martes, 23 de abril de 2024
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Revista Adiós

La cripta del Salvador de Sevilla y un dolmen del neolítico en Jaraíz de la Vera, nuevos atractivos turísticos

Publicado: jueves, 06 de septiembre de 2012



La visita organizada a la Colegial del Salvador de Sevilla incluirá por primera vez la visita turística a la cripta. Tres empresas de gestión cultural se encargarán de enseñar y explicar la totalidad del templo de manera novedosa y didáctica. La entrada costará 12 euros y dará acceso a lugares hasta ahora inaccesibles.
"Se trata de una visita que podríamos denominar como didáctica", explicó a Diario de Sevilla, Francisco Ortiz, rector de la colegial y presidente del Cabildo Catedral, que es el organismo que gestiona directamente el inmueble. Las personas que quiera acudir podrán hacerlo aunque vayan solas, sin necesidad de formar un grupo previo que, como máximo, será de 20 personas para facilitar la labor de los guías y por las angosturas de la mayoría de los lugares que se visitarán.
La cripta es uno de los grandes atractivos del Salvador, completamente desenterrada tras la restauración del templo y que encierra importantes vestigios arqueológicos que dan buena cuenta de la historia de la Sevilla hispano-romana-visigoda, según informa también Diario de Sevilla. En la restauración, los operarios encontraron 2.700 cuerpos que yacían bajo la iglesia.
 
El dolmen de La Vera y su ajuar funerario
 
Por su parte, la comarca cacereña de La Vera incorporará en breve a su circuito turístico la posibilidad de visitar un dolmen del neolítico que se ha terminado de excavar recientemente, durante las obras de construcción de la nueva estación depuradora de aguas residuales de Jaraíz de la Vera.
La Consejería de Educación y Cultura y el Ayuntamiento de Jaraíz firmarán un protocolo de colaboración para mantenerlo abierto a las visitas, según ha informado hoy el Gobierno regional en una nota.
El dolmen de Jaraíz se construyó, a falta de la datación más precisa que ofrecerá el Carbono 14, entre el IV milenio antes de Cristo y la mitad del III milenio a.C. Este megalito se encuentra en una zona, conocida como El Canchal, en la que Antonio González Cordero y Salvador Rovira constataron ya la existencia de una treintena de dólmenes, la gran mayoría de ellos expoliados.
El dolmen, conocido como de Lámoina 1, quedará a la vista dado el excelente estado de conservación en el que ha aparecido, ya que, en virtud de los ajuares encontrados, ha debido permanecer intacto desde que se selló, durante la Edad del Cobre, hasta el momento de su excavación. Los trabajos arqueológicos han permitido documentar un dolmen de cámara circular con corredor largo precedido por un atrio, cubierto todo por un túmulo, que se conserva en su integridad, construido con piedras y tierra del entorno. Además, han aparecido decoraciones grabadas (trazos ondulados, cazoletas y ramiformes) en parte de las losas de grandes dimensiones u ortostatos que conforman la cámara y el corredor, ortostatos de los que se conservan también los apoyos originales que sirvieron para sustentarlos.
Por otra parte, la intervención ha propiciado la recuperación de un "excepcional" ajuar funerario compuesto principalmente por puntas de flecha, más de 150 unidades; láminas; hachas pulimentadas; objetos de adorno personal, como cuentas de collar de diversos materiales y colores; o recipientes cerámicos. Todos estos objetos fueron hechos específicamente para este ajuar funerario ya que no presentan huellas de uso y están muy bien conservados.