viernes, 19 de abril de 2024
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Revista Adiós

Ginés García Agüera


Periodista especializado en cine. Colaborador de "Adiós Cultural" desde el número 1.

CINE | Encarna Paso, la extinción de una estirpe

13 de noviembre de 2019

Encarna Paso, la extinción de una estirpe

Es como ver desaparecer, poco a poco, a toda una estirpe. Y ver, su muerte, como inundada por la discreción. Como corresponde a las grandes. La actriz, la inmensamente grande actriz, Encarna Paso, fallecía el pasado 18 de agosto, a los 88 años de edad. Ella era una de esas genuinas señoras y dueñas de las tablas de los teatros de toda España. De esas intérpretes que llenaban los escenarios con genio, dejándonos que disfrutáramos con su voz y su presencia imponentes. Van quedando pocas. Tirando un poco al aire de la memoria, se me ocurren nombres y gestos de mujeres como Concha Velasco, Julia Gutiérrez Caba, Nuria Espert, Luisa Gabasa, Margarita Lozano, Julieta Serrano, Lola Herrera, Pilar Bardem, Mª Luisa Merlo, Gemma Cuervo, María Galiana, otras tantas que probablemente olvido imperdonablemente, que siguen vivas, muchas de ellas trabajando, dejando piel y talento en cada representación, acercándose también al cine, a la televisión, al contacto con un público que siempre se sentirá agradecido por su entrega. Ellas son actrices de raza, de las que han conocido sinsabores y leguas pateadas en caminos polvorientos, llevando la cultura, el teatro, a cada rincón de nuestras almas.
 
Encarna Paso nos dejó, casi en silencio, como uno de esos mutis luminosos que practicaba en las tablas. Y leo que se la recuerda sobre todo, por haber sido la protagonista de “Volver a empezar”, aquella cinta que consiguió el primer Oscar del cine español, dirigida por José Luis Garci, y en la que la Paso compartió cartel con Antonio Ferrandis. Ella fue mucho más que aquella película. Su presencia, el sonido de una voz impecable, de dicción perfecta, su clase, oficio, su inmenso talento, ha amueblado decenas y decenas de representaciones teatrales, centenas de apariciones en series de televisión y quizás no muchos, pero inolvidables trabajos para el cine. Uno de ellos, esa abuela implacable, dueña de tienda de ultramarinos en plena posguerra civil española, matriarca temida por todos en la película “Demonios en el jardín”, de Manuel Gutiérrez Aragón, su mejor trabajo en las pantallas.
 
Con su muerte, como decía al principio, parece como que se va extinguiendo toda una estirpe de grandes damas de la escena. Yo conocí personalmente a Encarna Paso, en la organización de una representación de “La muerte de un viajante”, hace ahora muchos años. El nombre de la actriz, aparecía en los carteles en un tamaño mucho más reducido que el de su compañero en la obra, José Luis López Vázquez. La intérprete se negó a actuar hasta que no se hicieran unos pasquines de justicia, en los que el nombre de la pareja protagonista figurara con idénticos caracteres. Así fue. Y luego, horas más tarde, en la representación de la obra de Arthur Miller, esa actriz de talento portentoso, deslumbró al público, volvió a hacerse dueña y señora de las tablas de un teatro, y una vez más, y obró el milagro de su oficio. Ahora nos ha dejado. Siempre recordaremos su genio.

Fotografía de la película "Volver a empezar".