viernes, 26 de abril de 2024
Enalta
Revista Adiós

Festival de Qingming : flores y censura entre las tumbas de los asesinados en Tiananmen

Publicado: viernes, 05 de abril de 2019

Festival de Qingming : flores y censura entre las tumbas de los asesinados en Tiananmen

Por mucha vigilancia policial que destinen a tenerla controlada, You Weijie no piensa renunciar a la cita anual con la tumba de su marido, muerto ahora hace casi tres décadas en la conocida como masacre de Tiananmen. "Normalmente compro una cesta de flores y la coloco al lado del nicho de mi esposo", cuenta a Efe por teléfono You, actual portavoz de las Madres de Tiananmen, un grupo de 177 familiares de víctimas de aquel episodio histórico.
Todo esto porque China conmemora hoy el "Día de Barrer las Tumbas", un equivalente al occidental "Día de Todos los Santos" en el que los parientes visitan las sepulturas de los suyos y las adecentan, como la señora You y siete familiares más de ciudadanos muertos en aquella fatídica madrugada del 4 de junio de 1989.
Cada año, por estas fechas, la policía china tantea a la viuda sobre si acudirá al cementerio pequinés de Wanan para vigilar sus movimientos y evitar que hable con prensa extranjera, y ella responde con evasivas, con la esperanza de que la dejen tranquila durante ese acto privado y doloroso. De hecho, la entrevista es telefónica porque, en un primer intento de realizarla en persona en el apartamento de You, agentes de paisano frenan en el portal del edificio a los periodistas, que pronto se ven rodeados por media docena de policías.
"La vigilancia aumenta en fechas sensibles. Como este año es el trigésimo aniversario, es muy estricto. Nos tratan como si fuéramos factores de inestabilidad social", se queja la mujer, quien como casi todo el resto de familiares de su agrupación rebasa de manera holgada la sesentena. Cada 4 de junio, por ejemplo, las familias son obligadas a hacer el viaje al cementerio en vehículos policiales. En ese día depositan junto a las tumbas numerosos crisantemos, la flor usada de manera tradicional en ese tipo de actos, pero le añaden una atípica rosa roja: "Porque ellos son distintos de los otros muertos -sostiene-. Son víctimas del 4 de junio. Murieron de manera anómala, a consecuencia de las balas".
La que alcanzó a Yang Minghu, marido de You Weijie, le atravesó la vejiga e hizo añicos la pelvis en las inmediaciones de la Ciudad Prohibida, al norte de la Plaza de Tiananmen, cuando las fuerzas de seguridad salieron del Departamento de Seguridad Pública y dispararon sobre manifestantes y simpatizantes, como Yang. You relata que los disparos despertaron a su esposo a la una de la mañana del 4 de junio y que, preocupado por la suerte de los universitarios que pedían una mayor apertura del régimen y ciertas reformas, se dirigió hacia la plaza con su bicicleta, mientras que ella se quedó en casa con el hijo de ambos, de 4 años. Lo siguiente que supo fue que su marido había sido trasladado en el remolque de un triciclo a un hospital, junto a otros seis heridos, cinco de los cuales fallecieron al llegar a urgencias. "Urgencias estaba llena de sangre y mucha gente lloraba. Esperé allí hasta las diez de la mañana, cuando (Yang Minghu) salió del quirófano -relata la viuda-. Murió dos días después".
You se había quedado sola y con un hijo pequeño a su cargo, y la reconversión industrial de los noventa en China hizo que perdiera su empleo como técnica de tintes en una empresa textil. Desde 1992, cuando las familiares de las víctimas empezaron a pedir cuentas al Ejecutivo, comenzaron a recibir recelo a espuertas por parte del Gobierno, y solidaridad y donaciones del extranjero, y esto último le permitió salir adelante. "Desde los años 90 hasta el presente, la policía ha acosado a los que queremos hablar. No quieren que se sepa lo que pasó", señala.
Entre los chinos consultados, la versión gubernamental de que se trató de protestas violentas teledirigidas desde el exterior a fin de derrocar el régimen ha calado en buena parte de ellos.
Mientras, las Madres de Tiananmen continúan con sus peticiones originales, que consideran de lo más razonable: conocer la verdad, recibir compensación por las pérdidas infligidas a sus familias, y la rendición de cuentas de los responsables de aquella matanza de la que aún hoy se desconoce la cifra. Sin embargo, Pekín (que jamás ha proporcionado explicación o respuesta alguna a los familiares) intenta con ahínco borrar o silenciar todas las pistas de lo que sucedió, y la prensa local nunca hace mención alguna al asunto. "Mis familiares a veces me han dicho que deje de protestar, pero pienso que nuestra protesta tiene sentido -arguye You-. Este asunto no puede caer en el olvido".

Javier Triana. Efe
En la fotografía de Alex Hofford EPA/EFE, Hongkoneses celebran el Festival de Qingming o día de los difuntos, este viernes, en un cementerio de Hong Kong, China. Durante este festival anual los familiares recuerdan a sus seres fallecidos y limpian sus tumbas.