lunes, 07 de octubre de 2024
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Revista Adiós

Asesino

29 de agosto de 2018

Por JAVIER DEL HOYO

Asesino

Traemos  hoy a nuestro diccionario algunas palabras cuyo concepto no debiera existir en ninguna  lengua, pero que por desgracia es bien patente en casi todas. Sí, ‘asesinar’, ‘asesinato’, ‘asesino’ son casi tan viejos como el propio hombre, desde que ya en los albores de la Humanidad–según nos cuenta la Biblia- Caín matara a su hermano Abel.

Con todo, los especialistas nos dirían que aquello no fue propiamente un asesinato, sino un homicidio, porque ‘asesinato’ tiene –al menos en su origen- un marcado matiz político.

El término tiene su aquél, y por ello nos ha parecido interesante traerlo a colación. Según nos cuenta la tradición, que Isaac Asimov ha descrito estupendamente en Las palabras y la historia, hacia el año 1090 surgió una secta extremista dentro del Islam, cuyo fundador, Hasan Ibn Al-Sabbah, se estableció en una inexpugnable zona montañosa a 150 km al noroeste de Teherán, actual capital de Irán. A él se le llamó el Viejo de la Montaña.
Hasan se rodeó de un grupo de fanáticos dispuestos a entregar su vida, si fuese necesario, con tal de obedecerle ciegamente en sus órdenes. Hasan y sus sucesores hicieron uso de sus discípulos de una forma efectiva.

Eran los encargados de asesinar a los dirigentes de la oposición. De este modo, sultanes y generales fueron eliminados paulatinamente por oponerse al Viejo de la Montaña. Fueron momentos marcados por el terror, ya que pocos se atrevieron a desafiar al Viejo. La secta no llegó a su fin hasta la llegada de los mongoles, que destruyeron sus fortalezas. A partir de 1273 lo que quedaba de la secta se convirtió en una rama menor del Islam, dirigida por el Aga Khan.
 
Una de las formas en que el Viejo de la Montaña se ganaba la voluntad de sus huestes era permitiéndoles fumar hachís. Ello les producía alucinaciones que les hacía creer que se trataba de un preludio del Paraíso. Los seguidores del Viejo fueron llamados ‘hassasin’ (fumadores de hachís), cuya pronunciación assassins pasó a las lenguas occidentales. De este modo cualquier homicidio llevado a cabo por razones políticas fue llamado ‘asesinato’ y ‘asesino’ quien lo ejecuta. Parece que fueron los cruzados quienes introdujeron el término al regresar a Europa.
 
En castellano, la primera documentación está en las  Partidas (assesino) , a finales del siglo XIII.
 
La forma definitiva, sin embargo, no quedó fijada hasta el siglo XVIII. Todavía en 1535 Juan de Valdés escribe que assassinar es una de las palabras italianas de que se quisiera aprovechar  el castellano.

Javier del Hoyo