La pérdida de un ser querido y las diferentes maneras en las que se afronta el duelo son el argumento principal de los seis cortometrajes que han optado al premio especial Funespaña en la IX edición del festival internacional Visualízame, que organiza Fundación Inquietarte. Esta última edición se celebró la última semana de septiembre en el Palacio Quintanar de Segovia, con el apoyo y la contribución del Centro Asociado de la UNED en esta misma capital castellana. Cortometrajes de ficción y animación cuyas historias, abordadas de un modo realista en unos casos, surrealista en otros e incluso apoyados en cuentos de tradición oral, muestran varios procesos de duelo con algo en común: rendir homenaje a nuestros seres queridos para aceptar su inexorable ausencia.
“Motivos personales”, de Brian Hermida (España-Argentina, 2018), ha sido el cortometraje que ha ganado el VI premio especial Funespaña. En clave onírica, el director muestra el proceso de duelo de un joven que no consigue superar el fallecimiento de sus abuelos. El protagonista recupera la presencia de ambos en una fantasía en la que él y su hermana planean la fuga de la pareja del cielo donde los imaginan. La negativa ante sus muertes es tan difícil de superar que será la propia abuela recreada quien explique a su nieto la necesidad de continuar su camino y de pasar página.
El autoengaño ante una pérdida también es el argumento base de “El árbol de las almas perdidas”, de la realizadora española, Laura Zamora. Una animación Stop Motion en la línea de Tim Burton; un homenaje al director estadounidense, tanto en los diseños de los personajes como en la trama, y guiños a algunas de sus películas: “Alicia en el país de las maravillas”, “Eduardo Manostijeras” o “La novia cadáver”, y a los cuentos de tradición oral. Un sueño, la guía de un cuervo y el encuentro de una niña con su fallecido padre para que este le haga entender que su ausencia será permanente.
En otra producción española, “De corazón”, de Blanca Rey, el proceso de duelo se muestra a caballo entre la leyenda y las experiencias paranormales entre la vida y la muerte. La protagonista es una adolescente a la que acaban de realizar un trasplante de corazón. Será este órgano el que la ponga en contacto con el espíritu del niño donante, cuya habitación en el hospital ocupó la adolescente en su muerte y en la que encontró un oso de peluche. Ayudar al espíritu a encontrar la paz devolviéndole el peluche es el modo en el que la chica termina de aceptar y agradecer una segunda oportunidad para vivir.
Las coproducciones “Umburied”, de Sally Fenaux Barleycorn, y “Guaxuma”, de Nara Normande son homenajes, el primero, a los miles de inmigrantes que han perdido la vida tratando de cruzar el Mediterráneo en busca de un lugar donde encontrar una tierra en la que poder vivir dejando atrás la pobreza, la explotación o el horror de la guerra; un rito para recuperar la memoria de cada una de esas personas dejadas atrás como cadáveres anónimos por quienes lo consiguieron. El segundo, “Guaxuma”, es una historia de amistad y de amor entre dos niñas basada en una vivencia personal de la realizadora y también guionista, que emplea la técnica Stop Motion apoyada en distintos materiales: arena, arcilla y papel con papiroflexia, alternándola con 2D para rendir un homenaje a la amistad que marcó su infancia y adolescencia.
La crítica social ruda y mordaz contra el poder del dinero y la Iglesia es el subtexto de “Martuca”, de Ricardo Valenzuela Pinilla, quien utiliza la historia de la última voluntad de una finada y la desesperación de su hija Martuca por poder llevarla a cabo, con el fin de realizar un retrato descarnado de los abusos de los que son víctimas la poblaciones más vulnerables a manos de quienes ostentan el poder, ya sea quien posee algo de lo que se carece y se necesita, ya sea quien, en el nombre de dios, precisa cobro por sus rezos.