sábado, 14 de diciembre de 2024
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Revista Adiós

Noches Azules

18 de octubre de 2018

Reflexiones en el crepúsculo

Noches Azules

“La vida cambia rápido. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar y la vida que conoces se acaba”. Son palabras de la escritora estadounidense Joan Didion (Sacramento, California, 1934). Las escribió en su libro “El año del pensamiento mágico” (2006), meses después de la muerte repentina de su marido, el también escritor John G. Dunne. Su esposo sufrió un infarto cuando estaban a punto de sentarse a cenar la noche del 30 diciembre de 2003.

La pareja acababa de regresar del hospital donde habían visitado a su hija adoptiva, Quintana Roo, que se encontraba en coma, y que fallecería pocos meses después que su padre. Cuando aún se resistía a tirar los zapatos de su marido porque, aferrada al pensamiento mágico, sentía que “podía necesitarlos cuando volviera”, Joan Didion tuvo que volver a enfrentarse a la muerte, esta vez la de su única hija, a los 39 años de edad.
Estupor, tristeza, cólera, pensamiento mágico… La escritora tardó mucho más tiempo (cinco años) en llevar el duelo por su hija adoptiva a la literatura. Y el resultado es “Noches azules”.

En este libro revive la vida de Quintana Roo y comparte el estupor, la cólera y su propia fragilidad. Didion confiesa el temor a su propia muerte; su conmoción al contemplar su pérdida de vigor y la soledad a la que se enfrenta tras la desaparición de una vida que era plena meses atrás y que se había esfumado sin aviso previo. Convive con la fragilidad y el miedo y sabe que “uno no teme por lo que ha perdido. Uno teme por lo que todavía no ha perdido”.

Al comienzo del libro la autora explica el título. Habla de los días próximos al solsticio de verano “en que los crepúsculos se vuelven largos y azules” y parece que el día no va a acabar nunca. Pero los días terminan y llega la muerte de la luz. La muerte. Y, al fin y al cabo, como dice la escritora, “cuando hablamos de mortalidad estamos hablando de nuestros hijos: ¿Puede haber para un mortal un dolor mayor que ver a sus hijos muertos?”. Añade que cuando comenzó a escribir el libro sorprendió a su mente volviéndose cada vez más “hacia la enfermedad, hacia la muerte de las promesas, el acortamiento de los días, lo inevitable del apagamiento, la muerte de la luz. Las noches azules son lo contrario de la muerte de la luz, pero al mismo tiempo son su premonición”.

Con un estilo lúcido y sereno, la autora rememora la relación que mantuvo con su hija Quintana desde el momento en que su marido y ella la adoptaran siendo un bebé, hasta su fallecimiento con 39 años. Habla de los recuerdos, “lo que ya no está, las cosas que ya no quieres recordar”.

También reflexiona sobre la maternidad y la mortalidad: “Me di cuenta de que ya no me daba miedo morirme, me daba miedo sufrir una lesión en el cerebro y seguir viva”.

En una entrevista concedida a “El País”, Joan Didion explica el proceso: “Cuando comencé a escribir estaspáginas, yo creía que iba a tratar de los hijos, de los que tenemos y de los que desearíamos tener (…) Pero a medida que las páginas avanzaban se me ocurrió que su tema real no era para nada los hijos: su tema real era esta negativa a abordar dicha consideración, la negativa a afrontar las certidumbres del envejecimiento, la enfermedad y la muerte”, aunque para Didion ambas cosas están relacionadas porque “cuando hablamos de mortalidad, estamos hablando de nuestros hijos”, del deseo de protección y de la necesidad de asumir que no se les puede proteger siempre.

Joan Didion nació en Sacramento (California, EEUU) hace 83 años. Su padre trabajaba para la Fuerza Aérea estadounidense, por lo que durante los años de la Segunda Guerra Mundial se trasladó a diferentes ciudades, lo que generó un sentimiento de desarraigo que la acompañó siempre. Estudió Literatura Inglesa y trabajó para la revista “Vogue”, donde llegó a ser editora, y posteriormente escribió para publicaciones como “Life”, “Esquire”, “The New York Times” y “The New Yorker”. En 1964 se casó con el escritor y guionista John Dunne, con quien guionizó cinco películas. Donde destacó Didion fue en sus artículos y crónicas sobre la sociedad estadounidense. Su estilo certero y analítico, su espíritu crítico y la utilización de la primera
persona en sus narraciones la convirtieron en una de las pioneras del llamado Nuevo Periodismo, aunque su nombre no sea tan conocido fuera de EEUU como el de Tom Wolfe o Truman Capote.
En una de sus crónicas, Didion llega casi a definirse y describir la percepción (errónea) que tenían de ella: “Mi única ventaja como reportera es que soy físicamente tan pequeña, de temperamento tan discreto y tan neuróticamente inarticulada, que la gente tiende a olvidar que mi presencia va en contra de sus intereses”.
La lectura de los 35 capítulos de “Noches azules” no nos ofrece una cura para el dolor, la soledad, el miedo… Nada de eso encontrarán en este libro. Didion disecciona sin artificios y solo armada de su estilo literario y sus preguntas, las de muchos de nosotros seguramente, lo que le sucede cuando la muerte le golpea por segunda vez y la deja sola frente a la pérdida, frente a la vejez, la enfermedad, la muerte…
Tardó cinco años en ponerse a escribir sobre la pérdida de su hija. Nos ofrece la cruda realidad vestida únicamente con las impresionantes herramientas literarias de Joan Didion, con aspiración estética, con honestidad, con rigor periodístico y como literata. No es un desahogo
literario. Es literatura. ®
Escrito por: Pilar Estopiñan