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Revista Adiós

La montaña sagrada de los antiguos grancanarios emerge 500 años después

Publicado: jueves, 20 de junio de 2019

La montaña sagrada de los antiguos grancanarios emerge 500 años después

La montaña sagrada de Umiaya, el lugar al que según las crónicas peregrinaban los antiguos pobladores de Gran Canaria, está en los riscos de Amurga, el macizo casi inexpugnable que separa los barrancos de Tirajana y Fataga.
El equipo arqueológico responsable del estudio de los diferentes yacimientos que circundan el enclave de La Fortaleza, en la caldera de Tirajana, cree haber resuelto uno de los misterios que más polémicas ha suscitado entre los estudiosos del pasado prehispánico de Gran Canaria: la localización del sitio sagrado de Umiaya.
El director de la empresa de arqueología Tibicena, Marco Antonio Moreno, ha recordado este martes que a Umiaya se le han adjudicado en el pasado hasta tres ubicaciones diferentes, pero siempre con el mismo problema: al explorar cada lugar candidato (como Risco Blanco o El Campanario), no se encontraban pruebas arqueológicas que relacionasen ese enclave con un uso ritual previo a la Conquista. Y se trata de un problema común con otros dos riscos sagrados citados en las crónicas históricas en el caso de Gran Canaria, Tirma y Amagro, donde los restos hallados muestran un uso doméstico, pero no acreditan que esos lugares tuvieran un papel ceremonial.
Los últimos trabajos realizados en el entorno de la caldera de Tirajana, uno de los enclaves más prometedores para estudiar el pasado prehispánico de la isla, con casi medio centenar de yacimientos datados desde el siglo V hasta el XVI, llevan al equipo de Tibicena a defender que Umiaya existió y que estaba en Amurga.
En una rueda de prensa celebrada en el Museo Canario, que colabora con las investigaciones, Moreno ha explicado que en el trabajo de investigación de archivos históricos complementario a la arqueología de campo han descubierto un plano de 1792 levantado con motivo de un litigio sobre el uso de las aguas de la zona con toponimia antigua que sugieren que Umiaya está en Amurga. Y lo más importante de todo, ha subrayado este arqueólogo, al explorar sobre el terreno ese enclave, han encontrado un viejo camino acondicionado para acceder a los riscos, restos de una antigua muralla, grabados rupestres, cazoletas (agujeros en el suelo de roca con posible uso ceremonial) y ocho pequeñas plataformas que no son naturales, sino fruto de un trabajo para explanar el terreno.
Solo falta conocer qué dice el Carbono 14 sobre la antigüedad de los restos orgánicos allí recuperados, pero el equipo de Tibicena cree que puede defender de forma "fehaciente" que allí estaba Umiaya. Y, además, sostiene que ese lugar de fortificación natural por su orografía muestra muchos signos de haber sido un antecedente de lo que después sería, con mayor planificación, el sitio hoy conocido como La Fortaleza, al otro lado de la caldera de Tirajana.
Ese plano y otra documentación de la época señalan en Amurga lugares identificados como "Insite" o "Ansitio". A juicio de este equipo de arqueólogos, se trata de un dato más para revisar la localización de Ansite, el risco donde los últimos indígenas que se resistían a la Conquista se rindieron el 26 de abril de 1483.
Según Moreno, parece más coherente pensar que Ansite no estaba en La Fortaleza de Santa Lucía, sino en el macizo de Amurga, donde la última resistencia a las tropas castellanas se habría acantonado buscando un doble refugio: la protección natural de sus riscos casi inexpugnables y la sobrenatural de los dioses de Umiaya. EFE
 
Fotografía:
El consejero de Turismo y Cultura y Deportes del Gobierno canario, Isaac Castellano (2i); el alcalde de Santa Lucía, Santiago Rodríguez (d); la conservadora del Museo Canario, Teresa Delgado (2d), el director del Patrimonio del Gobierno canario, Miguel Angel Clavijo (i) y el director de Tibicena, Marco Antonio Moreno (3d), presentaron este martes en rueda de prensa los resultados de las investigaciones arqueológicas realizadas en la Caldera de Tirajana, con yacimientos prehispánicos que se remontan al siglo V , y la reconstrucción del busto de una de sus habitantes a partir de un cráneo encontrado en ese recinto. Fotografía publicada en la web de la agencia EFE/Elvira Urquijo A