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Revista Adiós

Científicos de la UNED analizan los restos de pigmentos hallados en el Dolmen onubense de Soto

Publicado: viernes, 19 de abril de 2019

Científicos de la UNED analizan los restos de pigmentos hallados en el Dolmen onubense de Soto

El equipo trabaja junto a la catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá, Primitiva Bueno, para demostrar que los grandes monumentos megalíticos anteriores a la época de las Pirámides de Egipto ya presentaban una decoración pictórica muy elaborada
“Hace mucho tiempo”, nos cuenta la catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de (UAH) Primitiva Bueno, “que trabajamos para demostrar y documentar que los monumentos megalíticos europeos tenían una decoración funeraria elaborada en épocas anteriores a las Pirámides de Egipto y, para conseguirlo, necesitábamos a los mejores de nuestro país, que no son otros que el equipo de espectroscopía Raman de la UNED, dirigido por el catedrático Antonio Hernanz Gismero”. Así de rotunda se muestra Bueno en nuestra entrevista, concedida al alimón junto a Hernanz y Rodrigo de Balbín Behrmann, catedrático emérito de la UAH, para contarnos los últimos avances de una investigación que ha dado sus frutos fuera de la Península Ibérica y que comienza a hacer lo propio en ella. “Desde 2009”, explica Bueno, “hemos realizado diversos trabajos tanto en España como en otros lugares de Europa (Portugal, Francia) para defender esta teoría. De hecho, hemos sido los primeros en demostrar que los dólmenes de Bretaña tienen pintura, para lo cual hemos contado también con el equipo de Antonio Hernanz”.
Y es que el trabajo del catedrático de la UNED es, por su especialización, nivel de dificultad y necesidad de tecnología específica, rara avis en el mundo de la investigación. “Disponemos un microscopio Raman de altas especificaciones y que combina esta técnica con la de microscopía infrarroja. Contamos además con un equipo portátil con el que hemos podido trabajar in situ, por primera vez en España, en el Dolmen de Soto”. Para los profanos en la materia, la espectroscopía Raman permite observar la radiación que dispersa la materia cuando se excita con un rayo láser e identificar los materiales que la componen, ya que estos corresponden a transiciones entre estados de vibración característicos de su composición. Esto significa que, si en una roca hay restos de pigmento de cualquier época histórica, aunque estos sean microscópicos, podrían identificarse por esta técnica. Y así ha sucedido en el Dolmen de Soto, un monumento megalítico funerario del IV milenio antes de Cristo ubicado en la localidad onubense de Trigueros en que se ha trabajado recientemente con los correspondientes permisos de la Junta de Andalucía, quien ha editado el volumen que ahora se presenta con los resultados de los mismos.
Además de la técnica, el conocimiento y la experiencia, en este caso fue también decisiva la suerte: “en nuestra primera incursión con equipo portátil”, recuerda Hernanz, “íbamos con mucha precaución porque no sabíamos lo que podíamos encontrar y porque ya habíamos experimentado fracasos anteriores. Llevamos un equipo con cable de fibra óptica conectado a cámara que actúa como microscopio. El trabajo consiste en enfocar sobre un punto muy concreto en el que se crea que hay restos de pintura, pero en realidad es casi como trabajar a ciegas. Tuvimos mucha suerte porque en las primeras incursiones enseguida localizamos restos rojizos que proporcionaban señales Raman de hematites y sabíamos que ese mineral no formaba parte de la composición de la roca, lo cual confirma que el hematites se ha puesto ahí de forma intencionada en forma de pigmento rojo”.
 
 
Este primer trabajo de microscopía Raman in situ en España seguía a otros realizados en Europa. “Primero estuvimos en Francia, en Barnenez”, explica la catedrática, “también con el equipo de la UNED. Si no hubiésemos trabajado con Antonio Hernanz no tendríamos ninguno de los datos que tenemos ahora”. Sí había, sin embargo, experiencia previa en Arte Paleolítico, especialidad de Rodrigo de Balbín que hizo que se pusiera en contacto con el catedrático de Prehistoria de la UNED, Mario Menéndez y, a través de él, con Antonio Hernanz. “He trabajado siempre con técnicas de espectroscopía de vibración en investigación básica”, aclara Hernanz, “identificando estructuras y evaluando parámetros moleculares, y es la primera vez que hacemos investigación aplicada. Es un trabajo muy laborioso, porque cuando tienes muestras puras la asignación de las señales Raman que observas es relativamente fácil, pero en la Naturaleza está todo mezclado y discriminar las señales no es nada fácil”.
Además, “nos enfrentamos a otro problema, que es la radiación de fluorescencia: cuando excitas una muestra con radiación visible de un láser, como es habitual, se excitan, además de sus estados de vibración, sus estados electrónicos, y la relajación de estos al estado fundamental puede dar lugar a la emisión de una radiación tan intensa que enmascara las señales Raman con las que trabajamos, lo que nos impide observarlas. Para eso recurrimos, en estos casos, a otras técnicas complementarias como la espectroscopía infrarroja o la espectroscopía atómica, y esto es lo que nos distingue de otros grupos que pueden llegar a sacar conclusiones erróneas por no emplear los aparatos apropiados. Por ejemplo, fluorescencia o dispersión de energía de rayos X puedes identificar que hay hierro y eso es indiscutible, pero si de ahí concluyes que si hay hierro y es rojo hay óxido, estás entrando en el campo de la presunción, pues no tiene por qué ser óxido, e incluso porque existe en la Naturaleza una gran familia de minerales completamente diferentes compuestos de óxidos e hidroxióxidos de hierro”.
 
En la fotografía, Hernanz y Ruiz López (UCLM) trabajando con el equipo portátil de microscopía Raman en el Dolmen de Soto. Centro: Vista área del Dolmen de Soto
Este artículo fue publicado originalmente en 
http://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,69883284&_dad=portal&_schema=PORTAL