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Revista Adiós

Sarcófago

03 de mayo de 2018

El origen etimológico de la palabra sería literalmente “que devora la carne”.

Sarcófago

La palabra ‘sarcófago’ procede del latín sarcophagum, que a su vez proviene de dos palabras griegas: sarx, sarkós (carne), y phágos (que come).
El origen etimológico de la palabra sería literalmente “que devora la carne”. Y no anduvieron muy descaminados los griegos al bautizar de esta forma al receptáculo de piedra en que depositaban los cadáveres, porque al abrirlos al cabo de un tiempo podían comprobar que sólo quedaban los huesos, es decir alguien había devorado la carne.

Los primeros sarcófagos aparecieron en Egipto hacia el III milenio a.C. y eran una especie de arcones de madera decorados con pinturas, esculturas y jeroglíficos, aunque también los hubo antropomorfos con la figura del difunto representada en la tapa. Desde Egipto se difundieron por todo el Oriente Medio.

En Grecia uno de los primeros sarcófagos conservados es del siglo VI a.C. Realizado en terracota pintada y forma trapezoidal, fue hallado en Clazomene. Pero hasta el siglo IV a.C. no comenzará en Grecia la costumbre de los sarcófagos de piedra, que fue adaptada ya en el siglo III a.C. por los romanos, como puede verse en el Museo Vaticano en el sarcófago de Cornelio Escipión Barbado.

En el siglo III d.C. surgió un nuevo tipo de sarcófago, el llamado lenós (o de bañera), del que se conservan numerosos ejemplares en los museos.

En cuanto a la decoración, los más sencillos fueron los estrigilados, es decir decorados con la strigilis o instrumento curvilíneo que utilizaban gladiadores y atletas para quitarse el sudor y la arena.
Con el tiempo comenzaron a esculpirse en sus laterales escenas alusivas a mitos de todo tipo, y especialmente aquellos que tuviesen alguna relación con la muerte y sobre todo con la resurrección.
De este modo encontramos hoy día muchos sarcófagos con el mito de Alcestis, rescatada de la muerte por Hércules; de Hipólito, devuelto a la vida por Esculapio, dios de la medicina; de Adonis quien, tras morir por la herida de un jabalí, logra ser resucitado cada primavera...

A comienzos del siglo III surgieron los primeros sarcófagos paleocristianos, con las figuras del Buen Pastor, la Orante, etc. y hacia finales de ese mismo siglo comienzan a esculpirse escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.

Los sarcófagos románicos son escasos.

Reaparecieron en esculturas monumentales de época gótica y continuaron en el Renacimiento, donde algunos escultores realizaron auténticas obras de arte.

Texto: Javier del Hoyo
 
Sarcófago de los reyes Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, padres de Isabel La Católica, y realizado por Gil de Siloé (siglo XV). Está en la Cartuja de Miraflores (Burgos).