresola hubiera cogido un testigo a Erice y apoderándose de la magia, siguiera deslumbrándonos con la continuidad de la función. Ambas, hablan de la infancia en esos conflictivos tiempos en los que es inevitable empezar a intentar comprender la compleja red de incertidumbres a tu alrededor, de familias, separaciones, reproches, comprensión e incomprensión, aislamiento, abuelas, tías, comuniones y miradas al espejo para asomarse a tu propio conocimiento. Para asomarse a la muerte o al abismo.

“20.000 especies de abejas”, ha sido la incontestable ganadora de un festival, el de Málaga de 2023, que ha estado inundado de gran cine, español e iberoamericano. En el palmarés, otorgado por un Jurado presidido nada menos que por Manuel Gutiérrez Aragón, también han obtenido justo reconocimiento, obras como “Las hijas”, de Katia G. Zúñiga, “Bajo terapia”, de Gerardo Herrero, “El castigo”, de Matías Bize, “Els encantats”, de Elena Trapé, e intérpretes de enorme presencia, como María Vázquez, Alberto Amann, Jorge Morrale y Patricia López Arnaiz, ésta última aportando un trabajo fascinante como madre de Aitor-Lucía en la película ganadora. No ha encontrado, incomprensiblemente (a juicio de este cronista), galardón alguno la maravillosa y estupenda película de Félix Viscarret, “Una vida no tan simple”. Pero así es la vida, valga el acuse de palabra. No hay palmarés indiscutible, y siempre nos quedará París. O Ramón Tamames, como apuntó con recurrente ironía Fernando Méndez Leite, hablando de desesperanzas.

Ha sido el de Málaga un festival de películas ocupadas por grandes personajes femeninos, de miradas al mundo de la mujer, casi siempre enroladas en los conflictos que ocupan el día a día. Conflictos en el trabajo, en la supervivencia, en la maternidad, en el desencuentro, muchas veces en el desamparo. Y sobre todo, y esto es un dato a tener en cuenta, en casi el ciento por ciento de las películas proyectadas, se ha visto plasmado en diversas vertientes y distintos puntos de vista, el conflicto y encuentro, y desencuentro, de madre a hija, de hija a madre. Una constante argumental en películas diferentes y realizadas en dos continentes.

Por último, apuntar que en la sección “5 minutos de cine” del festival, se proyectó un adelanto de la película “Osario Norte, los últimos días de San Valentín”, un documental del que nos ocupamos y nos ocuparemos, y que se ocupa a su vez del caso del actor Jorge Rigaud, protagonista inolvidable de “El día de los enamorados” y “Vuelve San Valentín”, en donde daba vida al patrón de los enamoramientos, muerto y enterrado en circunstancias un tanto extrañas en el cementerio de Leganés. La película, que verá la luz en los próximos meses, está dirigida por José Manuel Serrano Cueto, producida con enorme pasión por Jorge Rivera, y cuenta con la presencia del descomunal actor Pedro Casablanc, inmerso y comprometido con un proyecto que deseamos poder contemplar pronto en todo su esplendor y metraje definitivos.