Quizás hemos ido alguna vez a pedir un crédito a un banco o nos hemos encontrado con unos familiares con los que desde hacía tiempo no teníamos relación; es posible que la experiencia no haya sido agradable y decimos que nos han “despedido con cajas destempladas”, pero ¿qué significa realmente y de dónde viene la expresión?.
La frase tiene su origen en el mundo militar.
En las bandas militares. “cajas” de resonancia son llamados los tambores, y tenían que estar siempre “templadas”,es decir, con los parches tensos, para ser tocadas en las distintas ceremonias oficiales; siempre, salvo en aquellos actos que han de simbolizar tristeza, como la imposición de los castigos o las ceremonias fúnebres, en que la piel de la caja se destensaba o destemplaba, produciéndose un sonido lúgubre, como de lamento intenso.
Parte de esta antigua tradición pervive aún hoy día cuando en algunas procesiones de Semana Santa, como evocación de dolor por la muerte de Cristo, se destemplan los tambores. Al son de cajas destempladas eran llevados los reos al patíbulo. Rodríguez Marín, en una de sus notas a “La ilustre fregona”, de Miguel de Cervantes, cita el libro “Sucesos de Sevilla de 1592 a 1604”, cuyo autor es Francisco de Ariño: “En miércoles 1 de octubre de 1597 fue preso en Santiponce Gonzalo Sanabria […] Y en jueves 9 de octubre lo sacaron a pie, con un rótulo en las espaldas que decía ‘por el bando’ (por bandido), y con dos tambores destemplados y una escuadra de soldados, y lo ahorcaron”. Así también se despedía a los soldados fallecidos en combate o en una acción heroica, en que la música iba acompañando desde donde se oficiaba la ceremonia religiosa hasta el lugar donde se enterraba al caído.
Y es que el mundo funerario, con un lenguaje propio y muy amplio, ha prestado durante siglos vocabulario y fraseología al lenguaje cotidiano.
Autor: Javier del Hoyo