viernes, 29 de marzo de 2024
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Revista Adiós

Alcalá de Henares reinventa el Día de Difuntos

Publicado: jueves, 02 de noviembre de 2017

Alcalá de Henares reinventa el Día de Difuntos

Debe ser (casi con toda seguridad es) el cementerio español que reúne a más niños corriendo y jugando durante estos días. 

Jesús Pozo
Fotografías: Chema Moya

 
Lo decía al filo de las 12 de la mañana del día 1 de noviembre en Onda Madrid la psicóloga y colaboradora de Funespaña, María Jesús Álava: “No morimos cuando se acaba la vida; morimos cada día que no sabemos vivirla. Seamos valientes: vivamos todas las vidas de la vida”.
A las cinco y media de la tarde de ese mismo día, cientos de personas, superando con creces la asistencia de los años anteriores, celebraban y conmemoraban en el Cementerio Jardín de Alcalá de Henares el cuarto “Atardecer de las luces” con ese mismo espíritu: saber vivir la vida propia y la muerte de los demás, de los que se han ido quedado por el camino.
El evento que cada año organiza la empresa mixta que gestiona el cementerio ha reinventado la celebración de la fiesta de los Difuntos. Debe ser (casi con toda seguridad es) el cementerio español que reúne a más niños corriendo y jugando durante estos días. Debe de ser también, casi con toda seguridad, el que más colores enseña a sus visitantes: amarillos de las velas en el lago; brillantes rojos, azules, verdes y morados en las cintas que ataban en el “Árbol de la vida”; y además de toda esa variedad cromática, también el blanco en los cientos de globos que, al final del acto, todos los niños sueltan al cielo con los nombres de los que ya no están con ellos.
Muchas de las personas que acudieron al “Atardecer de las luces” seguramente no habían escuchado las sabias palabras de María Jesús Álava, pero seguro que, en sus sentimientos, cuando escuchaban la música y los mensajes de los familiares en la carpa, brotaban ideas como la que ella también decía en la radio: “La muerte triunfa si tú no vives”. Y eso hacían, vencer a la muerte. Por eso Alcalá de Henares y sus habitantes año tras año, reinventan el Día de Difuntos.




El árbol de la vida
 
Dámaris Maquieira Tena
 
“Son una estrella más en el cielo”. Así empezaba el homenaje a las personas que se fueron de este mundo dejando un sentimiento de vacío en familiares y amigos, pero a la vez un recuerdo que perdura en los corazones de cada uno de ellos.
Este es el cuarto año en el que se celebraba el encuentro “Atardecer de las luces” en el Cementerio Jardín de Alcalá de Henares con ocasión del Día de Todos los Santos. Un paisaje natural, un estanque, música y un árbol han sido los acompañantes de muchas personas que han acudido a esta cita para recordar a sus seres queridos.
Uno de los protagonistas de este evento ha sido el árbol de la vida, en el que los parientes escribían en cintas de colores sus sentimientos; aquello que no pudieron decirles antes de su marcha a sus fallecidos, dando color y vida al recuerdo. Las emociones en el acto se podían ver en cada rostro de los asistentes cuando en la pantalla comenzaron a aparecer imágenes de las personas fallecidas, acompañado de los acordes de un piano y una voz de la mano de Stella Goñi, cantante, y Manu Contreras, compositor y pianista. Es el segundo año que Stella y Manu tocan para la ceremonia. “El acto más emotivo al que vamos. Todos tenemos hijos, padres y gente que se va de nuestras vidas. A través de la música intentamos transmitir a los asistentes que no están solos, tratando de darles sensaciones y sentimientos para homenajear a los fallecidos”, reflexionaba sobre este homenaje, Sella Goñi.
Cada canción que se escuchaba en el acto había sido seleccionada con el fin de olvidar esos sentimientos de dolor, haciéndonos remover a cada uno los momentos e instantes intensos que habíamos vivido con las personas que un día nos dejaron, y así rememorar de nuevo su recuerdo. Es inevitable para el grupo musical no identificarse con las historias de las personas, por ello “Un rincón del alma” es una de las canciones más especiales para los artistas, pues es el rostro de un ser querido.
Los parientes, entre ellos niños y niñas, subían a leer sus cartas donde las lágrimas no dejaban descanso. Como esta niña que le dedicaba estas palabras a su abuelo: “Hay veces que me gustaría ser pequeña para que me tomarás en tus brazos y que no me soltarás más. Solo espero que estés donde estés, nos estés cuidando y protegiendo…”
Laura le dedicaba esto a su padre, su héroe: “Hola papá, te escribo estas líneas pensando en cómo puede cambiar todo en un segundo. Cuando te perdimos y nos afligía un dolor que nos cortaba la respiración. ¿Sabes una cosa…? me siento orgullosa de querer a un superhéroe que después de morir siguió ayudando a los demás. Porque tú eres así. Y sabemos que un pedacito de ti sigue vivo en nosotros.”
Era inevitable, después de escuchar cada carta, que tanto trabajadores del tanatorio y el cementerio, como periodistas y asistentes no implicados directamente en el evento, empatizaran con los familiares y amigos de los fallecidos. “Atardecer de las luces” es un recordatorio a nuestros seres queridos a través de las imágenes, la música, el color, la luz de las velas, la participación de los niños. Es dar un sentido diferente a las celebraciones en torno a los difuntos.
Todos se reunieron después en la gran pradera que da entrada al cementerio para quemar los mensajes escritos a los familiares difuntos y terminar el acto inundando el cielo con decenas de globos de colores inflados de recuerdos que los niños dejaron escapar para que alcanzaran las estrellas.