Autores: Kazumi Yumoto y Komato Sakai
Editorial: Corimbó Editorial. 2008
Al fallecer su pequeño amigo, un pajarito blanco con el que compartía juegos, palabras...vida, el Oso lo guarda en una caja y se decide a buscarle un lugar de descanso. Para transitar su duelo busca el apoyo de otros amigos que le invitan a pasar página, a olvidar y seguir adelante. Pero él no quiere olvidar, sino recordar todo lo que vivieron juntos.
Un relato delicado en palabras e ilustraciones, con un inicio triste sin tapujos que sutilmente va iluminándose hasta que, en un amanecer -símbolo claro del cambio que se produce en el Oso y de la vida que renace incluso después del día más triste- el protagonista se topa con un nuevo amigo, el Gato Salvaje del título, que con su música y su vitalidad le muestra cómo se puede seguir viviendo, disfrutando y recordando al amigo que ya no está. Que esas emociones no son incompatibles.
A través de un texto emotivo, de gran naturalidad y ternura, al que acompañan unas delicadas ilustraciones en blanco y negro contenidas y evocadoras, esta conmovedora historia nos pone cara a cara con la pérdida de un ser querido y las emociones que esto despierta. Nos ofrece, desde la aceptación y la sensibilidad de la visión oriental de la muerte, una clara enseñanza de vida.
Y es precisamente con esa ventana abierta a la aceptación desde el recuerdo y la celebración de la vida con lo que los autores cierran la historia, dejando al lector la elección de cómo seguirá la vida de los personajes.
Un relato lleno de emociones, donde se demuestra que la empatía es una herramienta mucho más valiosa y eficaz que la negación o el rechazo, que el dolor de la muerte no se supera con el olvido, antes bien, se sobrelleva manteniendo cálido el amor y el recuerdo.
Escrito por Javier Fonseca