viernes, 19 de abril de 2024
Enalta
Revista Adiós

Funeral

01 de enero de 1970

La forma y fastuosidad de los funerales ha distinguido en todas las culturas a las personas.

Funeral

Con el término 'funeral' entendemos en español "el oficio religioso solemne que se celebra por un difunto" y, usado como adjetivo, "lo perteneciente al entierro y a la ceremonia que lo acompaña". Deriva del latín funus, palabra que en el propio latín proviene de las funales candelae, es decir las candelas provistas de una cuerda como mecha, que eran las que se utilizaban para los velatorios y entierros, ya que éstos se hacían a la luz de los cirios.
De esta forma, y por muy inverosímil que parezca, funeral queda emparentado etimoló- gicamente con palabras como 'funámbulo' (el que camina por una cuerda) o 'funicular' (tren aéreo movido por cables).
La misma raíz ha proporcionado al español numerosas palabras como fúnebre, funeraria, funéreo, etc. y expresiones como "a la funerala", que es la "forma de llevar las armas en señal de duelo, con las puntas hacia abajo". Y algunas más como 'funesto', que en un principio fue sinónimo de fúnebre, pero que en el propio latín -por su relación con la muerte- se cargó semánticamente de connotaciones negativas pasando a significar siniestro, de mal agüero.
La forma y fastuosidad de los funerales ha distinguido en todas las culturas a las personas. Desde Roma, donde había un funus indictivum, que era el funeral al que llamaba un pregonero para que asistiese el mayor número de personas, y solía ser propio de ricos o famosos, hasta el funus plebeium o tacitum, propio de gentes pobres, sin apenas ceremonial ni ruido (de donde su nombre), que era pagado por asociaciones (collegia) dedicadas a ello.
Todavía hasta hace relativamente poco se hablaba en España de funerales de primera, de segunda y tercera.
En Grecia y Roma personajes importantes (los héroes homéricos, por ejemplo), los emperadores, etc. eran honrados a su muerte con Juegos fúnebres, que formaban parte de todo el ritual funerario que se tributaba al difunto. De esta costumbre nacieron los juegos de gladiadores, primero en el foro de Roma (datan del 240 a.C.) y dos siglos más tarde en edificios especiales creados específicamente para ello llamado anfiteatros. Pero de ello hablaremos en otro momento. 

Autor: Javier del Hoyo